Sánchez del Río: El Derecho del porvenir

AutorF. Sosa Wagner
Páginas253-254

Sánchez del Río: El Derecho del porvenir. Editorial Montecorvo.

Page 253

Me llega a las manos con cierto retraso este libro del Catedrático de Derecho romano de la Universidad de Zaragoza, profesor Sánchez del Río, sobre un tema en verdad polémico. El Derecho del porvenir es un título que no invita a dejar el libro mucho tiempo cerrado sobre el escritorio.

Entiende el autor que, ante el tremendo cambio operado en la sociedad actual, el Derecho ha de adoptar una postura. El Derecho debe dejar de ser eso tan inseguro que hasta ahora ha sido. Cualquier técnica actual ofrece mucha más seguridad que el Derecho, y es por ello lógico que el hombre sienta poca confianza en el Derecho. Los juristas han de abandonar el método de operar seguido hasta ahora, cuya infructuosidad se ha puesto de manifiesto hasta la saciedad. Y asi se dice: «sigan cuantos quieran con sus filosofías, sus dogmáticas, sus buenos consejos, sus contruccciones juridísticas. Pero no escamoteemos a las nuevas generaciones el hecho de que, junto a todo eso y para entender todo eso, existe una metodología de la que se viene hablando con insistencia que, por su carácter materialista, viene siendo orillada con grave daño para una puesta a punto de la Ciencia del Derecho»; se trata de «un complejo de investigaciones y métodos para la aplicación de la lógica moderna y los procedimientos de las actuales ciencias naturales a los problemas viejos de la Filosofía y las ciencias sociales». Hay que afrontar y adoptar con decisión esta metodología; pero, entre tanto, podemos estar seguros de que serán legión los que sigan discutiendo, incluso con gran entendimiento sobre teorías; sobre el insulso y. escurridizo concepto de causa, sobre la clasificación de los derechos en reales y personales con toda su problemática trasnochada e inútil, sobre la ingenuidad referente a la casta jurídica de las llamadas obligaciones naturales..., sobre las múltiples cuestiones que suscita tal o cuál artículo de tal o cuál Ley, originando libros voluminosos que nos conducen a la creencia atormentadora de que lo que nos gusta es que las normas originen problemas, en vez de resolver ¡os que la vida nos ofrece (sic). Bien, mientras hagan estas cosas, no harán cosas peores; pero, ¿por qué no probar con decisión ese examen naturalístico desde «el exterior», o.ue ni excluye ni puede excluir cualquier interioridad convertida en cosa para el observador?, ¿por qué no mostrar estos horizontes en nuestras enseñanzas?

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