Somero concepto de ciclo. Euforias y crisis

AutorAntonio Sáez del Castillo
Páginas11-30

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El éxito se consigue cuando al conocimiento se le añade la acción, pero cuando cesa el empeño por mantenerlos unidos, el fracaso surge de súbito

Desde la inmensidad de lo indeterminado, por desconocido en su origen y parte de su desarrollo en la evolución, así como por su desarrollo en la dinámica orbital del cosmos, surgen las galaxias y en ellas los planetas, siendo el más cercano para nosotros la Tierra, en la que hemos nacido los seres vivos, nos desarrollamos y morimos. Desde la materia, la sustancia y la dinámica cíclica surge la razón y ser de los seres vivos en un estado de continuidad evolutiva, dando lugar a las leyes universales de la continuidad y de la subsistencia.

El cosmos, en su infinita o indeterminada dimensión, es un ente vivo, el cual nació, se está desarrollando y finalmente morirá. En física, la materia, en su concepción más desarrollada, es cualquier tipo de entidad que es o sea parte integrante del cosmos o universo observable, que tiene energía implícita o asociada, sometida a cambios en el tiempo y es medible por interacción. El término mate-ria se emplea para referirse a la «realidad material observable», entendiendo que puede ser considerada como tangible o intangible y, por lo tanto, percibida por distintos observadores y medios en la misma forma. Genéricamente, la materia la podemos asociar a todo aquello que ocupa un lugar en el espacio, tiene masa, energía y se desarrolla en el espacio-tiempo. Los intangibles puros o absolutos no tienen masa, cosa que más adelante se demostrará con el desarrollo de conceptos basados en la Antropología metafísica.

El ser humano es un ser vivo que nace, se desarrolla y muere. La sociedad es continua, aunque está compuesta de los ciclos de vida de los humanos. No se puede confundir el ciclo de vida de un ser humano con el de una sociedad, como no tiene sentido ni razón de ser entender que una acción es lo mismo que un índice

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del cual es subyacente. El ser humano, mientras vive, forma parte de la sociedad activa en lo que corresponda a su generación, pero cuando muere ya no cuenta como elemento activo. Los elementos unitarios vivos, como componentes de la sociedad, se van sucediendo cuando mueren, en ciclos limitados en el tiempo. Nacer-desarrollar-morir es el ciclo para todo ser vivo, pero no para la sociedad, la cual se compone de cada uno de los ciclos unitarios independientes caducos de forma dinámica y a través del tiempo.

El ser humano es caduco, pero la sociedad es perenne

Después de una vida o generación se quedan los legados de la vida anterior, y es de ese valor residual, en forma de riqueza, del que se nutren las nuevas vidas o generaciones en forma de sociedad. A rey muerto, rey puesto; el muerto al hoyo y el vivo al bollo, dichos aplicables a los seres humanos como unidades que integran la sociedad, pero no sobre la sociedad en sí misma. El mismo concepto hay que aplicarlo a las acciones y a los índices, por eso no tiene sentido ni razón de ser que se apueste por una persona para siempre, como no lo tiene para una acción en el largo plazo.

Una acción es un ente vivo jurídico-mercantil que se constituye, se desarrolla y muere. El que un ser humano nazca y se incorpore a la sociedad no le da garantía de nada, y menos de que le va a proporcionar vida eterna. Lo mismo para una acción, representante de la mercantil, que cotiza en un mercado organizado y reglamentado, incluso si forma parte como subyacente de un índice, como ser vivo que realmente es, se desarrollará y desaparecerá, o seguirá cotizando con un precio que, como valor residual en el tiempo, valga cero, en la divisa que sea, a precios constantes.

En general, el concepto de ciclo lleva implícito la repetición de un hecho o acontecimiento que fue real. Lo acontecido anterior fue una realidad y, en la medida de lo posible, el presente la conoce y utiliza para negociar la posibilidad de que se repita en el tiempo. Es la toma de referencia y la negociación en el presente del proyecto que se materializará en el mañana, con los ajustes dinámicos que correspondan.

Todas las teorías las baso en principios o leyes universales

Todas las teorías que he desarrollado, y las que tengo en curso de estudio, las baso en principios o leyes universales, pues el mundo en el que vivimos ya hace mucho tiempo que está dominado por estructuras organizadas de rango superior con capacidad absoluta de poder en la forma, clase y condición que haga falta para hacer lo que crean necesario o necesiten y a la luz del día, en cualquiera que

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sea el lugar de la Tierra que les interese, y siempre para su propio beneficio y a costa de los pueblos. Dicen aún los ilustrados ingenuos que la economía liberal, o de libre mercado, se basa en la oferta y demanda, pero cuando se vive la realidad del comercio mundial por diferencia uno se cae del guindo inmediatamente y pasa a la realidad, la cual se descubre implícitamente en el desarrollo de la investigación empírica que se realiza a través de la observación de los hechos reales irrefutables, por verdades únicas y contrastadas que se proyectan sobre la Tierra.

Todo principio de investigación lo baso en un ser vivo que se mueve o lo mueven. El ser humano es un ser vivo que se mueve y lo mueven. Se mueve en su parte biológica intrínseca, como primera y principal, de forma inconsciente o involuntaria, y en la sobrevenida, como complemento de maquillaje o betún, de todo lo que va adquiriendo del entorno en el que se desarrolla, lo que llamamos conocimiento. A modo de recordatorio, la Biología tiene por objeto el estudio de todos los seres vivos, tanto en su origen como en su evolución, así como sus propiedades y las leyes por las que se rige la vida orgánica. La antropología es una ciencia que estudia al ser humano de forma integral, pero aquí nos interesa particularizarla en lo que respecta principalmente a su comportamiento y desarrollo social. No se debe olvidar que una mercantil, inicio-desarrollo y final, es el reflejo de causa-efecto de determinados actos humanos.

Las dos leyes básicas, y por lo tanto primeras y principales, son la continuidad, a través de la reproducción, y la de subsistencia, por lo que tiene la necesidad de construir y desarrollar los medios adecuados para obtener del entorno que le rodea la alimentación y condiciones mínimas imprescindibles, por imperiosamente necesarias, para su ciclo de vida. Así mismo, estas condiciones implican el necesario desarrollo en colectividad. Por lo tanto, a través de ellas, inseparables en su conjunto, puede realizar su ciclo de vida particular, el cual sirve como subyacente para el concepto sociedad y, a su vez, ser parte integrante de pleno derecho en la colectividad, lo que se puede asimilar como forma de vida colectiva o en sociedad. Por consiguiente, estas leyes naturales llevan a los hombres a la necesidad de desarrollar una actividad que tiene que concluir en un rendimiento efectivo mínimo, al menos con carácter transitorio. Pero el ser humano no ha nacido con un termostato con posibilidad de limitarlo a la necesidad básica, más bien en su quehacer cotidiano, y a través de toda su historia vivida, no ha ido encontrando limitaciones, incluso ha intentado de forma permanente ir más allá.

No hay duda de que el más allá le ha llevado, en su imaginación desmedida, a crearse mundos que nunca podrán existir, pero ante la necesidad de conquistar las riquezas soñadas nunca ha desistido ni nunca lo hará. La avaricia y la ilusión de conquistar las riqueza sin esfuerzo le ha llevado a desarrollar la esperanza basada en la simple promesa o posibilidad, por eso la codicia sin límite le lleva a la insensatez; la creencia ciega en el cuento y la aceptación de la mentira, así como la vanidad de tener por tener y tener cada vez más y más, le proyectan, sin con-

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trol de la realidad, a los desatinos más horrorosos. Las euforias de las bolsas con precios constantemente al alza le pirrian, pide y se apalanca lo que haga falta para no perderse la carrera alcista, en la que quiere conseguir, como mínimo, el primer puesto de las riquezas obtenidas. Lo mismo en los negocios y en lo que sea actividad máxima. Nunca piensa que las realidades tienen un límite y que, superado, la cosa revienta, se hace añicos y ahí se queda rebozado como una gamba y muere más tarde en el interior de la crisálida de la codicia exacerbada.

El aceite y la gobernanza

Como consecuencia de los bienes escasos aparece la competencia por la subsistencia, tomando cuerpo la posibilidad de aprovecharse del semejante, en vez de seguir asociado con él. Así, una parte de la sociedad organizada se convence de que es más rentable que trabajar, el que trabajen los otros por ellos. A partir de aquí o parecido se tiene que considerar la sociedad dividida en dos estratos, el aceite como gobernanza y el agua como pueblo. El aceite y el agua, por mucho que se agiten, no se mezclan; el aceite sigue siendo aceite y el agua, agua. El aceite impide que el...

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