Teoría sociológica feminista. Sociología del género

AutorYolanda Agudo Arroyo
Cargo del AutorSocióloga. Doctora por la Universidad Nacional de Educación a Distancia
Páginas93-126

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1. Introducción

Más allá de presentar en este capítulo una mera recapitulación de los cambios experimentados en la situación social de la mujer en los últimos tiempos, se despliega una exposición del desarrollo de la teoría sociológica feminista. Dicha teoría consolida la base de la perspectiva de género que se presenta.

En la primera parte de este capítulo, se ahonda en la conjunción de factores tanto intelectuales como sociales que interactúan y convergen en la evolución histórica que determina la presencia de mujeres en distintos ámbitos sociales, públicos y privados. La segunda parte de la exposición se adentra en la perspectiva sociológica de género, poniendo de manifiesto la invisibilidad del conocimiento femenino, como objeto y como sujeto –de conocimiento- en al ámbito de la ciencia y de la sociología -como una sección de la anterior. Se considera la ciencia como el producto de una construcción social que ha incorporado acuerdos sociales androcéntricos, implícitos o no, en su cimentación. La Sociología, como disciplina científica particular, no ha permanecido al margen de dicho proceso de construcción. A este respecto, se dedica una sección específica a presentar la emergencia de la Sociología del Género como parcela de conocimiento dentro de la disciplina.

Más adelante se presentan los Estudios de la Mujer y/o del Género, encargados de acreditar el papel social de las mujeres en una sociedad en la que las desigualdades ilícitas entre varones y mujeres se observan por doquier. Finalmente, se invita a la reflexión con el objetivo de averiguar cómo las relaciones de género influyen en otro tipo de relaciones sociales.

La perspectiva teórica que subyace en este capítulo trata de ir más allá de los planteamientos androcéntricos clásicos que han organizado y aún organizan muchos aspectos de la realidad social. Para ello, se toman de referencia los estudios mencionados, orientados a la construcción de fundamentos teóricos que aborden, desde una perspectiva crítica, la intensidad y particularidad de las transformaciones experimentadas en la posición social de las mujeres españolas de las últimas décadas, en general, y en el sistema de las relaciones de género, en particular.

2. Procesos, conceptos y categorías claves

Desde un punto de vista sociológico, Touraine1 considera que: si bien la ciudadanía ocupaba un lugar central en la literatura –sociológica- de la sociedad de la

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primera modernidad, así como el trabajador asalariado lo hacía en la de la sociedad industrial, la importancia sociológica de “las mujeres” es incuestionable en las sociedades postindustriales. Luego, el análisis de la realidad social contemporánea debe contemplar las repercusiones de la relativamente reciente incorporación de las mujeres a los distintos espacios públicos de la vida social.

La Sociología del Género ayuda a reinterpretar los procesos sociales contemporáneos, teniendo en cuenta el papel desempeñado por las mujeres en el cambio social que distingue a las últimas décadas. La perspectiva de género que mana de esta disciplina, analiza el impacto social producido por la incorporación de las mujeres a la vida social y supone un punto de referencia obligado en el análisis de la realidad social.

Los Estudios de la Mujer y/o de Género han logrado un especial protagonismo, pese al retraso de su desarrollo en nuestro país con respecto a otros países de referencia. En sus orígenes –años 70 del siglo XX-, dichos estudios trataron de difundir una literatura de concienciación a la vez que orientaban sus esfuerzos a lograr la igualdad y plena participación de la mujer en la institución científica. Posteriormente, alcanzaron un reconocido nivel epistemológico, mientras incentivaban la reformulación de disciplinas cargadas de sesgos androcéntricos. En los últimos años, estos estudios han logrado aplicar la perspectiva de género a cualquier objeto de conocimiento científico. Su evolución ha hecho que actualmente constituyan una nueva perspectiva de análisis, la cual configura uno de los campos intelectuales más enriquecedores y proclives a los procesos de reflexividad científica en investigaciones de carácter interdisciplinar.

Los Estudios de Género han contribuido a afianzar la posición de las mujeres en diversos espacios de la vida pública. Asimismo, han dado a conocer algunas desigualdades que se producen entre mujeres y hombres en espacios públicos de la vida social, donde teóricamente, desde hace años, se aplica a ambos sexos el tan generalizado y divulgado principio de igualdad de oportunidades.

En los comienzos del siglo XXI puede hacerse balance de los triunfos y quebrantos en torno a la posición social igualitaria de las mujeres y los hombres. Desde ahora, una vez en vigor la Ley para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres2, cualquier cambio social ha de planificarse desde la perspectiva de género. Dicha ley aboga por la puesta en marcha de acciones que conciban la igualdad en la participación política, económica, social y cultural de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la estructura social.

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2. 1 Categoría “mujer” y concepto de igualdad

Antes de presentar el origen y desarrollo de la Sociología del Género, es necesario puntualizar que la perspectiva de género escapa a la generalización que identifica a todas las mujeres como iguales e idénticas. Por ende, no se contempla esta categoría como unitaria y uniforme. De otro lado, dada la ambigüedad que envuelve al concepto de igualdad, es preciso subrayar que diferencia no significa discriminación. Lejos de ser homogéneas o iguales, las mujeres comparten una identidad objeto de debate en la dialéctica entre igualdad y diferencia3.

Consecuentemente, la categoría “mujer” no es homogénea4 sino constituida por una compleja trama de situaciones sociales que hace de la desigualdad una caracterización adscrita, socialmente construida. Mientras tanto, la diferencia se relaciona directamente con características biológicas. Identificar diferencia y desigualdad, o lo que es lo mismo, transformar la diferencia en desigualdad, es la base de la discriminación que sufren las mujeres en un contexto social y cultural, androcéntrico y patriarcal. Esta problemática identificación convierte en asimétricas las relaciones sociales de género en la estructura social.

Aunque es de justicia reconocer que la anhelada situación de igualdad entre mujeres y hombres en la estructura social actual es todavía una ilusión, las posiciones ocupadas por las contemporáneas -particularmente por las que poseen estudios superiores- nada tienen que ver con las que ocuparon sus antecesoras décadas y siglos atrás. Las mujeres no han conquistado estas posiciones de manera repentina y sin topar con dificultades. El acceso a las mismas se ha producido lentamente a lo largo de la historia, mediante un arduo proceso del que ellas han sido las principales protagonistas. Tal protagonismo las sitúa en un lugar central en el análisis de la sociedad actual, el cual justifica la importancia sociológica de su estudio y su comparación con la posición social de los varones en la estructura social contemporánea.

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2. 2 Reflexiones sobre el concepto de género

Para situar el enfoque de este capítulo es imprescindible describir la conceptualización de género. Generalmente, cuando se hace referencia al concepto de género5, se tienen en cuenta dos dimensiones de manera alternativa:

- por un lado, la del sistema de relaciones sociales, simbólicas y psíquicas, donde la situación de las mujeres es diferente de la de los varones y,

- por el otro, la de una categoría de análisis científico que permite estudiar ese sistema de relaciones. Una categoría de análisis que contempla a los sexos como entidades políticas, sociales y culturales, con el fin de superar las limitaciones y el determinismo que incorpora la categoría (biológica) de “sexo”6.

En los últimos años, el uso de la perspectiva de “género” como herramienta de análisis ha enriquecido la investigación social7. A mediados del siglo XX (1949), la obra de Simone de Beauvoir, adelantándose a las corrientes construccionistas de Berger y Luckmann8, contribuía a explicitar el carácter social de la construcción de las diferencias sexuales, especificando que “no se nace siendo mujer, se llega a serlo9. De Beauvoir defendió la igualación total de la mujer con el hombre, alcanzada cuando la primera hiciera suyas las maneras y costumbres del segundo: ni familia, ni hijos, ni hogar, ni marido.

El feminismo ha permanecido alerta en todo momento contra el “determinismo biológico” y a favor del “construccionismo social”, en cuanto al género10. Evelyn Fox Keller afirmó que el género, como la ciencia, “son categorías construidas socialmente11.

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Más allá de cualquier esencialismo, el de género12 es, sin duda, un concepto sociológico referente a la categoría relacional de las articulaciones asimétricas que se establecen entre varones y mujeres. Es una construcción social que da cuenta de los distintos atributos y capacidades que se asignan a las personas según su sexo. Por lo tanto, este concepto hace referencia al carácter social de los distintos comportamientos y cualidades de varones y mujeres, y no a las diferencias biológicas relativas al sexo13.

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