Semejanzas entre la víctima y el agresor

AutorDavid Lorenzo Morillas Fernández - Rosa María Patró Hernández - Marta María Aguilar Cárceles
Cargo del AutorProfesor Titular de Derecho Penal y Criminología,Universidad de Murcia - Profesora Asociada de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico,Universidad de Murcia - Profesora del Departamento de Historia Jurídica y de Ciencias Penales y Criminológicas, Universidad de Murcia
Páginas246-249
246 D. L. Morillas Fernández – R. Mª Patró Hernández – M. Mª Aguilar Cárceles
V. SEMEJANZAS ENTRE LA VÍCTIMA Y EL AGRESOR
Como indica Rodríguez Manzanera podría advertirse que cada
vez son más los profesionales que confirman la presencia de similitu-
des entre víctima y victimario, sobre todo si se atiende a factores como
la edad, estatus socio-económico, localización o lugar de residencia
de los sujetos implicados, etc. (RODRÍGUEZ MANZANERA, 2010).
En relación a la contextualización del delito, podría decirse que
si el lugar donde habitan el delincuente y la víctima fuera cercano
espacialmente, ello favorecería la victimización de esta última si re-
side en una zona metropolitana común. En este sentido, son también
ciertas áreas urbanas las caracterizadas por peligro y presencia de
delincuentes, exposición que no pasaría inadvertida a la víctima en el
caso de vivir en tales zonas.
Un caso especial de esto último respondería no solo a compartir
la zona residencial, sino también a la participación de ambos suje-
tos en el delito, lo que podría conllevar que en ciertas ocasiones el
rol de la víctima y ofensor sean, no solo intercambiable, sino también
indistinguibles.
Enlazando de nuevo con el factor demográfico, cabría destacar
también que existe cierta consistencia espacial en la conducta del de-
lincuente; esto es, los criminales suelen frecuentar y realizar sus crí-
menes en determinados lugares geográficos. Se trata de acciones y
movimientos que suelen repetirse dentro de un marco espacial deter-
minado, indicando en muchas ocasiones cierta correspondencia con
los lugares que el sujeto frecuenta en su `vida no-criminal´ (CANTER
y LARKIN, 1993).
En esta línea, el modus operandi del autor respondería igualmente
a un perfil de desplazamiento geográfico localizado cerca de su lugar
de residencia. Señalar que dicha distancia va in crecendo en la medida
que el sujeto se hace habitual en el delito y perfecciona sus técnicas,
realizando sus crímenes en contexto más alejados y menos asociados
a su entorno o vida cotidiana (JIMÉNEZ SERRANO, 2010).
Aplicado al ámbito de la Victimología, dicha información consti-
tuye una de las principales consideraciones a tener en cuenta en el
establecimiento de medidas disuasorias del delito así como en la pre-
vención de la víctima y en la promoción de la seguridad ciudadana.

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