Tauromaquia, violencia e infancia
| Autor | Anna Mulà Arribas |
| Cargo | Abogada. Fundación Franz Weber |
| Páginas | 32-46 |
dret animal
Introducción. Infancia sin violencia en eventos taurinos
Uno de los fenómenos a los que es necesario prestar particular atención es el referente a la violencia que se genera
en espectáculos taurinos y su incidencia negativa en el bienestar físico y mental de los niños, niñas y adolescentes.
Además de la violencia contra los animales, los toros y los caballos, la violencia de la tauromaquia tiene, pues, otras
víctimas.
Es necesario crear conciencia sobre la violencia que se genera en la tauromaquia, y esa conciencia tiene como objetivo
proteger a los niños, niñas y adolescentes de esa violencia y reconducir así el grave atropello de sus derechos
reconocidos en la legislación internacional y nacional.
A raíz de este trabajo, Naciones Unidas, a través del Comité de los Derechos del Niño, ha instado a la comunidad
internacional y, en concreto, a los países de Portugal, Colombia, México, Perú, Francia, Ecuador y España, a prohibir
la participación y asistencia de menores de edad en eventos taurinos, tomando como base y sustento primordial la
Convención sobre los Derechos del Niño. Es necesario proteger a las personas menores de edad de la violencia que
constituye su exposición a las prácticas, los espectáculos y los eventos taurinos, y reconducir el grave atropello de sus
derechos recogidos en la legislación internacional y nacional sobre protección de la infancia y la adolescencia.
Cuando hablamos de esta violencia, nos referimos a la violencia física, mental y emocional a la que están expuestos
los niños que son entrenados y practican en escuelas taurinas, a los que participan como toreros en corridas de toros
y a los que son espectadores de todo tipo de eventos taurinos.
Se contabilizan cientos de escuelas taurinas repartidas en 8 países, estando a la cabeza España, con 6 0 escuelas,
seguida de México con 48 (contando solamente las escuelas oficiales y conocidas). Miles de niños desde edades muy
tempranas reciben lecciones de cómo hacer daño físico intencionado a un ser vivo para producir heridas hasta la
muerte a través del uso de instrumentos afilados de hierro en los extremos, comprometiendo su integridad física y
psíquica en eventos privados y públicos donde se enfrentan al animal. La edad de admisión en escuelas depende de
cada centro o reglamentación regional, siendo habitual que se acepten niños desde los 5 años, ya que no existe
legislación general que fije la edad mínima. A pesar de ser ésta una información que se mantiene silenciada con
mucho recelo y no se expone públicamente, en los entrenamientos privados y en las exhibiciones públicas los niños
padecen graves accidentes.
En estos países se puede ser profesional taurino cuando todavía se es menor de edad. De esta forma, los niños que
son entrenados en escuelas taurinas actúan en espectáculos públicos simulando un festejo taurino, para los que
previamente el público paga un precio por asistir, lo que lo convierte en una forma de explotación infantil.
Los niños que asisten a eventos taurinos están sujetos a presenciar imágenes de gran violencia a personas originadas
por los accidentes y muertes que ocurren durante estos espectáculos. En estos países se retransmiten de forma
Tauromaquia, violencia e infancia
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