Riesgo y fortuna de la interpretación simbólica. A propósito del Primero sueño de sor Juana Inés de la Cruz

AutorJosé Pascual Buxó
Páginas139-165
243
Riesgo y fortuna de la interpretación simbólica.
A propósito del
Primero sueño
de sor Juana Inés
de la Cruz
JOSÉ PASCUAL BUXÓ
ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA
I
La descripción de aquella sombra funesta con que da inicio sor Juana Inés de la
Cruz a su Primero sueño perturbó —ya desde el mismo siglo en que fue escrito—
el ánimo de sus lectores. Y si los de entonces —avezados como estaban a desen-
trañar las reconditeces del léxico neológico y a desatar los rizados giros latinizan-
tes de la poesía barroca— confesaban su asombro y desconcierto ante aquel pa-
voroso espectáculo de la «sombra piramidal» (que no parece limitarse a oscure-
cer el orbe de la tierra que la ha engendrado, sino que pretende impulsarse más
allá de la luna y las remotas estrellas), los lectores de hoy requerimos de más ayuda
que la que puedan br indarnos nuestro instinto y perspi cacia.1 Pocas veces un poe-
ma en lengua castellana ha podido concentrar en el espacio de unos mil versos
tantas dificultades de interpretación y, al propio tiempo, tantas ocasiones de de-
leite estético y asombro intelectual.
Poema erudito y difícil, oscuro e incitante, hubiera requerido desde su difu-
sión manuscrita entre los amigos de sor Juana y la publicación impresa en el Se-
gundo volumen de sus obras (Sevilla, 1692) el concurso de expertos poetas y hu-
manistas que explanaran, ya no digamos su complejísimo significado unitario,
sino el de todos y cada uno de sus misteriosos pasajes.2 A los lectores de su tiempo
—y, por supuesto, a los de hoy, que siempre acudimos a él agradecidos— prestó el
1. A propósito de la difícil inteligencia de los poemas de Góngora, decía Alfonso Reyes, en «Necesidad de volver
a los comentaristas» (Cuestiones gongorinas, 1927), ahora en Obras completas, VII. Fondo de Cultura Económica,
México, 1958: «nadie entiende ni podrá entender nunca, mediante los solos recursos de la sensibilidad y el gusto,
una abrumadora multitud de pasajes del Polifemo, las S oledades, el Píramo y Tisbe, el Pan egírico y otras cosas...».
Otro tanto puede decirse del Primero sueño, compuesto «imitando a Góngora», según reza el epígrafe de su
primer editor. Remito a mi ensayo «Sor Juana y Góngora: teoría y práctica de la imitación poética», en Sor Juana
Inés de la Cruz. Lectura barroca de .la poesía. Editorial Renacimiento, Sevilla, 2006. Cf. infra.
2. El poeta canario Pedro Álvarez de Lugo Usodemar (1628-1706) puso mano en la empresa, pero sólo alcanzó a
redactar el comentario de los primeros 233 versos. Pese a ello, la «Ilustración al Sueño de la décima musa mexica-
na...» es un documento de primera importancia dado a conocer por Andrés Sánchez Robayna, en su libro Para
leer el «Primero sueño» de Sor Juana Inés de la Cruz. Fondo de Cultura Económica, México, 1991. A él volveremos
más adelante.
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padre Diego Calleja, el protobiógrafo de sor Juana, un servicio impagable: resu-
mió el cúmulo de «materias» que dan sustancia a ese Sueño (astronomía, medici-
na, psicología, mitología, historias naturales, sagradas y profanas) y expuso en
tres concentrados renglones la trama argumental y la densidad semántica de ese
poema único:
Siendo de noche, me dormí; soñé que de una vez quería comprehender todas las
cosas de que el Universo se compone; no pude, ni aun divisas por sus categorías, ni
aun solo un individuo. Desengañada, amaneció y desperté.3
Vencidos los prejuicios antigongorinos de neoclásicos, románticos y positi-
vistas, la crítica moderna ha dedicado ingentes esfuerzos a echar luz sobre aque-
llas cósmicas tinieblas, en particular el padre Alfonso Méndez Plancarte quien
—siguiendo el proceder de Alfonso Reyes respecto del Mio Cid y de Dámaso
Alonso en su edición de las Soledades y el Polifemo gongorinos— prosificó y ano-
tó el texto de sor Juana, resolviendo muchas de las dificultades de ese Primero
sueño: la ardua concatenación de su discurso sinuoso, la diversidad de sus fuentes
científicas y filosóficas, los ecos literarios que proliferan y fructifican en esa fe-
cundísima «silva».4 Más aún, deseand o ampliar y matiza r el esquema nar rativo de
ese Sueño precedentemente formulado por Ezequiel A. Chávez (quien, con el fin
de exponer analíticamente su contenido, lo dividió en seis secciones distintas,
cada una de las cuales se constituiría como un «sueño»),5 Méndez Plancarte du-
plicó ese mapa conceptual del Primero sueño advirtiendo en él doce etapas —que
calificó, sin distinción, de «sueños» y «visiones—;6 la primera correspondiente a
3. Cf. Diego Calleja, S. J., «Aprobación» a Fama y obras posthumas del Fenix de Mexico (Madrid, 1700). Recorde-
mos que ya el padre Navarro Vélez, en su «Censura» del Segundo volumen de las obras de Soror Juana Inés de la
Cruz (Madrid, 1692), decía que «es tal este Sueño que ha menester Ingenio bien despierto, quien hu biera de
descifrarle, y me parece no desproporcionado argumento de Pluma Docta, el que con la luz de unos Comenta-
rios se vea ilustrado, para que todos gocen los preciosísimos tesoros de que está rico». El poeta neogranadino
Francisco Álvarez de Velasco Zorrilla dedicó un romance «A las obras y Segundo libro de Soror Inés Juana de la
Cruz y especialmente a la silva del Sueño» —incluido en su Carta laudatoria a la insigne Poetisa la señora Soror
Inés Juana de la Cruz (1703)— que contiene certeros atisbos de interpretación. Cf. José Pascual Buxó, El enamo-
rado de Sor Juana. Francisco Álvarez de Velasco Zorrilla y su Carta laudatoria (1698) a Sor Juana Inés de la Cruz.
UNAM, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Seminario de Cultura Literaria Novohispana, México, 1993.
4. El Primero sueño es una «silva» carente, como tal, de divisiones estróficas; de ahí la necesidad de irla segmen-
tando de conformidad con la elucidación de sus contenidos.
5. Sin indicación expresa de los versos con los cuales se corresponderían, Chávez dividió el Primero sueño en las
siguientes secciones: 1) «Sueño de la Noche de la vigilancia Nocturna»; 2) «Sueño del Sueño Universal del
Mundo»; 3) «Sueño del Sueño del Hombre —del sueño fisiológico»; 4) «Sueño de los Sueños»; 5) «Sueño del
Sueño de la Persecución del conocimiento —de su Teoría y de su Método»; 6) «Sueño del Despertar». Cf. Eze-
quiel Chávez, Sor Juana Inés de Cruz. Ensayo de psicología y de estimación de su obra y de su vida para la historia
de la cultura y de la formación de México. México, Editorial Porrúa, S.A. 1970, pp. 59-60 (1ra. ed. Barcelona, 1931).
6. Cf. Sor Juana Inés de la Cruz, El sueño. Edición y prosificación e introducción y notas del Dr. Alfonso Méndez
Plancarte. México, Imprenta Universitaria (UNAM), 1951. No declaró expresamente Méndez Plancarte el sentido
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