El sentido del progreso desde mi obra, de M. Delibes Setién.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas1267-1272

    DELIBES SETIÉN, M.: El sentido del progreso desde mi obra. Discurso de recepción en la Real Academia Española de la Lengua el día 25 de mayo de 1975.

Me imagino que habrá más de un lector que se pregunte la razón por la cual en una revista especializada se da cabida a un discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua de un escritor novelista que elige como lugares para el desarrollo de sus tramas medios rústicos. Pero a poco que se profundice en el gran alegato que este ilustre académico hace contra el atentado a la Naturaleza, comprenderá el lector que una de las posibles «asignaturas» que debe aprender el futuro urbanista es el contenido de este impresionante discurso, cuyo tema central es «la protesta contra la brutal agresión a la Naturaleza que las sociedades llamadas civilizadas vienen perpetuando mediante una tecnología desorbitante».

No me atrevo a señalar las condiciones que un urbanista debe tener, pues, entre otras cosas, no está nada claro lo que debemos entender por urbanismo; pero pienso que el que pretenda incorporar a su curriculum el calificativo de urbanista debe manejar con cierta soltura un conocí-Page 1270miento histórico de ese fenómeno, un contacto consciente de la realidad que le rodea y una visión intuitiva del desarrollo que el fenómeno puede tener. A estos tres pies que pueden servir para sostener su banco, convendría añadirle un poco de sentido común que frene impulsos y abra puertas a la meditación para evitar improvisaciones.

El panorama que se contempla desde el puente de la crítica no puede ser más desalentador. Solamente pensando que los que han militado en las filas del urbanismo son «enemigos encubiertos» que este fenómeno tiene, cabe explicar la triste realidad de unos medios rústicos abandonados y unos lugares urbanos apelotonados. Lo dice Delibes en la obra que reseño: «Hemos matado la cultura campesina, pero no la hemos sustituido por nada, al menos, por nada noble .» De aquella poética y soñadora diferenciación, con proyección en el campo del Derecho de sucesiones, que hiciera Roca Sastre en la Necesidad de diferenciar lo rústico de lo urbano, ya no queda nada. Hemos, tristemente, asfaltado el campo

Las sesenta páginas de que consta este discurso que hoy traigo a recensión se leen con cierta facilidad, pero son sobrecogedoras. Son páginas que hay que releer y meditar, pues en ellas está la clave que el urbanista moderno debe tener para formar sus planes futuros que sepan respetar la Naturaleza y hacer habitables las ciudades. Los dos temas centrales residen en las ideas del progreso y la Naturaleza. A ellos les dedicaremos más espacio, sin perjuicio de hacer apeaderos en los demás. Quede bien claro que si en el ejemplar no viniese estampada de puño y letra una...

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