Sociología de la etnicidad
Autor | Coro J-A Juanena |
Cargo del Autor | Doctora por la Universidad Rey Juan Carlos, con diplomatura en Relaciones y Estudios Africanos por la Universidad Autónoma de Madrid y Licenciada en Sociología por UNED |
Páginas | 309-350 |
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El término etnicidad hunde sus raíces en el vocablo griego ethnos/ethnikos, usado comúnmente en la antigua Grecia para referirse a los paganos, a los no helénicos, los Otros foráneos, considerados ciudadanos de segunda clase. Sin embargo, no será hasta el siglo XX cuando la academia y los medios de información incorporen de nuevo este término a su acervo expresivo. Sociológicamente hablando, esta palabra fue acuñada por el norteamericano David Riesman en 1953, extendiéndose su uso durante los años sesenta y setenta. Concretamente, a finales de los sesenta comienza a publicarse, en la Universidad de Chicago, una revista especializada para estudiar los fenómenos étnicos denominada “Ethnicity”. Desde esta revista, investigadores como Paul Brass (1976) o Van den Berghe (1976) comienzan el estudio de la etnicidad desde una perspectiva comparada y mundial. No obstante, el termino etnicidad ha adoptado diferentes significados según las distintas tradiciones académicas.
En la tradición anglo-americana, comúnmente, se entiende por grupo étnico un colectivo minoritario dentro de la sociedad de un Estado-nación más amplia; mientras que en la tradición europea es sinónimo de identidad nacional definida históricamente, tanto por línea de descendencia como por territorio común. A pesar de esta diferencia, durante la modernidad, ambas tradiciones han compartido el intento de remplazarlo por el concepto de “raza”.
Lo que parece indudable es que el vocablo etnicidad y sus derivados contienen multiplicidad de significados. Actualmente, debido a la influencia de los refugiados e inmigrantes en las sociedades hegemónicas de los Estados-nación, el término de minoría étnica o grupo étnico ha adquirido, en sus usos legislativos e institucionales, connotaciones de “no-ciudadanos” o “ciudadanos de segunda” como en los días de la antigua Grecia. Por otra parte, los medios de comunicación han cubierto los “conflictos étnicos”, usando dicho término como sinónimo de trivial, primitivo, bárbaro y atrasado. En este tipo de “errores burocráticos”, al decir de Siniša Male"evi - (2004), subyacen pre-juicios ocultos que se esconden en la manera de percibir e interpretar las “diferencias culturales”. Este tipo de “errores burocráticos” postulan una serie de atributos culturales inamovibles, rígidos y definitivos como señas de identidad que posee todo grupo étnico. Es decir, parten de una perspectiva sustancialista o esencialista de la etnicidad.
Para aclarar todo estos malos entendidos que se dan alrededor del término étnico expondremos las diferentes escuelas sociológicas contemporáneas. Eso sí, haciendo antes un breve recorrido por los tres padres fundadores de la sociología.
Desde el pensamiento sociológico clásico, con excepción de Max Weber, los sociólogos han vuelto su mirada a la antropología para explicar el poder de las
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diferencias culturales. Por ello, no podemos obviar aquí el trabajo del antropólogo Frederik Barth, publicado en su libro Ethnic Groups and Boundaries (1969), el cual supuso una revolución copernicana en el estudio de la etnicidad. Anterior a este autor, las diferencias culturales eran explicadas como características particulares intrínsecas a los grupos sociales y cuyas diferencias culturales eran entendidas en términos de propiedad; la posesión de la misma era firme, estable y persistente, además de hacerles únicos y distintos. F. Barth cambió por completo la forma tradicional de entender las diferencias culturales. Definió y explicó la etnicidad no como la posesión de características culturales que hace a los grupos sociales distintos; sino como la consecuencia de la interacción social con otros grupos, lo que hace las diferencias posibles, visibles y socialmente importantes. En palabras del propio Barth: "el punto central de la investigación desde este punto de vista proviene de la frontera étnica que define el grupo, no de las cosas culturales que las encierra” (1969: 15). La diferencia es creada, desarrollada y mantenida sólo a través de la interacción con los Otros -por ejemplo: lo alemán es creado y convertido cultural y políticamente significativo sólo a través del encuentro con lo francés, ingles, holandés, etc-. Es por esta razón que el estudio de las diferencias étnicas se ha centrado en la interacción social; en vez de buscar los contenidos internos de las diferencias culturales, tal y como se había realizado hasta entonces. Las fronteras étnicas son explicadas en su origen como un producto de la interacción social. La diferencia cultural per se no crea colectividades étnicas, es el contacto social con los Otros lo que asienta la definición y categorización de un Nosotros y un Ellos. Los grupos idéntitarios deben ser siempre definidos en relación con los no-miembros del grupo.
Este importante cambio en el estudio de lo étnico supuso además comprender la etnicidad en términos más universalista de los que se habían dado hasta ese momento. Esto significa concretamente que desde esta nueva perspectiva la etnicidad no se confina solamente al estudio de los grupos minoritarios; sino que se extiende al grupo étnico hegemónico, lo que conlleva una ampliación de su objeto de estudio. El paradigma moderno dominante tras la Segunda Guerra Mundial entendió tradicionalmente la etnicidad como restos provincianos del pasado que desaparecerían con la industrialización intensiva, la organización burocrática, el sistema de educación universal y la modernización. Las diferencias étnicas eran entendidas como algo estrecho de miras en la época de los primeros Movimientos Sociales caracterizados por su universalismo137. No obstante, las identidades étnicas han persistido más de lo que se imaginaron o previno el pensamiento moderno.
La etnicidad entendida como una cuestión de interacción social, cultural y de mantenimiento de las fronteras nos arrastra a la idea de que no hay política y, culturalmente hablando, conciencia social de grupo que pueda crear una narrativa creíble de descendencia común sin que tenga algún esbozo del concepto de etnicidad.
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En otras palabras, siempre que haya una acción social y marcas culturales señaladas habrá etnicidad y este es el hecho del que se ocupa la sociología.
La etnicidad es una relación social, en la cual los actores se perciben a sí mismos y son percibidos por los otros como colectividades culturales distintas. No es suficiente el mero contacto para generar un significado sociológico de grupo. Como puso de manifiesto Max Weber (2002), es la acción social efectiva y, sobre todo, el aspecto político de la acción de grupo, lo que inspira la creencia de un etnicidad común y transforma a los miembros del grupo en una comunidad política. Los sociólogos no estudiamos la conducta de los grupos étnicos simplemente para detectar la variedad de las diferencias culturales que las relaciones sociales puedan tomar, sino que nuestra atención la centramos cuando la diferencia cultural es movilizada con propósitos políticos. Es decir, cuando los actores sociales atraviesan el proceso de la acción social creando y recreando las narrativas de una descendencia común para responder a los cambios del entorno social. Las diferencias culturales construidas como diferencias étnicas son sociológicamente relevante siempre y cuando están activas, movilizadas y dinamizadas. Es la acción social que construye la etnicidad lo que le interesa al sociólogo que trabaja con grupos étnicos138.
En el discurso popular hay una tendencia a la hora de usar el termino etnicidad como sinónimo de raza, nacionalidad, grupo religioso. El problema de estos usos intercambiables no es despreciable: son usados desde un punto de vista sociológico no viable y su imprecisión, además de confundir diferentes formas de colectividad, son un mecanismo eficaz de reduccionismo del Otro139, formas utilizadas por los grupos étnicos hegemónicos para subyugar a las minorías étnicas.
Definir los grupos en términos de raza, religión y origen continental es un ejemplo de los conceptos de popular, nativo, folklórico, etc… que a menudo son construidos, ad hoc, por los actores sociales; quienes, asimismo, tratan de dar sentido a su realidad cotidiana. En otras palabras: la raza es una construcción social donde las atribuciones fenotípicas son popularmente usadas para diferenciar entre un grupo interno de un grupo externo.
Finalmente, conceptos como nación, nacionalidad y nacionalismo a veces se solapan con el de etnicidad. Tal es el caso del término etnonacionalismo, el cual, la mayoría de las veces, hace referencia a la ideología y a los movimientos políticos asociados con un proyecto histórico de autonomía política o...
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