La telefonia móvil y sus precios

AutorFermín marquina
Páginas157-174

Un servicio de amplia aceptación social como la telefonía móvil, que ha pasado en pocos años a convertirse en un elemento imprescindible para multitud de empresas, profesionales y particulares, entra en la lógica de las cosas que se vea sometido a continuas presiones, tanto internas como externas al mercado, para mover a la baja su nivel de precios.

A lo largo del presente documento se intenta profundizar en la realidad de los precios del servicio de la telefonía móvil, en el contexto de la tecnología, el mercado, la oferta y la regulación en un país como España.

  1. TECNOLOGÍA, MERCADO Y PRECIOS

    La telefonía móvil se caracteriza por la constante evolución y mejora de su tecnología que permite el enriquecimiento de la oferta con nuevos servicios y facilidades. Sin embargo es relevante subrayar que el auténtico factor dinamizador de estos avances ha sido y sigue siendo la limitación tecnológica para atender el potencial de mercado de la telefonía móvil en términos de capacidad de oferta. De esta forma, se van sucediendo tecnologías, generación tras generación, que van optimizando progresivamente la utilización del recurso escaso básico de la telefonía móvil, que es el espectro radioeléctrico.

    Cabe recordar, por ejemplo, que el sistema NMT 450, que permitía las comunicaciones móviles desde teléfonos instalados en vehículos y cuyo servicio se cerró en diciembre de 1997, hace poco más de 3 años, tuviese su capacidad máxima por debajo de los 100.000 clientes. Después de esta tecnología y hasta llegar a los más de 25 millones de clientes actualmente existentes en España, se han sucedido el ETACS 900, GSM 900, GSM 1800, ahora el GPRS y, próximamente, el UMTS.

    La aceptación social del servicio evidencia que la movilidad en las comunicaciones es un concepto conseguido desde el punto de vista del mercado, atendiendo a su relación coste/beneficio. Sin embargo, la dinámica tecnológica, tanto histórica, como actual y futura, pone en evidencia también que no se ha conseguido todavía la tecnología que permita cubrir las necesidades de un mercado en permanente expansión: en número de conexiones, en utilización de las comunicaciones móviles (uso por conexión) y en variedad de servicios y aplicaciones.

    Sirvan las siguientes referencias como muestra:

    - El potencial de crecimiento, en términos de conexiones por habitante, se sitúa actualmente en el 300 % (según declaraciones de Hans Snook -actualmente Special Advisor to the Chairman del grupo Orange- y Keiji Tachikawa -CEO y Presidente de NTT DoCoMo- en el Congreso Mundial del GSM en Cannes, febrero 2001).

    - El ratio de utilización de las comunicaciones móviles respecto a las fijas es prácticamente de 1 a 5. Tampoco existe la tecnología capaz de gestionar a través de las redes móviles volúmenes de tráfico similares a los actuales de las redes fijas.

    - Los nuevos servicios de datos exigirán cada vez mayores capacidades en la red. Cuando todavía se plantean dudas sobre la disponibilidad de los sistemas de 3ª Generación, como el UMTS, ya se ha empezado a trabajar en la 4ª.

    En tanto en cuanto se mantenga esta situación, los operadores se verán obligados a estar sistemáticamente presentes en las sucesivas tecnologías, para no perder el tren del futuro, y a competir entre ellos para optimizar al máximo las inversiones en los diferentes sistemas, llenando sus redes respectivas para conseguir las mayores economías de escala.

    Estas consideraciones son determinantes para entender porqué, hoy y en el próximo futuro, el valor y el coste de la movilidad diferencian en varios órdenes de magnitud a las comunicaciones móviles de las fijas.

    La historia del éxito de la telefonía móvil en España y Europa se apoya en esta dinámica autónoma y espontánea de mercado y tecnología, en un contexto regulatorio no intervencionista, ayudada por dos aciertos incuestionables:

    - La apuesta por un estándar tecnológico común, el GSM, que ha permitido la generación de importantes economías de escala y el desarrollo de servicios transnacionales, como el roaming o itinerancia internacional.

    - El concepto 'Calling Party Pays', que será objeto de un análisis en profundidad más adelante y que afecta especialmente a la estructura de precios del servicio.

    A la vista de estas reflexiones, cabe resumir que en tanto en cuanto las limitaciones para el desarrollo de las telecomunicaciones móviles vengan de la mano de la tecnología y no del mercado, el marco general del servicio a definir por la regulación debiera focalizarse en mantener esta dinámica inversora y de apuesta permanente por el futuro. Su alteración y ruptura condicionaría la evolución de un mercado que ya está siendo desarrollado por los operadores móviles al máximo actualmente posible.

    Esta permanente tensión entre la tecnología y el proceso inversor condiciona fuertemente el nivel de precios del mercado móvil, al mismo tiempo que favorece la competencia entre los operadores para conseguir las mayores economías de escala.

    Esta misma dinámica define a un sector necesariamente de oferta, que precisa una cobertura geográfica amplia con cada sistema tecnológico desde su lanzamiento comercial para hacerle realmente atractivo en el mercado. Por ello, la política de precios nunca podría basarse en un 'sistema de reparto' de costes (utilizando los términos empleados para la problemática de la Seguridad Social), sino en un 'sistema de capitalización' que contemple la totalidad del ciclo de vida de cada tecnología, apostando desde el principio por un escenario de desarrollo del mercado que se considere razonable conseguir de acuerdo a sus limitaciones de capacidad.

    Es más, la visión del operador trasciende al ciclo de vida de cada tecnología, asumiendo de antemano su presencia en la siguiente con un enfoque de continuidad. En caso contrario, de no contar de antemano con esta continuidad, habría multitud de actuaciones que no se realizarían, limitándose los operadores a exprimir al máximo las inversiones ya realizadas, sin preocuparse de crear las bases del mercado para la siguiente tecnología.

    Se puede señalar en este contexto que difícilmente se hubiese desarrollado el WAP sobre una red GSM, con tecnología de circuitos, en lugar de haber esperado a la disponibilidad del GPRS. Aunque ahora se esté cuestionando el éxito o fracaso del WAP, a largo plazo se podrá comprobar que estas primeras etapas han cumplido una función relevante en el proceso de desarrollo tecnológico y de mercado del Internet móvil. Esta misma reflexión es válida para los precios establecidos para el arranque del WAP, que no responden a la realidad de la tecnología en este momento, sino que descuentan ya lo que puede ser un futuro más o menos próximo.

    De hecho, esta...

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