BANKIA: OTRA VIDA ES POSIBLE

TODO COMENZÓ CON EL tenso encuentro que mantuvo el 3 de mayo Mariano Rajoy en Barcelona con Mario Draghi, presidente del BCE, tras la reunión del Consejo de Gobierno que celebró la institución en la capital catalana, poco acostumbrada a ser testigo de cumbres financieras de ese nivel. El mensaje era que España debía rematar, incluso pasándose de vueltas, el saneamiento de los balances bancarios para eliminar cualquier sombra de sospecha. Rajoy no tenía demasiada alternativa. Los mercados están secos y nuestros bancos agradecerían nuevos manguerazos de liquidez a tres años por parte del BCE. También, por qué no decirlo, que se reactivara la compra de bonos soberanos españoles. En ese momento se comenzó a cocinar la reforma financiera, la cuarta que vive el sector desde 2009. Mientras eso sucedía se vivían horas de nervios en la sede de Bankia por la negativa de Deloitte a firmar las cuentas del año pasado. El banco estaba en una situación enormemente vulnerable después de haber sido señalado veladamente por el FMI a finales de abril.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, se puso manos a la obra, consciente de que lo que tocaba ahora era cargar las provisiones sobre los créditos inmobiliarios sanos, por si en una situación de máximo estrés dejaran de pagarse. De esta forma ya nadie nos buscaría las cosquillas a cuenta del sector inmobiliario y asunto zanjado.

Desde el inicio de la crisis, el saneamiento realizado por la banca se eleva a 200.000 millones. Si antes del decreto de febrero el nivel de cobertura de la cartera inmobiliaria era del 14%, después de esta vuelta de tuerca se elevará al 45%. Los créditos inmobiliarios sanos, que antes estaban provisionados al 7%, ahora deberán estarlo al 30%.

"La reforma financiera ha dado pasos en la buena dirección. Ahora lo importante es que los mercados nos den tiempo para que las medidas surtan efecto y no se produzca un mayor encarecimiento de las condiciones de financiación de la banca", señala Francisco Uría, socio responsable de Sector Financiero de la firma de servicios profesionales KPMG en España.

La respuesta de los inversores, sin embargo, ha sido más bien fría, por decirlo suavemente. ¿Por qué? La primera explicación tiene que ver con las sociedades que aglutinarán los pisos de la banca. Guindos obliga a todo el sector a aparcar los inmuebles que se ha ido adjudicando durante la crisis en vehículos especiales que, sin embargo, y ahí está el problema, estarán unidos con un cordón umbilical a los bancos buenos. "La creación de estas sociedades permitirá separar los balances, pero no los riesgos, que seguirán concentrados en los bancos", reflexiona Tano Santos, catedrático de la Columbia Business School en el blog de Fedea Nada es gratis. Y...

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