El sistema de protección de menores: una aproximación al estudio desde el servicio de familia y menores de Ourense

AutorMª Isabel da Costa Fernández
Cargo del AutorFacultade de Ciencias da Educación, Universidade de Vigo, Ourense, España
Páginas744-763
744
El sistema de protección de menores: una
aproximación al estudio desde el servicio de
familia y menores de Ourense
Mª Isabel da Costa Fernández
Facultade de Ciencias da Educación, Universidade de Vigo, Ourense, España
idacostafernandez@gmail.com
1. Marco Teórico
1.1. La construcción del maltrato
La consideración social de la infancia ha ido variando a lo largo de las diferentes
épocas históricas. En los años 60 Kempe publica El síndrome del niño apaleado donde
define el maltrato infantil como una situación en la que los menores han sido maltratados
de forma severa (De Paúl, 2001). Dicha publicación marca un antes y un después en la
concepción de la protección social de la infancia.
Multitud de autores han continuado analizando y ampliando la noción de
maltrato, concepto que sigue mostrando una cierta tendencia a la ambigüedad y
generalidad. No obstante, la definición más comúnmente aceptada es aquella que
entiende el maltrato como una conducta que de forma activa o pasiva implica un perjuicio
para el normal desarrollo de un menor (Martín, 2005).
El maltrato no implica exclusivamente el daño físico, sino que comprende un
abanico mucho más amplio de situaciones que comparten un común denominador,
insatisfacción de necesidades y derechos (Rodríguez, 2013). Por lo que resulta de vital
importancia examinar la gravedad y persistencia en el tiempo de dichas situaciones.
Según la tipología del maltrato establecida en la Guía de Maltrato (2010), las principales
son el maltrato físico, abandono o negligencia, maltrato emocional, abandono emocional,
abuso sexual, explotación laboral, explotación, maltrato prenatal y Síndrome de
Munchaüsen. Además, De Paúl (2001) diferencia tres tipos de situación de
desprotección: las que se producen por el imposible ejercicio de los deberes de
protección; las que se producen por el incumplimiento de los mismos; y por último, las
que se producen por el inadecuado cumplimiento de dichos deberes.
Ciertamente, todo menor tiene una serie de necesidades fundamentales y
universales, tales como disponer de un vínculo seguro, con al menos una persona adulta
que le proporcione estabilidad, seguridad y calidez, necesidades todas ellas que pueden
ser satisfechas por diferentes tipos de familias. El maltrato debe ser visto como una
superación de límites, fijados en función de la cultura y el contexto (López, 2005).
1.2. El Sistema de Protección Social a la Infancia: la lógica del sistema
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1.2.1. Modelos teóricos
En lo que concierne al sistema de protección social a la infancia y adolescencia,
existen diversos modelos teóricos que pretenden explicar la estructura y
funcionamiento de los grupos, instituciones y fenómenos estudiados. Los más relevantes
al respecto son: el modelo de competencia social, el modelo ecológico, (Rodríguez,
2013), modelo sistémico (Viscarret, 2007) y modelo basado en la deficiencia o normativo
(Martín, 2005).
Modelo de competencia social
La premisa central de este modelo consiste en que el ser humano pueda
desarrollarse de forma autónoma mediante la adquisición de habilidades y destrezas.
Según Costa (1987; citado en Rodríguez, 2013) este modelo aboga por la autonomía y
competencia del ser humano para solucionar sus problemas. Este paradigma se opone al
asistencialista basado en el saber experto para dar solución a los problemas, generando
así una relación de dependencia. Concibe las dificultades de las personas, no como
cuestiones individuales sino, como dificultades que tienen su origen en la falta de acceso
real a los recursos que permiten a una persona controlar su vida, que le imposibilita
desenvolverse en condiciones de bienestar y le ubica en una situación de vulnerabilidad
(Rodríguez, 2013).
La intervención contempla el interés superior del menor, como un derecho que
alcanza su completo desarrollo en el seno familiar y el derecho de los progenitores a
educar a sus hijos de la manera que consideren oportuna; y entendiendo la intervención
como una dinámica de trabajo basada en un acercamiento positivo (Martín, 2009).
Modelo ecológico
El modelo ecológico parte de la idea de que la situación de una persona y su
desarrollo se retroalimenta, y, por tanto, se pueden explicar a partir de su relación y
participación con el entorno y otros contextos que le rodean. Se trata, de una relación
bidireccional entre individuo y entorno.
En cuanto al marco de intervención social en protección de menores, las
intervenciones deben abordar los diferentes entornos y momentos evolutivos,
procurando mejorar y/o reforzar los patrones de relación existentes y facilitando el
acceso a los apoyos sociales necesarios (Rodríguez, 2013).
Modelo sistémico
El elemento central de su teoría son las interacciones de los elementos dentro
de un sistema, incluyendo sus relaciones, sus estructuras y su interdependencia. Esta
teoría ofrece una visión circular, de los cambios e interdependencias existentes entre la
sociedad y la persona, ya que los procesos sociales no pueden concebirse de forma
aislada. De esta forma, evita las explicaciones lineales y determinismos de causa-efecto
sobre la conducta y los fenómenos sociales (Viscarret, 2007).

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