Que signifa 'interpretar'?

AutorPablo Raúl Bonorino

Mi sugerencia, aparentemente banal, (a la que llamaré la “hipótesis estética”) es esta: una interpretación de una pieza literaria intenta mostrar que forma de leer (o decir o dirigir o actuar) el texto lo revela como la mejor obra de arte.” (LAI: 183).

En este capítulo trataré de mostrar que Dworkin utiliza en su argumentación la expresión “interpretación” de forma ambigua. Esto ocurre cuando generaliza, a partir de sus ejemplos, el alcance de la hipótesis estética para hacerla extensiva a otras manifestaciones artísticas además de a la literatura. Inicia su argumento afirmando que “interpretar” puede ser utilizado para referirse a la tarea de determinar el sentido de una frase (o fragmento de una obra de arte) o bien a aquella actividad de dar sentido a una obra de arte como un todo. Sostiene que su principal interés se encuentra en esta última, y a partir de allí elabora su propuesta20. Sin embargo, a lo largo de su exposición, Dworkin emplea la expresión para aludir a actividades muy diferentes entre sí. Si prestamos atención a los productos de dichas “interpretaciones”, encontraremos buenas razones para distinguir tres de esos sentidos: interpretación-obra, interpretacióndiscurso e interpretación-teoría. Sostendré que esta ambigüedad latente en la defensa de su posición no alcanza para ponerla en entredicho, si se tiene en cuenta que su objetivo manifiesto es el de dar cuenta con ella de los desacuerdos interpretativos, en los que sólo se puede usar con sentido “interpretar” como “interpretación-discurso”. No obstante, conviene tener en cuenta la distinción pues todo intento de ampliar el alcance de la hipótesis estética en alguno de los sentidos restantes requeriría una justificación adicional, que no se encuentra en los trabajos que Dworkin ha dedicado a la cuestión.

3.1. OBRA DE ARTE Y CRÍTICA DE ARTE

“Interpretar” es utilizado con otro sentido en arte, al mismo tiempo diferenciable y relacionado con los dos que señala Dworkin. En ciertas ocasiones “interpretar” una obra de arte significa ejecutarla o representarla, y el resultado de esta actividad puede a su vez constituir el objeto de distintas “interpretaciones”, en alguno de los otros dos sentidos que Dworkin distingue. El producto de la actividad de “interpretar” en estos casos no son proposiciones interpretativas sino obras de arte. Llamaré “interpretación-obra” a este nuevo sentido para diferenciarlo del que define explícitamente Dworkin, al que llamaré “interpretación-discurso”.

Podría haber utilizado los términos “interpretación-creación” e “interpretación-proposición” para distinguir los dos sentidos del término. El primero lo descarté porque “creación” alude al proceso más que al producto de la actividad interpretativa, y consideró que es esto último lo que permite distinguir con más claridad al artista del crítico de arte. El segundo, en cambio, lo deseché porque sería asumir una posición respecto del producto de la actividad crítica, que resulta un tanto confusa en el propio texto de Dworkin. Me refiero a los dos sentidos en los que creo que puede entenderse el término “interpretación” (cuando se considera el mismo en el sentido de “interpretación-discurso”): como proposición y cómo argumento (ver infra capítulo 4).

Debo utilizar el término “discurso”, pues “texto” (que hubiera resultado más apropiado) es utilizado por Dworkin para aludir al objeto de la interpretación, y no a su resultado. No pretendo introducir, con el término “discurso”, ninguna concepción filosófica de las muchas que se valen de dicha expresión para formular sus principales tesis. Creo que la forma más precisa para distinguir los dos sentidos de un mismo término es numerándolos. En nuestro caso tendríamos que referirnos a “interpretación1” e “interpretación2” (Cf. Woodruf 1996). De esta manera se evitarían algunas connotaciones que podrían mover a confusión cuando se utiliza la forma que he adoptado en el texto. El mayor inconveniente es que, en una exposición extensa como ésta, la distinción numérica puede llegar a ser agotadora para el lector. Por ello he decidido sacrificar, en parte, el rigor en favor de la legibilidad. Y para mitigar los posibles efectos perniciosos que un sacrificio de esta naturaleza pudiera traer aparejados, he decido excederme en estas reflexiones aclaratorias.

Intentaré apoyar la distinción que propongo apelando a tres ejemplos de nuestras prácticas artísticas. Empezaré por el teatro, por ser la manifestación artística a la que más acude Dworkin en busca de ejemplos (LE: 55-56). Tomemos como punto de partida Hamlet siguiendo el mismo criterio (ver LAI: 182). Es cierto que existe un debate académico importante respecto de la forma de interpretar el texto escrito por Shakespeare, que permite apoyar el sentido de “interpretar” que analiza Dworkin. Pero también es cierto que existen diferentes “interpretaciones” de la obra a lo largo de todo el mundo, en el sentido de “puestas en escena” de la misma. Si el teatro es un arte distinto de la literatura (lo que creo que nadie negaría), las obras de arte que lo componen no son los diferentes textos dramáticos, sino las distintas puestas en escena de dichos textos. La ejecución por parte de actores, en un espacio y un tiempo determinado, son las obras de arte específicamente teatrales. Cuando Olivier “interpretaba” a Hamlet no emitía proposiciones respecto del personaje, sino que le prestaba su cuerpo y sus emociones. Nosotros como espectadores “interpretábamos” los actos de ese hombre, incluso sus actos de habla, en el contexto en el que los mismos de desarrollaban. Evidentemente el objeto de nuestra interpretación no era en ese caso las líneas de dialogo, sino los actos de ese hombre que veíamos en el escenario, entre ellos, sus emisiones lingüísticas, las que no resultaban más importantes que el resto.

De la misma manera, existen diferentes “interpretaciones” cinematográficas de la pieza de Shakespeare. En este caso la obra de arte, el objeto de la interpretación en el sentido que Dworkin desarrolla, esta constituida por el denominado “texto fílmico”, que incluye tanto las imágenes proyectadas como la banda sonora que las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR