Teoría de juegos y nudging para el buen gobierno

AutorDavid Jimenez-Gomez
Cargo del AutorProfesor investigador, Departamento de Fundamentos de Análisis Económico, Universitat d'Alacant
Páginas45-60
CAPÍTULO II
TEORÍA DE JUEGOS Y NUDGING
PARA EL BUEN GOBIERNO
David JIMENEZ-GOMEZ*
RESUMEN: En este capítulo discutimos el papel de la teoría de juegos, la
economía del comportamiento, y en particular el concepto de «nudging» (in-
tervenciones que modifican el entorno para generar un cambio de conducta,
sin coaccionar ni restringir opciones), en el Derecho y el buen gobierno. La
teoría de juegos conductual, que aúna teoría de juegos y economía del com-
portamiento, puede proporcionar un marco teórico para entender el nudging,
así como su aplicación al buen gobierno. Entre los aspectos claves, destaca-
mos el papel de la transparencia, tanto en el nudging como en el buen gobier-
no. Finalmente aplicamos estos conceptos a la tecnología Blockchain.
Palabras clave: teoría de juegos, economía del comportamiento, nudging,
buen gobierno.
I. CONCEPTOS PRELIMINARES
1. Teoría de juegos
La teoría de juegos es la disciplina que se encarga del análisis matemático
del comportamiento estratégico. Un «juego» no es más que un modelo acer-
ca de una situación estratégica: por ejemplo, una puja donde varias personas
desean adquirir un cuadro; o una guerra entre dos países. Los «jugadores»
son los actores que participan en el juego: las personas que pujan, los países
* Profesor investigador, Departamento de Fundamentos de Análisis Económico, Universitat
d’Alacant.
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en guerra, etc. Cada jugador dispone de una serie de «acciones» que puede
elegir (p. ej., cuánto dinero pujar por el cuadro), y desea maximizar su bien-
estar o felicidad, representado por una función de utilidad 1. Este supuesto
de maximización de la utilidad, llamado tradicionalmente el «supuesto de
racionalidad», es fundamental para generar predicciones. A partir del su-
puesto de racionalidad, se pueden definir conceptos tales como el equilibrio
de Nash 2. Un equilibrio de Nash sucede cuando cada jugador elige la acción
que maximiza su utilidad, dadas las acciones elegidas por el resto de los
jugadores.
Uno de los juegos más estudiados es el «dilema del prisionero». En este
juego, los jugadores son dos prisioneros que están siendo interrogados.
Cada jugador tiene dos acciones disponibles: confesar, o no confesar. Cada
prisionero obtiene una sentencia más favorable si elige confesar, pero sin
embargo cuando ambos confiesan, obtienen un peor resultado que si nin-
guno confesara. Esto se puede representar de manera gráfica en la siguiente
tabla.
Confesar No confesar
Confesar –5, –5 0, –10
No confesar –10, 0 –1, –1
En esta matriz, cada uno de los números representa el número de años
que el individuo pasaría en la cárcel (por eso están representados en negativo,
ya que a mayor número de años el jugador recibe menor utilidad). Cada celda
contiene dos números, el primero corresponde al jugador «fila», y el segundo
corresponde al jugador «columna». Por ejemplo, si un individuo elige no con-
fesar, y el otro elige confesar, aquel que no confesó irá a la cárcel diez años,
mientras que el otro saldrá libre.
En este juego, el supuesto de racionalidad lleva a la predicción de que
los jugadores no serían capaces de coordinarse en el supuesto más bene-
ficioso para ellos (que ninguno confesara). Es decir, el único equilibrio de
Nash en este juego es que ambos jugadores confiesen. Esto se deduce del
hecho de que para cada jugador siempre es más beneficioso confesar, in-
dependientemente de lo que el otro jugador decida. Dado esto, un jugador
racional siempre elegirá confesar, aunque esto lleve al resultado de que
ambos irán a la cárcel cinco años, cuando podrían hipotéticamente haber-
se coordinado, no confesando, y acabar con una condena de un solo año
cada uno.
Más adelante analizaremos cuándo es razonable asumir el supuesto de
racionalidad, y cuándo no, ya que esto será de vital importancia para com-
prender cómo la teoría de juegos puede ser aplicada al Derecho.
1 Los jugadores no han de ser necesariamente egoístas, ya que su función de utilidad podría
(potencialmente) incluir la utilidad de otros jugadores, lo que permite representar preferencias
altruistas.
2 D. FUDENBERG y J. TIROLE, Game Theory, MIT Press, 1991.

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