Trabajo social y la maldita pandemia: covid-19.
| Autor | María José León Díaz |
| Páginas | 15-31 |
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María José León Díaz3
Para la elaboración de este artículo he leído mucho sobre el tema, sobre cómo ha afectado
toda esta vorágine en mi campo de trabajo; he ordenado ideas, he tenido en cuenta toda
información y artículos, he subrayado y memorizado palabras claves, he leído y he intentado
comprender como toda esta pesadilla de un día para otro ha trastocado nuestras vidas,
nuestros trabajos, nuestras relaciones sociales y familiares. Lo ha trastocado TODO.
El ritmo ha sido muy alto para todos, y la verdad al escribir estas líneas me he dado cuenta
de cómo se ha trabajado, se ha improvisado, de las novedades que se han llevado a cabo e
implantado, de cómo nos vamos reordenando y reorganizando constantemente al ritmo que
nos marca este virus. Ha sido una oportunidad escribir este artículo para tomar conciencia
de todo lo que se ha trabajado, se ha errado, de las mejorar que se pueden aplicar, sin que
finalice aquí, sino que se sigue escribiendo todos los días hasta el fin de esta maldita
pandemia. Empecemos.
Esta pesadilla llegó hace más de un año. Recuerdo a finales del año 2019 leer noticias de un
virus que empezaba a sacudir el mundo, y nos ponía en alarma de lo que nos podía suceder,
de lo que podíamos perder, de lo que iba a cambiar nuestras preciadas vidas. Era como si una
película de ciencia ficción se pusiera en acción de una manera estrepitosa y desordenada,
donde todos y cada uno de nosotros fuéramos junto con nuestro entorno protagonistas de la
misma. Una pesadilla. Una pesadilla sobre todo para los que han fallecido, para los que no
se han podido despedir de sus familiares, para los que han tenido que cerrar sus negocios,
para los que han tenido o tienen que vivir al límite. Una pandemia que ha afectado a TODOS
y a cada uno de nosotros en mayor o menor medida.
3 Trabajadora social de los Servicios Sociales Comunitarios.
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Con este episodio que nos ha tocado vivir y sufrir, la razón de este artículo que pretendo
escribir es con motivo de cómo esta terrible pandemia ha afectado al sector de lo Social. A mi
sector, al que me dedico desde hace casi 20 años. Sector que ya venía condicionado por
multitud de problemáticas, carencias, recortes, faltas de personal, abandono, sobrecarga de
trabajo y que ahora sobrevive y se sostiene, entre otros aspectos, por los que ponemos pasión
en nuestro quehacer diario.
El desmantelamiento de lo social, el olvido por parte de la Administración Pública para dar
una respuesta de calidad a nuestra intervención se ha evidenciado notablemente con esta
pandemia. Si ya había dificultades en la atención, imagínense ahora, en este último año. Se
reparte, repartimos miseria.
Los Servicios Sociales, están reconocidos como el cuarto pilar fundamental del Estado de
Bienestar, junto con Sanidad, Educación, Garantía de Rentas y Pensiones. Por todo ello, su
importancia es máxima para la mejora de la calidad de vida de todas las personas, esto se
contradice ya que es el único de todos ellos que carece de una ley estatal. Pilares que se llevan
asfixiando, estrangulando desde hace décadas, y que con esta pandemia han quedado sus
vergüenzas al aire, es decir, se han puesto de manifiesto la fragilidad de las estructuras que
sostienen al estado, y la vulnerabilidad de los colectivos más afectados y de los que no estaban
tan afectados.
Empecemos a poner un poco en pie este sector durante esta maldita pandemia COVID 19,
desde mi experiencia, desde mi práctica profesional, desde la dependencia en la que trabajo,
que es el primer nivel de atención y cercanía con las personas y familias. Trabajo en un
ayuntamiento, y hay que indicar que no en todos los ayuntamientos de la ciudad de Sevilla,
o de la Comunidad Autónoma Andaluza o de nuestro país, España se ha procedido a la misma
manera de actuar y proceder, sino que en la medida de lo posible se ha ido improvisando o
no, a lo largo del pasado y presente año.
Creo que nada va a ser como antes, creo que el mundo tal como lo hemos conocido hasta
ahora, ha dejado de existir, se ha esfumado, se ha perdido. Hemos sufrido una sacudida
elevada al infinito de un día para otro, tanto en nuestro ámbito tanto personal como
profesional. Confinamientos, pandemia, cuarentena, números de fallecidos, contagios, carga
viral, vacunas, estado de alarma, han dejado de ser palabras de una superproducción
americana para hacerse un hueco en nuestro vocabulario cotidiano.
Los Servicios Sociales antes de ese mes de marzo del pasado año donde se produce una parada
en seco en el ejercicio de nuestra profesión, se para afectado y condicionado por muchos
“males”, detectados anteriormente: “imposibilidad de dedicar tanto tiempo al trabajo
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