Roma y el espacio geopolítico de hispania

AutorModesto Barcia Lago
Páginas103-123

Page 103

... Y a fuerza de desventuras

Tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos

Se acostumbraron mis ojos,

Como el recodo al camino.

Soy cantor soy embustero,

Me gusta el juego y el vino

Tengo alma de marinero.

Que le voy a hacer

Si yo nací en el Mediterráneo...

(Canción de Joan Manuel Serrat: Mediterráneo)

"El Mediterráneo es los caminos del mar y de la tierra, unidos entre sí", ha escrito Fernand BRAUDEL165. Confl uyen en el fi nis terrae ibérico166: fenicios, griegos, cartagineses, anteceden a los romanos en posar su visión, colonizadora, comercial y militar sobre el solar de la "piel de toro" de la leyenda del geógrafo Estrabón (Geografía, 3,1,3), y hacen aparecer el nombre de Iberia para designar las tierras de los confines de Occidente, relacionado a través del mito de Heracles y del de Jasón y el Toisón de Oro con la Iberia del Ponto Euxino, según la tesis de

  1. Domínguez Monedero; denominación confl uyente con la romana de Hispania, que, en la opinión de J.L. Cunchillos -descartando la signifi cación derivativa del fenicio de "costa de los conejos", según las interpretaciones fi lológicas de Littmam y Schulten, o la de "costa norteña" en la tesis de J.M. Solá-Solé-, haría Page 104 referencia a la "isla donde se chapean o baten metales"; explicación que BLÁZQUEZ MARTÍNEZ estima más aceptable, "ya que los fenicios venían a Hispania a por metales, y de ellos llenaban Grecia, el Egeo y el Próximo Oriente"167.

Pero, desde que en el siglo III a.C. la insolente República latina desafió el poder naval de Cartago, la Potencia semítica en la opuesta orilla africana, el papel estratégico de Iberia pasó a primer plano en el Mediterráneo occidental, pues, como señalan GUZMÁN GUERRA y sus compañeros, "la vieja Iberia/Hispania, que hasta este momento había vivido alejada del protagonismo de la historia, se vio inmersa con la llegada de cartagineses y romanos en un nuevo estado de convulsiones geopolíticas que la elevaron al papel de protagonista de la historia. En el escenario de Iberia iba a decidirse el futuro de la potencia triunfadora que habría de hacerse durante siglos con la supremacía del Mediterráneo"168. No nos compete aquí detenernos en el pormenor de los avatares históricos acaecidos durante la dificultosa conquista y larga pertenencia e inserción jurídica de las tierras y pueblos de Hispania en el rango de las demarcaciones provinciales romanas; un trayecto histórico que la brillante romanista BRAVO BOSCH sintetizaba con singular acierto en un notable trabajo como "el largo camino de los hispani hacia la ciudadanía"169.

Aunque, desde luego, incluso si debe rebajarse el tono hiperbólico que em- plea, la consideración ibérica no puede prescindir de los antecedentes de los pueblos indígenas en los que arraigan las "raízes profundas" que impresionan a OLIVEIRA MARTINS170, y también sin disentir de la llamada de atención, en la que tanto insiste Américo CASTRO poniendo en guardia contra un esencialismo "español" ahistórico, que parecería obviar el hecho de que "las tribus o poblaciones ibéricas (llamémoslas así para entendernos), no tenían conciencia de formar una sociedad unida, coincidente con la extensión geográfi ca de la Península"171, Page 105 porque fueron los dominadores exteriores los que hicieron de las gentes que la habitaban "una unidad historiable, primero romana, luego visigoda"172.

La intuición ibérica de la resistencia indígena contra Roma

No soy de un pueblo de bueyes

Que soy de un pueblo que embargan

Yacimientos de leones,

Desfiladeros de águilas

Y cordilleras de toros

Con el orgullo en el asta.

Nunca medraron los bueyes

En los páramos de España. ¿Quién habló de echar un yugo

Sobre el cuello de esta raza? ¿Quién ha puesto al huracán

Jamás ni yugos ni trabas,

Ni quién el rayo detuvo Prisionero en una jaula?173

Desde sus presupuestos ilustrados, la divulgación cultural del P. Benito Jerónimo FEIJOO en el Teatro Crítico Universal se hace eco laudatorio de la belicosidad indígena, cantando las "Glorias de España" con erudición clásica y apoyo especial en Tito Livio174. El propio MOMMSEN reconoce que "los indígenas de España dieron que hacer a los romanos de una manera increíble" e insiste en que "era tarea muy ruda la que se habían impuesto los romanos al querer dominar y civilizar aquellos pueblos turbulentos, amantes de los combates fogosos a la manera del Cid, y arrebatados como Don Quijote"; hasta tal punto indómitos, que "entre los romanos se consideraba como una pena rigurosa el ser internado hacia el oeste de Cartagena", destacando que "si hubieran podido someterse a la disciplina y hubiesen tenido alguna cohesión política, habrían sido bastante fuertes para rechazar victoriosamente al invasor extranjero". No fue así porque "su Page 106 bravura era la del guerrillero, no la del soldado propiamente dicho, y carecían por completo de sentido político"175.

Es por ésto que conviene hacer recuerdo de la dura oposición indígena que ya los jefes tribales Indortes, Istolacio y Orisón habían presentado contra el cartaginés Amílcar Barca, o de la resistencia saguntina contra el cerco militar de Aníbal, así como la protagonizada ante los romanos por los caudillos Indívil y Mandonio al frente de los ilergetes y turdetanos por tierras de Lérida, y, sobre todo, de las correrías del lusitano Viriato -"la figura histórica con la que se inaugura el panteón de héroes ibéricos", aduce el coronel BATISTA GONZÁLEZ176- adentrado hacia el interior peninsular, apuntando ya una tempranera intuición estratégica del espacio geopolítico en el que se desarrollaba su resistencia al invasor italiota. MURGUÍA177, con un punto de exageración admirativa, situará esta fi gura como un ancestro céltico, y, según manifi esta, "no se aventurará, pues, quien asegure, como ya lo hizo Lafuente, que las tentativas de Viriatho iban encaminadas a reconstruir nuestra nacionalidad, a darnos aquel lazo de unión, que al decir de los escritores latinos, nos hubiera hecho invencibles si lo hubiésemos alcanzado"178.

La tesis murguiana de que Viriato fuese galaico más que propiamente lusitano está en la base de la corriente galleguista, sobre las imprecisiones de los límites de la Lusitania en las fuentes romanas, pues, como destaca PEREIRA MENAUT, podría abarcar primeramente los territorios de lo que posteriormente sería la Gallaecia, ya que Estrabón alude a que llegaba incluso al mar Cantábrico (Geografía, 3, 3), pero después, del Duero para el norte estaría el pueblo de los galaicos, que darían nombre la toda la región y desaparecerían en un cam- Page 107 bio de era "unha ducia de anos antes do ano cero, aproximadamente"179; en todo caso, como afi rma BATISTA GONZÁLEZ, sigue siendo de rigor la consulta de la biografía que Adolfo SCHULTEN hiciera del caudillo180, aunque éste, en opinión de GUZMÁN GUERRA y sus pares181, sería el máximo responsable de la renovación legendaria moderna del personaje, disputado como gloria nacional desde el Renacimiento por España y Portugal. Si Cayo Lucilio destacaba admirativamente su similitud combativa con Aníbal diciendo que vence a barbaro Viriatho Annibale (Poe. Sat., VII, 66), Apiano Alejandrino y Diodoro de Sicilia no pueden ocultar su admiración por la sagacidad política y militar del "capitán de bandidos", como lo denomina el segundo, poniendo de manifi esto sus dotes de mando y la ecuanimidad de su ejercicio, de modo que, ciertamente, "los tratadistas romanos reconocen en Viriato -escribe el especialista militar Teniente General Antonio MARTINEZ TEIXIDÓ- a un gran caudillo, el primer guerrillero español que rebasó la simple maniobra del golpe de mano y la emboscada, hasta alcanzar un verdadero arte militar en el que se combinaban con armonía, técnicamente, sus elementos esenciales: logística, táctica y estrategia"182, en lo que coincide el citado BATISTA GONZÁLEZ183

Lo que importa resaltar es justamente este aspecto, la intuición estratégica de un espacio geopolítico ibérico, no meramente regional o local, aunque, claro está, no agotara aún el ámbito peninsular, donde se jugaba la partida de la libertad celtíbera; y eso siendo, por demás, cierta, como quedó anotado supra, la afi rmación de Américo CASTRO de que "las tribus o poblaciones ibéricas (llamémoslas así para entendernos), no tenían conciencia de formar una sociedad unida, coincidente con la extensión geográfica de la Península"184. La mitopoiesis ahistoricista de PESSOA desvalora y degrada, sin embargo, el alcance de la gesta del caudillo lusitano a mero preanuncio mítico del nacimiento futuro de Portugal: Page 108

Se a alma que sente e faz conhece

Só porque lembra o que esqueceu,

Vívemos, raça, porque houvesse

Memoria em nós do instinto teu.

Naçâo porque reencárnaste,

Pobo porque ressuscitou

Ou tu, ou o de que eras a haste:

Assim se Portugal formou.

Teu ser é como aquela fría

Luz que precede a madrugada,

E é ja o ir a haber o día

Na antemanhâ, confuso nada.185

Por el contrario, bien comprendió Miguel TORGA, que cantó la transfi guración de la ingenuidad pastoril en el héroe de la resistencia, la cabal signifi cación ibérica de la rebeldía tribeña:

Pastor de ovelhas, simples criatura

A pintar de infinito a súa tela,

O rebanho que eu tinha era a brancura Dessa inocência original, singela.

No impreciso azul é que eu morava,

Emigrado feliz da minha ausencia.

Longe do berço quente que pisaba,

Realizaba a humana transcendência.

Mas nisto um lobo astuto e desmedido

Uivou ao meu destino em voz de guerra; E eu de repente ouvi o teu gemido

Dentro de mim, transfigurado Em Terra! O meu nome de ibero é Viriato.

O principio de ti, ó Mâe, sou eu.

Eu é que fiz o acto

De namorar o châo en vez do céu.186

Y ¿no resuenan en el telúrico llamamiento torguiano los ecos del poema, también de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR