Situación jurídica de la mujer casada, de J. Cortezo.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas235-236

Page 235

    CORTEZO, J.: Situación jurídica de la mujer casada. Editorial Montecorvo, S. A. Madrid, 1975.

La vanguardia editorial se mantiene a través de la publicación de temas de actualidad y calidad, y ésa la sostiene con singular prestigio Montecorvo ofreciendo libros como el que traemos a recensión, quizá de los primeros que se publican sobre la materia. Como dentro de los Centros Regionales de Estudios Hipotecarios se planteó rapidísimamente la problemática de las adquisiciones realizadas por la mujer casada, recuerdo que se me pidió bibliografía por algún conferenciante y sólo pude en ese momento ofrecer esta que ahora recensiono y el breve ensayo que hiciera Lacruz Berdejo.

La actualidad del tema ya es aliciente para introducirse en la lectura del trabajo monográfico que, parece ser, se gestó con anterioridad a lo que ha dado en llamarse «Año Internacional de la Mujer», en el cual aparece-como sabemos-la reforma de diversos artículos del Código civil y de Comercio. Con la misma, aparentemente, la mujer de hoy día avanza en la consecución de igualdades con el hombre, me refiero en lo jurídico, pues en lo demás-afortunadamente-hombre y mujer se siguen distanciando. A poco que uno sienta curiosidad y tenga dotes de observación, se habrá dado cuenta de que aún sigue habiendo diferencias, incluso «posicionales». Los atuendos, es verdad, van siendo uniformes, como si se sintiera vergüenza de parecer mujer (sentimiento que algunos clérigos, por ejemplo, han debido padecer al despojarse de sus habituales distintivos), pero hay algo que sigue revelando su feminidad. Poneos a la puerta de cualquier Colegio, de cualquier Facultad, de cualquier Academia, y veréis que en el tropel de chicas jóvenes que salen o entran, la mayor parte de ellas van abrazadas, maternalmente abrazadas a sus libros, sus carpetas, sus bolsos. Llevan pantalones, pero van abrazadas. Protegen amorosamente esa ciencia, esos apuntes, esas notas de sus posibles estudios. En la época de la «costera» del seno al aire, ellas lo protegen con su ciencia. No sé si luego se seguirán abrazando en sus ratos de ocio, pero externamente ese gesto maternal sigue por ahora diferenciando a los dos sexos. La proyección de esta diferencia-por muy insignificante que sea-debe notarse en lo jurídico.

Totalmente distinto es el criterio que mantiene Ruiz-Jiménez en el prólogo de la obra que aquí comentamos. Anticipo que es un prólogo muy pensado, muy elaborado y muy bueno, donde al evocar la Universidad, se siente su inmediata cercanía; donde al pronunciarse por el tema, se nota su gran rebelión («Uno de estos cambios, en lo que a España concierne, consiste en desarraigar las desigualdades sociales que aún persisten...

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