La imagen social del delito. Victimización, autoinculpación y visión de la intervención policial y penal. Investigación aplicada en la sociedad vasca

AutorCésar Manzanos Bilbao
Páginas145-165

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1. Presentación: Objetivos y metodología de investigación

Un ámbito crucial en el que frecuentemente se juega con premociones y construcciones de realidad, que corren el riesgo de llevar a la manipulación de la sociedad, es el de la seguridad ciudadana. Efectivamente, la construcción de la imagen social del delito y de las respuestas que podemos articular en lo que se refiere a la prevención y lucha contra el delito, pueden ser objeto de manipulación en nuestra sociedad y utilizarse con diversos fines:

* con fines económicos, pues no podemos olvidar que las industrias de la seguridad militar, policial y penal son las que mueven mayor volumen de capital e inversiones en el mundo, así como la mayor parte de la investigación científica, que está destinada a fines militares y posteriormente tiene una aplicación tecnológica a la vida civil,

* con fines políticos, ya que el miedo a la inseguridad y la producción de sentimientos de protección es uno de los ejes programáticos de gobiernos y partidos políticos para legitimar a los estados y organizaciones supraestatales y crear mecanismos de control social que facilitan su permanente autorreproducción,

* y por supuesto, con fines ideológicos: engendrar un imaginario común de riesgo compartido frente a supuestos delincuentes o enemigos comunes estereotipados (mafias, terroristas, integristas, narcotraficantes, asesinos en serie y en cadena, psicópatas peligrosos, poblaciones de riesgo, etcétera), funciona como un mecanismo de cohesión social que fundamenta la supuesta protección de los inte-Page 146reses generales previamente definidos por parte de los gobiernos y de las industrias de la seguridad y por tanto incuestionables.

Partimos de la hipótesis de la total falta de correspondencia entre la llamada criminalidad real existente en la sociedad, y la criminalidad que aparece en las estadísticas oficiales, a partir de la que supuestamente se articulan las políticas de prevención y lucha contra el delito, siendo éste el ejemplo más claro de desvirtuación de la realidad, que lleva a la permanente reproducción de unas sociedades que cuanto mayor inflación militar, policial y penal tienen, más aumenta en ellas sus cuotas de inseguridad y los índices de criminalidad; criminalidad que, en connivencia estructural con un modelo de desarrollo socio-económico exponencialmente desigual, está construyendo un mundo con cada vez mayores cuotas de descomposición y violencia social, donde la esclavitud, la corrupción, los desequilibrios mentales, el suicidio, el hambre, los malos tratos y agresiones, etcétera, son cada vez más frecuentes e intensos.

Cuando se habla de la criminalidad en círculos mediáticos o políticos e incluso académicos, todavía se toma como fuente de información de la criminalidad las Memorias de la Fiscalía General del Estado, o los datos sobre criminalidad que ofrecen los diversos cuerpos policiales. Se aportan datos sobre la cantidad y tipos de delitos instruidos en los expedientes judiciales o policiales, como si la criminalidad real existente en la sociedad se pudiera medir a partir de estas fuentes de información tan parciales y reduccionistas. Se suelen validar dando por supuesto que sus estructuras selectivas de definición y persecución del delito no condicionan el tipo de delitos y de delincuentes que procesan y por tanto que figuran en las estadísticas que utilizamos como referencia única para medir y caracterizar la criminalidad, dando por supuesto que persiguen por igual a todos los infractores de las normas penales y todos los supuestos de infracción.

Lo que queremos hacer en este trabajo, a partir de una consulta directa a la población residente en el País Vasco, es desvelar que estas interpretaciones de la realidad social del delito, y la versión cuando menos parcial de esas fuentes de información, se pueden evidenciar preguntando a la población de un modo sistemático, y utilizando las herramientas en este caso de la socio-estadística.

Dicho de otro modo, una cosa es lo que los sistemas de fabricación de opinión o los sistemas de control formal (gobierno, policia y administración de justicia penal) dicen, y publican en los medios de comuni-Page 147cación de masas, sobre qué es el delito en la sociedad y sobre quiénes son los delincuentes y las víctimas, así como sobre lo que estos medios dicen que piensa, preocupa y demanda la sociedad, y otra cosa bien distinta es lo que la población opina sobre cómo le afecta esta realidad y sobre las medidas que han de arbitrarse en materia de política de prevención y lucha contra el delito.

No podemos olvidar que venimos asistiendo en los últimos años a uno de los procesos más intensivos que afectan al cambio definitivo en la forma de percibirse cualquier realidad: la progresiva identificación de lo que pensamos, sentimos y hacemos las personas en sociedad, con aquello que quienes tienen capacidad de producir o fabricar opinión dicen que pensamos, sentimos o hacemos.

Es su interpretación de la forma de vida de la sociedad real, la que busca intencionadamente identificar la opinión de la población con la llamada opinión pública, que no es sino la opinión publicada. Esto quiere decir que es la opinión filtrada por la construcción de realidad que hacen quienes tienen capacidad de hacer prevalecer sus formas culturales homogeneizadoras con vistas a moldear la diversidad social y cultural según parámetros uniformalizadores, mediante la censura social y el control de los sistemas de comunicación.

Por ello, más que nunca se hace imprescindible desde las Ciencias Sociales y con las herramientas metodológicas a nuestro alcance, tratar de dar voz en directo a la población, con el fin de contrarrestar cualquier tentación de totalitarismo ideológico practicado por quien diga hacer diagnósticos de la realidad e implementar políticas de actuación, sin contar con las visiones y criterios de la propia sociedad, erigiéndose en representantes e interpretes de lo que la población necesita y demanda.

Por tanto el objetivo de este trabajo es contribuir a poner en cuestión las definiciones preconcebidas existentes sobre la realidad social del delito; partimos de la hipótesis de que la imagen social del delito está construida por agentes económicos, políticos y mediáticos que han producido históricamente una serie de definiciones y reacciones sociales frente al delito, así como unos imaginarios sobre quiénes son los delincuentes y las víctimas en función de sus propios intereses y no en función de los intereses de toda la ciudadanía o de la preocupación por garantizar su seguridad.

Reconocer este hecho supondría un cambio total en las políticas criminales contemporáneas, que son uno de los cimientos del actual sistema socio-económico desigual fundamentado en la actual «economía mercantilista de la seguridad».

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Por ello somos conscientes de que navegamos contracorriente, puesto que dar la voz a nuestra sociedad, expresar sus opiniones en estas materias, así como dar la palabra en primera persona a victimarios y víctimas, poniéndoles en relación, frecuentemente resulta incomodo y por tanto se censura mediante el gran arma de la censura moderna: ignorar o descalificar estas opiniones. Así, se busca la forma de que coincidan con las construidas por quienes fabrican las visiones y aplican las políticas criminalizadoras no carentes de intereses y cargadas de inmediatez reproductiva, ante situaciones que habrían de afrontarse con políticas sociales, mucho más estructurales, baratas y eficaces en aras de la prevención y lucha contra el delito y en defensa de la seguridad ciudadana.

Esta es una investigación básica de carácter socio-estadístico. Hemos utilizado las técnicas cuantitativas de investigación propias de la estadística inferencial como técnica de investigación específica: entrevista personal mediante cuestionario cerrado a una muestra representativa. Pero además, hemos aplicado dos técnicas que han de utilizarse en toda investigación sociológica: el análisis documental de las investigaciones realizadas sobre estas cuestiones en otros espacios y tiempos sociales, con el fin de seleccionar adecuadamente los indicadores en función de criterios de precisión, fiabilidad y validez de los resultados, y también las técnicas interpretativas y de análisis de contenido, para ampliar el alcance particular de este estudio hacia nuevas perspectivas de análisis e investigación, que habrían de abordarse en estudios más amplios.

2. Datos técnicos del estudio de población

Técnica exploratoria, fecha de realización, universo de observación, tamaño de la muestra y tipo de muestreo.

Técnica exploratoria: entrevista personal mediante cuestionario cerrado con determinadas preguntas semi-abiertas.

Fecha de realización: Noviembre de 2002 y Junio 2004.

Universo: Población total mayor de 16 años residente en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) en la fecha de realización del estudio.

Muestras: 1.141 sujetos en el 2002 y 916 sujetos en el 2004, elegidos al azar según tres criterios de estratificación proporcional (provincia, sexo y edad).

Tipo de muestreo: muestra probabilística estratificada.

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Localización y selección muestral: entrevistas personales mediante encuestadoras acreditadas y autorizadas en los accesos a grandes superficies...

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