VIVAS TESÓN (Dir.) (VVAA): Cuestiones de actualidad en el ámbito de la propiedad intelectual. Editorial Dykinson, Madrid, 2015. 296 páginas.

AutorAlberto Hidalgo Cerezo
CargoAbogado. Doctorando en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)
Páginas2819-2824

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La evolución del ser humano ha venido siempre determinada por el estado de la técnica de su tiempo. El fuego, la rueda, la escritura... Muchos son los ejemplos que sirven para ilustrar este progreso.

En ocasiones, los avances en el estado de la técnica han llevado a una auténtica revolución, a un cambio absoluto de paradigmas. Así ocurrió con el telar mecánico y su respuesta violenta en el ludismo, con las lámparas de aceite sustituidas por el alumbrado eléctrico, con el automóvil que acabó con la profesión de los carreteros, o las operadoras telefónicas y las centralitas automáticas. Incluso la propia imprenta, ya centrados en materia de propiedad intelectual, es uno de los inventos culmen que ilustra, a la perfección, los cambios a los que nos estamos refiriendo.

Internet es, indiscutiblemente y por méritos propios, uno de esos giros copernicanos en la historia de la humanidad. La revolución digital ha cambiado por completo nuestro modus vivendi. Más allá de la evidente brecha entre nativos e inmigrantes digitales, resulta notorio que la utilización de teléfonos móviles inteligentes, correo electrónico, mensajería instantánea, y tantos otros servicios, se encuentra perfectamente instaurada en nuestras vidas diarias.

La propiedad intelectual se halla en una encrucijada histórica. La aparición de estos avances supone un auténtico terremoto para los cimientos de una figura que, en gran medida, se encuentra aún anclada en los fundamentos que dieron lugar a su nacimiento -con la imprenta como motor imprescindible- en los siglos XVII y XVIII -con una dualidad que permanece aún entre nosotros: copyright vs. derecho de autor-, incapaz de dar una respuesta satisfactoria al dinámico y cambiante ecosistema digital.

Obras como la que es objeto de esta recensión constituyen un soplo de aire fresco, una llamada de atención a los cada vez más perspicaces y ávidos lectores interesados en propiedad intelectual, sabedores de que corresponde a la doctrina izar la bandera del progreso, y poner de manifiesto esta acuciante necesidad de reformular la propiedad intelectual bajo un nuevo paradigma técnico, social y económico eminentemente distinto a los que presidieron su original génesis. El cambio no será de un día para otro, pero obras como la que nos ocupa contribuirán indudablemente a transitar hacia un nuevo modelo, que deberá servir para garantizar el progreso intelectual, artístico y científico, e incentivar la nueva

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sociedad del conocimiento. No debe temerse el imparable avance de los tiempos y la técnica, sino que nuestra mirada y responsabilidad, desde el ámbito jurídico, debe dirigirse a afrontar los cambios para adaptarnos a los mismos, con soluciones para los problemas que, obviamente, presenta hoy la propiedad intelectual.

Muchas de estas reflexiones han tenido cabida en el trabajo reseñado. El caldo de cultivo de este libro se encuentra en el I Congreso Internacional sobre Propiedad Intelectual, celebrado el 21 de enero de 2013 en la Facultad de Ciencias del Trabajo de la Universidad de Sevilla, y del cual fue directora Inmaculada VIVAS TESÓN, directora ahora de esta obra. Tras aquel éxito, y con el sustentáculo de las ayudas a la investigación de la Facultad de Derecho de la citada Universidad, llega a nuestras manos esta recopilación de artículos que, sin más dilación, procedemos a pormenorizar.

El primer capítulo es obra del profesor Ángel María LÓPEZ Y LÓPEZ, y ya su título, «Propiedad intelectual y perplejidades del derecho civil», permite colegir que la introducción que hemos realizado es una línea de pensamiento creciente dentro de la especialidad. El autor pone de manifiesto tres «perplejidades» o paradojas, siendo la más destacada la ya consabida dificultad de encajar la propiedad intelectual en el modelo de propiedad construido en torno al mundo físico. No olvidemos además que la propiedad dejó hace largo tiempo de ser absoluta, para pasar a ser una figura maleable que presenta ciertos límites, entre ellos el bien e interés común. Partiendo de esta base, resulta obligatorio traer a colación que, al fin y al cabo, la propiedad intelectual gravita en torno al producto del intelecto. De un lado, nadie nace sabiendo; todos gozamos de un acervo común que compartimos. Simultáneamente, tampoco puede discutirse el hecho de que el autor debe poder servirse de su trabajo intelectual para sustentarse. Si conjugamos estas dos realidades, y teniendo en cuenta que la sociedad del conocimiento se cimienta sobre el mismo de forma acumulativa, tal vez si vamos a optar por seguir manejando una configuración cercana a la de la propiedad, nos encontremos precisamente ante uno de los modos donde más sensato encaje encuentra ese «interés común», clave para garantizar el sustento y progreso de la sociedad del conocimiento. En...

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