Logischer Empirismus und Reine Rechislehre. Beziehungen zwischen dent Wiener Kreis und der Hans Kelsen-Schule

AutorGregorio Robles
CargoUniversidad de las Islas Baleares
Páginas503-511

JABLONER, Clements & STADLER, Friedrich (Hrsg.), Logischer Empirismus und Reine Rechislehre. Beziehungen zwischen dent Wiener Kreis und der Hans Kelsen-Schule, Springer, Wien-New York, 2001, 339 pp.

Page 503

I

La época en que se fraguó la Escuela jurídica de Viena (Wiener Schule) representada por su gran figura, Hans Kelsen (1881-1973), y que se centra en los años veinte del siglo pasado, contempló en esa misma ciudad un extraordinario florecimiento de otras ramas del pensamiento, la literatura y las artes. Por esa razón, a la capital austríaca se la ha denominado la «Atenas del siglo XX». En el terreno filosófico fue durante esos años cuando se incubó uno de los movimientos intelectuales más poderosos de toda la centuria y cuyas consecuencias se prolongan con energía hasta nuestro presente. La figura central de dicho movimiento fue Moritz Schlick (1881-1936). En torno a 61 se constituyó una escuela, en el sentido amplio de esta palabra, que recibió el nombre de «Círculo de Viena» (Wiener Kreis) y también, en atención al contenido de sus doctrinas, «positivismo lógico», «neopositivismo» o «empirismo lógico».

Al grupo de Kelsen pertenecieron juristas tan destacados como el administrativista Adolf Merk1 y el internacionalista Alfred von Verdross, además de otros, menos conocidos pero también importantes, como Fritz Sander, Leonidas Pitamic, Fritz Schreier o Rudolf A. Métall. Y al de Schlick, pensadores tan importantes como Rudolf Carnap, Otto Neurath, Edgar Zilsel, Hans Hahn, Friedrich Waismann, además de Kurt Gddel, Victor Kraft, Herbert Feigl, Philipp Frank. A Félix Kaufmann se le pude considerar del grupo, si bien su ascendencia neokantiana le alejaba algo de los planteamientos más estrictos del Círculo. Kaufmann fue un verdadero puente entre la escuela jurídica y la filosófica, pues fue el único que participó de las reuniones de ambas. Singular posición respecto del Círculo ocupan Ludwig Wittgenstein y Karl Popper, que en algún sentido se les puede considerar próximos, aunque no miembros integrantes. También ocupa un lugar especial el economista Ludwig von Mises.

Pues bien, el libro que reseñamos tiene por objetivo poner en contacto las dos Escuelas, autodenominadas ambas «positivistas», para de esa forma tratar de comprender sus similitudes y diferencias. No deja de ser curioso que, a pesar de su intenso «parecido de familia», sin embargo no mantuvieran vínculos efectivos durante la etapa vienesa, aunque sí tuvieron alguno en el exilio; pero ya no como tales grupos de científicos, sino más bien a título individual. En cierto modo, se trata de profundizar en los lugares comunes de dos tradiciones de pensamiento que, nacidas en la misma ciudad y con un aire intelectual similar, han permanecido de espaldas la una a la otra y sin que apenas hayan suscitado en los investigadores la necesidad de estudiarlas para compararlas y para comprobar su posible influencia recíproca.

La obra aporta 14 contribuciones que, después de una de ellas a modo de introducción, se dividen en dos grandes epígrafes: el primero se dedica a un análisis «histórico-sistemático» de comparación y recíproca influencia entre ambas corrientes; y el segundo se centra en actuales temáticas relativas a laPage 504 teoría del Derecho en su conexión con la lógica, la crítica de la ideología y la praxis jurídica. Aquí, como es lógico, no podemos hacer otra cosa que dar una breve noticia de cada estudio, dejando para el final la valoración general.

II

El estudio introductorio es obra de Friedrich Stadler y está centrado en las «similitudes de familia» de las dos escuelas. Subraya que ambos movimientos tuvieron, durante la primera República austríaca, un mismo papel de outsiders y también corrieron el mismo destino, el de la emigración, resultado ineludible de la ideología liberal y socialista (o, más bien, social-demócrata) de sus respectivos componentes en un contexto político turbado por el fascismo. Al ser representantes de una mentalidad cientificista, inspirada en las ideas del positivismo, fueron objeto de severas críticas provenientes tanto de ambientes intelectuales católicos como marxistas

A pesar de ese talante común, y de la denominación compartida de «positivistas», sus diferencias filosóficas son profundas. Si bien ambas corrientes compartieron un similar credo científico e ideológico, a la escuela de Kelsen se la ve demasiado orientada hacia el neokantismo y la fenomenología de Husserl (p. xi). Parece desprenderse de esto que la Schule fue menos positivista que el Kreis.

Desde el punto de vista de las temáticas de interés común destaca Stadler que ambas escuelas coinciden en el rechazo frontal de toda metafísica, en centrar el debate ético en torno a la distinción entre sein y sollen, en el análisis histórico-científico (o crítico-ideológico) de las categorías y en sus aportaciones a la teoría de las normas. Y en el capítulo de las confrontaciones, destaca la crítica de Kelsen a la filosofía moral de Schlick. Véase en este sentido el capítulo 17 de Kelsen, Allgemeine Theorie der Normen (Wien, 1979) en relación con Fragen der Ethik, obra publicada por Schlick en 1930.

Después del estudio introductorio de Stadler, que es una invitación a abordar los distintos aspectos del «parecido de familia» entre la Schule y el Kreis, nos encontramos con el estudio de Robert Walter sobre «el positivismo de la teoría pura del Derecho». Walter es continuador, con aportaciones creativas propias, de la escuela kelseniana, en la que se formó de la mano de su maestro, Adolf Merkl. Concibe la teoría pura no como un conjunto de dogmas ya acabados sino como un programa de investigación abierto que hay que seguir perfeccionando y ensanchando.

Comienza Walter analizando el concepto de realidad o mundo, que para el Círculo pertenece exclusivamente al «ser» de la facticidad y que descansa en una «hipótesis» o «presupuesto» (que no es otro que la existencia de un mundo independiente de nuestras vivencias); mientras que el «mundo» de la teoría pura del Derecho (en adelante, TPD) es el «mundo del sollen», el «mundo de las normas». Claro es que Walter no dice que la teoría pura niegue la realidad fáctica, sino que su centro de interés lo constituye la normatividad, y no la facticidad. Redondeando la idea podría decirse quizás que mientras que el empirismo lógico (en adelante, EL) es «monista», en el sentido de que sólo acepta la realidad fáctica, la...

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