Andrew Dobson, Pensamiento político verde. Una nueva ideología para el siglo XXI, Paidós, Barcelona, 1997, 270 pp., traducción de José Pedro Tosaus

AutorVicente Bellver Capella
CargoUniversitat de Valéncia
Páginas449-453

Page 449

En los setenta se levantó la voz de alarma por la crisis del medio ambiente. En los ochenta fueron las cuestiones relacionadas con la manipulación de la vida humana las que dispararon el interés de la opinión pública mundial. En los noventa, el centro de las preocupaciones gira entorno a cómo alcanzar la integración entre culturas diferentes. Ecologismo, bioética y multiculturalismo constituyen tres campos que, por las inmediatas y trascendentes consecuencias que pueden tener para la humanidad, son objeto principal de estudio desde la filosofía práctica. Cada uno de estos racimos de cuestiones ha generado su propia terminología; y el acceso y discusión sobre esas cuestiones pasa por una cierta iniciación terminológica.

El libro de Andrew Dobson Pensamiento político verde. Una ideología para el siglo XXI, trata de ser esa guía que permita adentrarse en la discusión acerca del ecologismo. Dobson es profesor de Política en la Universidad de Keele (Gran Bretaña). Antes de ocuparse de los problemas relacionados con el papel de la naturaleza en la teoría política moderna, trabajó sobre el pensamiento político de Ortega y de Sartre.

Dobson entiende que el ecologismo es una ideología, pero una ideología peculiar porque se desmarca tanto de las ideologías propias de la Modernidad como de lo que llama medioambientalismo. Se desmarca de las ideologías modernas porque, a diferencia de éstas, el ecologismo parte de la «convicción de que hay límites naturales para el crecimiento» (p. 37). Pero lo que más le interesa subrayar es la distinción entre el ecologismo y el medioambientalismo: «el medioambientalismo aboga por una aproximación administrativa a los problemas ambientales, convencido de que pueden ser resueltos sin cambios fundamentales en los actuales valores o modelos de producción y consumo, mientras que el ecologismo mantiene que una existencia sustentable y satisfactoria presupone cambios radicales en nuestra relación con el mundo natural no humano y en nuestra forma de vida social y política» (p. 22).

En estos momentos, en que son pocos los que renuncian a calificarse como ecologistas, viene muy bien esta distinción entre quienes consideran que la crisis ambiental no es más que una disfuncionalidad técnica, capaz de ser resuelta por el mismo sistema, y quienes estiman que el problema radica en una concepción errada acerca del lugar del hombre en el mundo. Estos últimos son los propiamente ecologistas, que cuentan con una verdadera ideología, constituida por sus tres elementos fundamentales: una interpretación propia del mundo, un nuevo orden que debe implantarse derivado de esa interpretación, y una estrategia para que ese nuevo orden llegue a ser realidad. Por ello, el núcleo del libro (caps. 2, 3 y 4) se centra en «exponer las ideas con que los verdes radicales describen el mundo social y político (cap. 2), prescriben una acción dentro de él (cap. 3) e intentan motivarnos para dicha acción (cap. 4)» (p. 34). El último capítulo trata de las relaciones entre el ecologismo y dos ideologías que le son vecinas pero que, entre otras cosas por esa misma vecindad, están frecuentemente dominadas por la confrontación más que por la cooperación: el socialismo y el ecofeminismo (cap. 5).

Quizá la idea que más destaque Dobson a lo largo del libro es la de las diferencias entre ecologismo y medioambientalismo, hasta el punto de considerarlas contrapuestas. Ello es así porque el ecologismo se funda sobre la puesta en cuestión del proyecto ilustrado de la Modernidad, en el que el hombre es el centro del universo y la razón la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR