Rumbo a una sociedad de la información a velocidades extremas

AutorJaime Casanova Sánchez De Ocaña
CargoAbogado, Master en Derecho de la Energía III Promoción
Páginas169-174

PLC, acrónimo bajo el que se acuña el término Power Line Communications, también conocido por el concepto de BPL («Broad- band over Power Line»), engloba una novísima tecnología que se está implantando en nuestro país y a nivel comunitario en general, combinando características de dos mundos aparentemente poco relacionados entre sí: el sector eléctrico y el sector de las telecomunicaciones. Y así, la conjunción de elementos de ambos sectores otorga que el tráfico de impulsos electromagnéticos a través de las redes de distribución eléctricas a media y baja tensión (entre 10 y 50 kV. y 220 V., respectivamente), tenga como consecuencia un vertiginoso acceso a las autopistas de la información, permitiendo con ello la transmisión de voz, datos y/o video a una velocidad que ronda los 45 MBs/seg., utilizando como medio las infraestructuras de redes eléctricas preexistentes y ya instaladas, desplegando su técnica hasta las tomas de corriente que existen en prácticamente la totalidad de los inmuebles. Ello ya constituye por si mismo una ventaja añadida, pues esta singularidad se traduce en un considerable ahorro frente a los costes finales del producto, toda vez que no se hace necesaria una inversión previa destinada al mallado de la red, sin que ello pueda redundar negativamente sobre la calidad Page 170 del producto, del servicio, ni sobre la calidad en la atención al cliente.

Tal vez resulte difícil en origen imaginarse como una transmisión de datos a través de redes eléctricas pueda funcionar adecuadamente en todos sus extremos, o como es posible que ésta funcione a velocidades de vértigo o, incluso y a mayores, como es posible que dicha tecnología pueda ser posible de facto. La respuesta a éstas, y muchas otras preguntas que seguro puedan estar surgiendo ahora mismo en el lector, podrá venir resuelta al explicar el funcionamiento concreto de esta tecnología, de la que pronto podrán disfrutar la totalidad de los consumidores. Todo ello, salvo el mejor parecer de aquellos designados y encargados de su impulso y desarrollo; habrá que confiar, no obstante, en que ello sea favorable. Dicho sea en estrictas aras del interés general común.

Su funcionamiento resulta bastante simple, si bien se hace necesario resolver una cuestión previa y que afecta directamente a esta tecnología: ¿como evitar la confusión entre las señales que se emiten, toda vez que se está compartiendo un mismo medio de difusión? La naturaleza ha jugado en nuestro favor aquí...

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