La sociedad posmoderna (1990-2020)

AutorJosé manuel azcona
Páginas15-48
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LA SOCIEDAD POSMODERNA (1990-2020)
JOSÉ MANUEL AZCONA
Universidad Rey Juan Carlos
LA ERA DE LA ENSOÑACIÓN
Una idea parece clara en esta etapa del primer cuarto
del siglo  y es que la fortaleza del Estado es vital para el
auge y el desenvolvimiento de la economía en cualquier
país, incluso aunque se pronostique, fomente y se actúe en
pro de las virtudes de la libertad de producción, comercio
y empresa 1. Claro está que la conguración estatal va a va-
riar notablemente de una nación a otra pues dependerá
del modelo político al que se opte. Varias situaciones deri-
vadas de la Guerra Fría(1945-1990) como los conictos de
Bosnia, Ruanda, Siria o Yugoslavia ilustran la falta de forta-
leza de sus Estados, lo que se relaciona con el fracaso del
1 Este capítulo está hecho en el marco del proyecto F37-HC/Cat-
Ib-2018-2022 de Historia del Mundo Presente (Vicerrectorado de Innova-
ción y Transferencia), URJC. Su contenido está sustentado en el texto de
los libros de mi autoría: Historia del Tiempo Presente. La sociedad actual desde
1945, Madrid, Cátedra URJC Santander Presdeia, 2019. Historia del Mundo
Actual, Madrid, Universitas, 2005.
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traspaso del modelo occidental, ideológico y organizativo
hacia el Tercer Mundo. Y este hecho está también en la
base de la repulsa que las zonas subdesarrolladas del plane-
ta o con desarrollo incipiente tienen hacia Occidente. Pues
tras casi cinco décadas de esta inuencia no se ha consegui-
do gestar allí modernos desarrollos ni poderosas clases me-
dias que hayan sacado de la pobreza a estos países. Sin em-
bargo, tampoco hemos de pecar de ingenuos, ni asumir
todo el cargo de conciencia de sus dramas socioeconómi-
cos, como habitualmente se hace, pues los grados de co-
rrupción de aquellas sociedades son tan extremos que so-
brecogen. Y sus gobiernos tan nefastos, totalitarios y nada
respetuosos de los Derechos Humanos que impresionan
con horror, además de haberse dedicado durante decenios
a saquear a sus respectivos Estados y pueblos. Por otra par-
te, los niveles de desarrollo social y la conexión de los gru-
pos humanos son tan débiles que el mimetismo con nues-
tra estructura estatal, cultural y política está fuera de lugar.
Por esta razón, la política exterior de ayuda al desarrollo de
la ONU y sus instituciones asociadas desde el nal de la
Guerra Fría deambula por caminos concretos que preten-
den fomentar aquellos sectores de la economía vitales para
los desarrollismos locales, pero empezando previamente
por impulsar el auge y generalización de la cultura y la en-
señanza en todos sus ámbitos, concebidos ambos horizon-
tes como verdadero motor pautador y base del crecimiento
y desarrollo del Tercer Mundo. Y el BM y el FMI también
han tomado, al menos de forma relativa, esta senda. Pese a
todo, existe una tendencia generalizada proveniente de los
países subdesarrollados, o en los inicios del desarrollo, a
culpar siempre de todos sus males, presentes y pasados, a
Occidente, sin hacer el más mínimo juicio-crítica de la pro-
pia responsabilidad de sus mandatarios, lo que genera co-
rrientes de opinión en las naciones desarrolladas que se
hacen eco de estas tesis 2.
2 Orive Riva, Pedro, Nuevo desorden mundial, Madrid, Eudema, 1991.
Lozano, Pedro, Crónicas internacionales de nuestro tiempo, Pamplona, Eunsa,
1991.
La sociedad posmoderna (1990-2020)
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La generalización de la idea de que el neoliberalismo
como pensamiento-guía tanto en lo económico como en lo
político, y que se implanta a partir de 1989, tiene que ver, en
primer plano, con el hecho según el cual, para entonces, las
instituciones públicas habían perdido el control sobre las
consecuencias colectivas de la acción del hombre. De he-
cho, uno de los ganchos intelectuales que ayuda a explicar
el fervor por la utopía neoliberal es, precisamente, que ésta
procura eludir las decisiones humanas colectivas, y por tan-
to las responsabilidades inherentes a ellas. Se propone, así,
que cada persona satisfaga su ambición sin restricciones. En
un segundo nivel, el neoliberalismo y su desarrollo en la
cultura occidental actual, privatizar lo poco que queda en
manos del Estado norteamericano de la sanidad pública,
debe encadenarse con el agotamiento, relativo eso sí, del
papel del Estado tanto por parte de USA, como de la URSS,
durante la Guerra Fría, lo que coincidirá con la decadencia
de las ideologías nacidas al nal del siglo , pero también
con la decadencia, en el ámbito social, de las religiones oc-
cidentales. Nunca se planteó, antes de la década de los
ochenta, la instauración de regímenes políticos liberales
por el papel que se asignó al Estado en la derrota del ene-
migo clásico: marxismo o capitalismo, según el caso. Pero sí
incidió, por cierto de manera muy negativa, pese a las reco-
mendaciones a su favor de numerosos economistas, en las
transiciones rápidas que tanto la URSS como las repúblicas
marxistas del Este de Europa hicieron hacia el capitalismo
en la década de los noventa. La rapidez de los procesos de
cambio y las ansias por destruir los regímenes antiguos co-
munistas generó el descalabro que después intentó arreglar
la UE con sus ampliaciones territoriales hacia el Este.
El derrumbe de la URSS 3 mostró a las claras el fracaso
del comunismo soviético; esto es, del intento de apoyar la
economía en la propiedad estatal de todos los medios de
3 Véase a este respecto, Faraldo, José María, Las redes del terror, Barce-
lona, Galaxia Gutenberg, 2018. Courtois, Stéphane, El libro negro del comu-
nismo, Barcelona, Ediciones B, 2010.

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