Capítulo 5. Demarcaciones históricas para una temática de las ideologías

Páginas89-124
CAPÍTULO 5
DEMARCACIONES HISTÓRICAS PARA UNA TEMÁTICA
DE LAS IDEOLOGÍAS
5.1. Orígenes, desarrollo y signif‌i caciones de Ideología
Innegablemente, la Revolución Francesa fue el marco inicial de las grandes ideo-
logías modernas. A f‌i nes del siglo XVIII ganaron consistencia grupos con propuestas
políticas clasif‌i cadas de izquierda y de derecha, que variaban conforme el modo de
enfoque del orden social, la distribución de la riqueza, el éxito y el poder político en
un horizonte a veces igualitario, a veces elitista. Estas ideas han dominado la moderna
f‌i losofía política de tal forma que no se puede negar que vivimos en un mundo de ideo-
logías. Las ideologías están presentes en diferentes horizontes, ya sea como creencias,
fundamentaciones y representaciones del mundo.
En ese contexto Stoppino entiende que tanto en el lenguaje político, “como en
el lenguaje f‌i losóf‌i co, sociológico y científ‌i co, no existe tal vez ninguna otra palabra
que se pueda comparar a ‘ideología’, debido a la frecuencia con la cual se emplea y
sobre todo, a la multiplicidad de signif‌i cados diferentes que se le atribuyen”.221 Ello ha
llevado ciertos autores a confabular una “ideologización” de la propia ideología. Mo-
dernamente, las demarcaciones reales de una conceptuación de ideología en el ámbito
de las Ciencias Humanas, tanto desde el punto de vista histórico como del punto de
vista epistemológico, deben ser atribuidas, en su calidad de proceso referencial, a los
marcos de la Filosofía del materialismo dialéctico. Aun así, rigurosamente y aunque se
tenga en cuenta el tratamiento supuestamente “científ‌i co” de ese concepto dentro del
marxismo, no existe correctamente lo que se podría llamar de una sistemática “teoría
de las ideologías”.222
221 STOPPINO, Mario alii, “Ideologia”, en Curso de introdução à ciência política, Brasília, UnB,
1982, Unidade I, p. 89.
222 CARDOSO, Onésimo de Oliveira. “Diferentes conceitos e concepções de ideologias”, en NEOTTI,
Clarêncio (Coord.). Comunicação e ideologia, São Paulo, Loyola, 1980, p. 33.
ANTONIO CARLOS WOLKMER
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El origen de la expresión “ideología” viene de una conjunción lingüística extraída
de la raíz griega eidos (idea) con logos (estudio, conocimiento). En su sentido moderno,
la ideología fue creada después de la Revolución Francesa por el f‌i lósofo francés An-
toine Destutt de Tracy (1754-1826) en Eléments d’idéologie y su signif‌i cación original
era Ciencia de las Ideas, es decir, el estudio de los orígenes, evolución y naturaleza de
las ideas. La Ciencia de las Ideas sería “el verdadero fundamento para todas las demás
Ciencias”, que debía “investigar y describir la forma por la cual nuestros pensamientos
se constituyen”.223
Un segundo sentido, aunque peyorativo, caracterizó la ideología cuando “durante
los primeros años del siglo XIX Napoleón la empleó despreciativamente. Denunció
como idéologues a los intelectuales liberales del ‘Institut de France’ que anteriormente
habían promovido su ascensión al poder, pero cuyas ideas republicanas y antirreligio-
sas él consideraba una amenaza a su absolutismo apoyado por la Iglesia. Temeroso de
que esos intelectuales pudieran desaf‌i ar a las autoridades de la Iglesia y del Estado y
de las reformas radicales que defendían, Napoleón prohibió la enseñanza de la Ciencia
Moral y Política en el Instituto, y en un famoso discurso (diciembre de 1812) atacó las
ideas de sus miembros, calif‌i cándolas de especulación abstracta, falsa e irresponsable
(...)”.224Esta connotación de ideología como cosa abstracta, utópica y artif‌i cial será
incorporada y diseminada por la tradición clásica de la teoría social marxista.
Hodiernamente, simplif‌i cando los múltiples usos del término “ideología”, se
pueden delinear dos signif‌i cados generales:
a) Signif‌i cado positivo de ideología –Es la ideología entendida como un sistema
de actitudes integradas de un grupo social– ideología como sistema de ideas relacio-
nadas con la acción –ideología como el conjunto de ideas, valores, maneras de sentir,
pensar de personas o grupos– ideología como ordenación de creencias “elaboradas e
integradas entre sí, de forma más o menos coherente, para que funcione como guía de
acciones y de comportamientos, como criterios idóneos para justif‌i car el ejercicio del
poder, explicar y juzgar los acontecimientos históricos, explicar las conexiones entre
actividades políticas y otras formas de actividad”.225
Este concepto de ideología, def‌i nido por Norberto Bobbio como “débil”, ha predo-
minado en la ciencia y en la sociología política liberal burguesa. Esta práctica teórica
está vinculada, en el Occidente, al comienzo de una evolución de matiz weberiana que
entre los años 50 y 60, a través de las interpretaciones de Raymond Aron, Daniel Bell,
223 CRESPIGNY, Anthony de y CRONIN, Jeremy. Ideologias políticas, Brasília, UNB, 1981, p. 6.
Para profundizar el estudio histórico de las ideologías y su problematización crítica examinar: ZIZEK,
Slavoj (Org.) Um mapa da ideologia, Rio de Janeiro, Contraponto, 1996; THOMPSON, John B. Ideologia
e cultura moderna, Petrópolis, Vozes, 1995; BOUDON, Raymond. A Ideologia, São Paulo, Ática, 1989.
p. 35; MCLELLAN, David. A Ideologia, Lisboa, Estampa, 1987; GOULDNER, Alvin W. La Dialéctica
de la ideología y la tecnología, Madrid, Alianza, 1978. p. 33; LORRAIN IBAÑEZ, Jorge. El concepto
de ideología. Vol.4: Postestructuralismo, Postmodernismo y Postmarxismo. Santiago, Lom Editores,
2010.
224 WALTZER, Herbert, en Reo M. Christenson et alii. Ideologias e política moderna, São Paulo,
Ibrasa, 1974, p. 14; BOUDON, Raymond. Op. cit., pp. 35-36; MCLELLAN, David. Op. cit., pp. 20-21.
225 BAGOLINI, Luigi. O trabalho na democracia, Brasília, UNB, 1981, p. 24; WALTZER, Herbert.
Op. cit., pp. 16-19.
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ENSAYOS DE TEORÍA DEL DERECHO Y FILOSOFÍA POLÍTICA: DIMENSIÓN MATERIAL E IDEOLÓGICA
S. Lipset y Maurice Duverger, defendió el “f‌i n” o la “decadencia” de las ideologías en
las sociedades del capitalismo avanzado.226
Al buscar elementos para establecer un referencial teórico de signif‌i cado positivo,
es necesario trazar las líneas de una tradición que empieza en Max Weber y termina en
el estructural-funcionalismo de posguerra. El posicionamiento de Weber es contrario
a la interpretación de Marx sobre la ideología, pues este último, casi mecánicamente,
subordina la superestructura intelectual (producción ideológica) a la subestructura
material. En su obra, A ética protestante e o espírito do capitalismo, Weber procura
“probar que las colocaciones y disposiciones religiosas no deben ser pura y simplemen-
te consideradas como ‘ref‌l ejo ideológico’ de las relaciones económicas de producción
sino que, al contrario, deben verse como elemento facilitador del camino hacia un
nuevo modelo de producción”.227 Partiendo de esa asertiva, Weber deja claro que el
fenómeno ideológico “deriva de un proceso de racionalización, proceso este que tanto
deforma la realidad, incorporando los elementos mágicos del pensamiento, como
también solidif‌i ca las ideas, tornándolas objetivamente consistentes o sea, verdaderas,
científ‌i cas, adecuadas a la realidad y aptas a explicarla. (...) Max Weber reconoce que
hay lugar para un conocimiento científ‌i co crítico, independiente del proceso ideo-
logizante universal; (...) todas las dimensiones de la existencia humana se mueven
entre elementos de un irracionalismo carismático de un lado, y los de un racionalismo
técnico del otro. El conocimiento científ‌i co permite que el hombre domine todas las
cosas a través de la previsión, en un proceso de desencantamiento del mundo”.228
El principal representante de la teoría de la acción social Talcott Parsons, preocu-
pado por la constitución de un cuadro explicativo sistémico, intentó superar la deno-
minada “ideología marxista”, que según su opinión, no ofrecía una base conceptual
científ‌i ca. De esa forma, la ideología aparece en Parsons como “sistemas de creen-
cias (belief-systems) colectivamente compartidas y orientadas hacia la ‘integración
evaluativa’ de la colectividad a la que se aplican, en la medida en que desempeñan
un papel importante en la ‘legitimación cognitiva de patrones de orientación valo-
rativa’, pues racionalizan las selecciones valorativas realizadas”. Con justa razón,
Cardoso comenta que en la propuesta de Parsons la ideología se torna un “elemento
totalmente desprovisto de dimensión crítica, para convertirse pura y simplemente en
un elemento de mantenimiento y legitimación de un determinado orden social cuya
integración constituye el problema en sí y del cual la ideología aparece como parte de
la solución”.229 La fuerza de la signif‌i cación positiva de la ideología no surge a través
de la primacía cognitiva, sino fundamentalmente por los criterios funcionales de una
prioridad evaluativa. Para Parsons, la ideología es un sistema de creencias “mantenido
en común con los miembros de una colectividad, un sistema de ideas que orienta hacia
la integración evaluativa de la colectividad mediante la interpretación de su naturaleza
empírica y de la situación en que se encuentran, de los procesos por los que ha llegado
a un estado determinado, de las metas colectivamente orientadas hacia sus miembros y
226 STOPPINO, Mario et alii. Op. cit., pp. 90 e 94.
227 En CARDOSO, Onésimo de Oliveira. Op. cit., pp. 39 e 40.
228 En SEVERINO, Antônio Joaquim. Educação, ideologia e contra-ideologia, São Paulo, EPU,
1986, p. 14. Consultar también: WEBER, Max. A Ética protestante e o espírito do capitalismo, São
Paulo, Pioneira; Brasília, UNB, 1981, pp. 34-35.
229 CARDOSO, Onésimo de Oliveira. Op. cit., p. 46.

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