Las sombras que nos acompañan, riesgos y peligros antiguos

AutorPereira Cuadrado, Arturo
Páginas67-80
— 67 —
Capítulo ix.
Las sombras que nos acompañan,
riesgos y peligros antiguos
Las ciudades afortunadamente están llenas de vida, de ac-
tividad, es lo que las convierte precisamente en lo que son. Sin
vitalidad, las ciudades carecerían de razón de ser, la quietud y el
silencio son propios de la soledad. Prueba de lo afirmado es que
cuando los habitantes de las ciudades buscan un poco de tranqui-
lidad se alejan de ellas.
Ese dinamismo hace que las vidas de las personas se crucen
o más bien se entrecrucen haciendo que los intereses particulares
rocen los unos con los otros, y en ocasiones chocando frontal-
mente. Volvemos irremediablemente al conflicto como motor de
nuestras vidas.
La vida de los ayuntamientos puede resultar en apariencia
monótona y con un ritmo cadencioso que pareciera no fuera a
variar jamás ni lo más mínimo. Empleo el término ayuntamien-
to, en este caso, como organización administrativa y órgano de
gestión en el sentido del entramado político-funcionarial que go-
bierna la comunidad municipal.
Para un observador ajeno al ayuntamiento, que bien puede
serlo cualquier ciudadano anónimo que entre por la puerta de la
casa consistorial, y permaneciera en su interior todo un año, le
resultaría de lo más tedioso comprobar como los funcionarios
municipales cumplen a diario con su rutina y funciones.
Podría comprobar como sus horarios son rígidos, podría
comprobar su hora de entrada, su hora de salida, el parón obli-
gado del café y hasta con quienes tienen una relación de amistad

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