Siguiéndole el rastro a la división sexual del trabajo en la clasificación profesional a través de las actividades de tintorería, lavandería, planchado y peluquería

AutorAida Ruiz Franco
Cargo del AutorDirectora Fundación María Aurelia Capmany. Profesora asociada Derecho del Trabajo y Seguridad Social. Universidad Pompeu Fabra
Páginas54-59

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A lo largo de estas líneas no pretendo hacer un análisis de la división sexual del trabajo, pero sí aportar algunos datos y refiexiones al debate, respecto a cómo ha incidido la misma en el modelo construido de clasificación de mujeres y hombres.

Desde que el mundo existe, mujeres y hombres no han gozado de las mismas oportunidades en el espacio del trabajo remunerado. Las mu-jeres, no por avaricia, han ido acumulado en el transcurso del tiempo un sinfín de tareas en el ámbito privado.

Así, la mercantilización de los procesos productivos realizados por las familias en las sociedades preindustriales situó los trabajos de cuidados en el centro del trabajo familiar doméstico (Vanek, 1974)18. De esta forma, la mujer jugará un papel crucial en la economía doméstica en tanto que proveedora de servicios a la familia (crianza de los hijos) y también de bienes19.

Para entender como conocemos hoy en día, la segregación horizontal y vertical de las mujeres en el mercado laboral y la repercusión que esta

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segregación provoca en el salario de ellas. Gálvez20aconseja "analizar conjuntamente el mercado y la familia como escenarios de producción y reproducción de bienes y servicios, y el papel de las instituciones modificando o consolidando esa división del trabajo".

Siguiendo el rastro del trabajo remunerado de las mujeres, en las primeras etapas durante el periodo preindustrial, hay que situarse en el sistema gremial, entendiendo por gremios a las asociaciones que agrupaban al artesanado urbano con una finalidad principalmente econó-mica y productiva21.

En esta etapa gremial, a pesar de que la actividad artesanal donde la mujer tenía mayor presencia era en el textil22y el vestido, diversos estudios han demostrado que las mujeres en la industria del cuero o de la tintorería23ocupaban una posición en calidad de auxiliares del marido, dentro del negocio familiar.

Romero Marín24ha identificado a los gremios como instituciones delegadas por el Estado para asuntos laborales, que jugaron un papel determinante en el encasillamiento de las mujeres en las tareas no cualificadas.

Según la ordenanza de Paños de todas clases y bayetas finas del Principado de Cataluña, la clasificación profesional que regía en esta ordenanza establecía las siguientes categorías: - Maestro, - Tejedor de Lana, Tundidor, Cardador y Tintorero, Mancebo, Operario y Aprendiz.-Hay muchas evidencias que muestran que existía una diferenciación clara entre el oficio de tintorero25y el de comerciante de paños o de materias colorantes. Pero para el conocimiento de la participación de

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las mujeres en el oficio de tintorería hay que acudir a los diferentes territorios y gremios para conocer cuál fue la presencia de las mu-jeres. Así Romero Marín, señala a la industria cañamera en Caste-llón, donde las mujeres "una vez rematadas las piezas se dedicaban al blanqueo final". En Mallorca, el número de mujeres que ejercían las labores de blanqueo y tintes26, quedó cifrado en 2000 obreras. Borderías27destaca la presencia de las mujeres en calidad de ayudantas en el blanqueo.

Respecto a la actividad de lavandería, Sarasúa28ya señaló que esta actividad fue una de "las principales ocupaciones en el s. XIX". Así, en sus orígenes, antes de la entrada de la industrialización, era ejercida en los grandes municipios rurales por las mujeres, siendo los empleadores, además de las familias pudientes que contrataban estas tareas, determinadas instituciones vinculadas al clero, la sanidad y también al orden público (cuarteles). En el medio urbano, ésta respondía a un patrón de organización del trabajo con un sistema "de recogida y entrega". El oficio de lavandera, respondía según (Tatjer29) al patrón de ocupaciones con los salarios más bajos.

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La otra labor, la de peluquería30, ha seguido otro camino. Así, remontándonos a sus orígenes, hay que situarse en el oficio de barberos. El ejercicio del mismo era simultaneado con el de cirugía. Esta simultaneidad queda demostrada en las primeras ordenanzas. En ellas se señalan como integrantes a: médicos, boticarios, cirujanos y barberos. Fijando entre las obligaciones de los agremiados además de la formativa, la obligatoriedad de la tenencia del título31para su posterior ejercicio. Esta complementariedad hay que situarla hasta la segunda mitad del s. XVIII32. Estas dos actividades barbería y cirugía, eran desarrolladas por los hombres. Los datos ponen de manifiesto la masculinización de estas actividades.

Avanzando en el tiempo, además de las labores propias de barbería, arreglo del rostro (barba) y...

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