El teletrabajo como forma de prestacion de servicios
Autor | Aida Llamosas Trapaga |
Páginas | 29-81 |
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Resulta muy difícil encontrar una definición lo bastante precisa para hacer referencia al término teletrabajo. La ausencia, al menos por el momento, de un concepto legal estricto sensu, ha propiciado que se den numerosas definiciones. Estas varían en función de la disciplina desde la cual se realice el estudio, si bien se trata de un concepto tan sumamente amplio que todas las definiciones dadas por los distintos autores pueden abarcarlo24.
Con todo el teletrabajo es una forma de organización del trabajo que se basa en el uso de la tecnología. Se trata de una manera distinta de prestar servicios, ya que se realiza desde fuera de las dependencias de la empresa, y con un horario flexible, al tiempo que la prestación de servicios puede, en su caso, ser controlada mediante el uso de un programa informático.
El término teletrabajo fue utilizado por vez primera en los Estados Unidos, en el año 1973 por Jack Nilles. Debemos situarnos en un contexto económico adverso, coincidiendo con la crisis del petróleo. Entonces, el teletrabajo comienza a plantearse como una posible solución a los problemas relacionados con la energía, entendido como un nuevo modelo de organizar el trabajo capaz de evitar los desplazamientos de los trabajadores a sus empresas.
Así mismo, el teletrabajo encajaba a la perfección con las posibilidades de externalización.
Para este autor, el teletrabajo es «cualquier forma de sustitución de desplazamientos relacionados con la actividad laboral por tecnologías de la información»25, es decir, se trata de «enviar el trabajo al trabajador, en lugar de enviar al trabajador al trabajo»26.
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Por su parte, Gray, Hodson y Gordon aportan su propia definición, al señalar que «el teletrabajo es una forma flexible de organización del trabajo que consiste en el desempeño de la actividad profesional sin la presencia física del trabajador en la empresa durante una parte importante de sus horario laboral. Engloba una amplia gama de actividades y puede realizarse a tiempo completo o a tiempo parcial. La actividad profesional en el teletrabajo implica el uso frecuente de métodos de procesamiento electrónico de la información, y el uso permanente de algún medio de telecomunicación»27.
García y Monje Jiménez han entendido el teletrabajo como «una forma flexible de organización laboral que consiste en la realización de la actividad a distancia, es decir, en un lugar distinto del que habitualmente se realiza el trabajo controlado por el empresario y con el empleo de las tecnologías de la información y comunicación»28.
En parecidos términos, Martín Flórez define el teletrabajo como «la prestación de servicios por cuenta ajena fuera del centro de trabajo, fundamentalmente en el domicilio del propio trabajador, y cuya realización se lleva a cabo mediante conexión telefónica e informática, excluyéndose de tal concepto, obviamente, los trabajadores autónomos»29.
Se podrían añadir otras definiciones, tantas como perspectivas desde las que se analice esta figura, aunque también hay que decir que no existen demasiadas diferencias, al menos no sustanciales, entre los diferentes conceptos acuñados. En suma, puede apreciarse la repetición de algunos términos, que podríamos entender como claves; vocablos tales como la distancia, las telecomunicaciones o la flexibilidad empresarial conforman el perfil de lo que venimos llamando teletrabajo.
Atendiendo a criterios puramente etimológicos, el teletrabajo viene a ser la unión de dos vocablos griegos latinos: «telou» y «tripaliare», cuyos respectivos significados son: «lejos» y «trabajar». Pero si se tienen en cuenta estas dos acepciones, desde un punto de vista meramente conceptual, no puede afirmarse que el teletrabajo y el trabajo a distancia vengan a significar lo mismo.
Parece claro que en el teletrabajo siempre va a existir el componente de la distancia. Sin embargo, en el caso del trabajo a distancia se pueden abordar otro tipo de relaciones laborales que no se refieran de forma específica al teletrabajo.
En síntesis, puede decirse que el teletrabajo es aquella actividad profesional llevada a cabo lejos del lugar en el que se espera la recepción de los resultados de esa actividad, aunque se trata de un concepto que puede abarcar ocupaciones realizadas total o parcialmente fuera del centro de trabajo.
Ahora bien, este tipo de trabajo a distancia no sería posible sin la implicación de las nuevas tecnologías, que hacen que sea posible el «outsourcing»
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de la actividad laboral. En efecto, al hablar de teletrabajo no solo se pretende hacer referencia a una actividad que se lleva a cabo fuera del centro de trabajo, sino que se trata de una actividad que se realiza mediante el uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TICs) que se convierten en un elemento caracterizador. Por tanto, la utilización de estas técnicas ha de tener la intensidad suficiente como para permitir al trabajador desarrollar sus tareas correspondientes fuera del espacio físico de la empresa.
En este sentido, el teletrabajo es entendido como un nuevo modelo, más flexible, de organización laboral. Se entiende como una nueva forma de disponer de los recursos humanos existentes en la empresa, proporcionando al mismo tiempo una mayor flexibilidad al conjunto de la empresa, lo que a su vez podrá facilitar la adaptación de la empresa a los nuevos retos de un mercado cada vez más globalizado.
No cabe duda de que al margen de la problemática jurídica que puede traer consigo esta nueva forma de prestar la actividad, debido a las posibles dudas que puede suscitar su anclaje en una figura jurídica preestablecida, no es menos cierto que también supone una serie de ventajas.
Esta nueva forma de organización del trabajo podrá repercutir de forma positiva, tanto para la empresa como para los empleados. Respecto de la empleadora, esa flexibilidad en la organización implica que la empresa pueda adaptarse de forma más rápida y con menores esfuerzos a las nuevas y constantes exigencias del mercado y, al mismo tiempo, supone un ahorro respecto de los costes de producción e infraestructura (gastos de alquiler, mantenimiento de oficinas…).
En referencia a los empleados, esta nueva forma de organización de la actividad laboral supone, en un primer lugar, una mayor flexibilidad en el horario laboral, que hace que sea el propio teletrabajador el que organice sus horas de trabajo, adaptando así su jornada a sus necesidades personales. Esto conlleva la posibilidad de materializar la tan ansiada conciliación de la vida familiar y laboral.
Otro de los aspectos destacados es la reducción de los desplazamientos al centro de trabajo tradicional, lo que a su vez se traduce en un ahorro de tiempo y de dinero. Argumento este que también repercute de forma positiva en el conjunto de la comunidad, ya que la disminución de los desplazamientos supone una reducción de los problemas del tráfico, del ruido y de la contaminación atmosférica.
Del mismo modo, se puede añadir que a efectos de considerar una actividad objeto del teletrabajo, resulta irrelevante determinar cuál es el tipo de trabajo que se realiza, es decir, el contenido de la prestación, siempre y cuando la misma pueda efectuarse a través de los medios tecnológicos que venimos mencionando. Ya que tal y como dice el autor Thibault Aranda: «el teletrabajo es una forma de organización y realización del trabajo distinta y no una profesión»30.
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En resumen, al margen de los diferentes tipos de teletrabajo, son tres los elementos definitorios o las características más señaladas en relación con el concepto del teletrabajo:
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El espacio físico en el que se lleva a cabo, es decir, el desarrollo de la actividad realizado fuera de la empresa.
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La utilización de las nuevas tecnologías informáticas y de la comunicación.
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La modificación en la organización y realización de la actividad profesional.
Como ya se ha mencionado anteriormente, el teletrabajo es un concepto que abarca una multitud de situaciones diversas; se trata de un supuesto que permite al trabajador y al empresario optar por la posibilidad que mejor se ajusta a sus necesidades, por lo cual, si bien en un principio el teletrabajo se asociaba únicamente al domicilio del teletrabajador, en la actualidad el fenómeno ha alcanzado a cualquier otro lugar en el cual sea posible establecer una conexión con la red informática.
Para poder analizar los diferentes tipos de teletrabajo, en primer lugar, es necesario establecer cuáles van a ser los criterios mediante los cuales van a establecerse la clasificación.
Si se centra la atención en el lugar en el que se va a desarrollar la actividad, a saber, si se establece como criterio el espacio o emplazamiento, podrían diferenciarse tres modalidades de teletrabajo.
Pero si el criterio por el que se opta no es el locativo, es posible establecer otra clasificación en base al tipo de conexión que mantiene el teletrabajador...
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