La revolución contra el estado en los orígenes de internet

AutorMaría Luisa Soriano González
Páginas17-32
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Universidad Pablo de Olavide
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El contenido básico del trabajo es el análisis de los espacios y factores mediáticos de la revolución y
la valoración de la función mediática del subcomandante Marcos como uno de los principales factores. La
hipótesis central será fijar el valor y alcance mediático de la revolución zapatista y dentro de ella la fun-
ción mediática desarrollada por el subcomandante Macos, jefe militar y portavoz del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN).
Me ha parecido oportuno comenzar mi trabajo reseñando los hechos más destacados y los caracteres de
la revolución indígena zapatista de Chiapas, porque en el entramado de estos caracteres el lector puede apre-
ciar el valor mediático de esta revolución, denominada por muchos tratadistas como la primera revolución
mediática en la que internet desarrolló un gran papel. Tras una breve narración de los hitos más importantes
de la revolución y la descripción de sus caracteres (segundo y tercer epígrafe) se pasa a la explicación de los
espacios mediáticos que ella proyecta (cuarto epígrafe), los factores que explican el éxito mediático de la
revolución (quinto epígrafe) y finalmente dos temas más concretos: la función mediática que lleva a cabo el
principal protagonista de la revolución, el subcomandante Marcos (sexto epígrafe) y la exitosa estrategia de
la indefinición política del zapatismo, que tanto ha contribuido a su aceptación por movimientos y colectivos
de diverso signo político (séptimo epígrafe).
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Unos breves apuntes iniciales para que el lector no versado en la materia conozca los hitos histó-
ricos más destacados de la revolución zapatista de Chiapas, que se caracteriza por ser una revolución
muy documentada plagada de numerosas fuentes directas.1 De estas fuentes se han hecho numerosos
1 Las fuentes directas de la revolución zapatista son las sucesivas declaraciones de la Selva Lacandona, irrem-
plazables para conocer las motivaciones, los objetivos y el proceso de la revolución zapatista, así como la Treceava Estela,
por las mismas razones. Frecuentemente una nueva Declaración de la Selva Lacandona supone un cambio de rumbo de
la revolución. La Sexta Declaración de la Selva Lacandona, la más relevante de las declaraciones, en 2005 comunicó y
promovió la apertura de la revolución a otros sectores progresistas iniciando una nueva campaña. Y la Treceava Estela en
2003 dio a conocer la creación de las Juntas de Buen Gobierno, cumbre del desarrollo de la autonomía política zapatista,
y el repliegue del ejército zapatista hacia funciones puramente militares, En este conjunto de textos considero de especial
importancia un documento que suele pasar desapercibido, el titulado Siete pensamientos en mayo de 2003, porque con-
tiene la filosofía política del subcomandante Marcos, jefe militar del ejército, la persona con seguridad más influyente en
la historia de la revolución zapatista. Junto a estos textos básicos el nutrido conjunto de documentos de dos colecciones,
María Luisa Soriano González
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elencos o compendios ya desde los inicios de la revolución.2 Además de esta extraordinaria documen-
tación, ayudada por la facilidad de la comunicación en internet, la bibliografía sobre la revolución,
que gozó de una difusión internacional, es inabarcable.3 La revolución se inicia con la rebelión de
las comunidades indígenas chiapanecas el 1 de enero de 1994, bajo la dirección del subcomandante
Marcos, jefe militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Casi coincidiendo con el
estallido de la revolución la sociedad civil, mexicana e internacional, de dentro y fuera del territorio
mexicano, reclama el diálogo entre los contendientes y como consecuencia se celebran reuniones en
la Catedral de San Cristóbal de Las Casas entre representantes del Gobierno mexicano y de las comu-
nidades indígenas zapatistas tras el alto el fuego. Finalmente firman los representantes gubernamenta-
les y los representantes de las comunidades indígenas zapatistas los Acuerdos de San Andrés de 1996,
en los que el Gobierno mexicano asume las propuestas indígenas.4
El 16 de febrero de 1996 el EZLN y el Gobierno Federal firmaron los Acuerdos de San Andrés
sobre “Derecho y Cultura Indígena”.5 En estos acuerdos se reconoce que “los pueblos indígenas han
sido objeto de formas de subordinación, desigualdad y discriminación que les han determinado una
situación estructural de pobreza, explotación y exclusión política”. También se afirma que “para
superar esa realidad se requieren nuevas acciones profundas, sistemáticas, participativas y conver-
gentes de parte del Gobierno y de la sociedad, incluidos, ante todo, los propios pueblos indígenas”.
Igualmente el Gobierno reconoció que “se requiere la participación de los pueblos indígenas, para
que sean actores fundamentales de las decisiones que afectan a su vida, y reafirmen su condición
de mexicanos con pleno uso de derechos”, por lo tanto “esa nueva relación debe superar la tesis del
integracionismo cultural para reconocer a los pueblos indígenas como nuevos sujetos de derecho, en
atención a su origen histórico, a sus demandas, a la pluriculturalidad de la nación mexicana y a com-
promisos internacionales suscritos por el Estado mexicano, en particular el Convenio 169 de la OIT”.
Estos Acuerdos también incluyen una reforma de la Constitución con los siguientes reconoci-
mientos: la garantía del ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas, el reconocimiento de las
comunidades como entidades de Derecho público, el derecho de los municipios con mayoría indígena
a asociarse libremente, la garantía de que en las legislaciones de los Estados se establezcan disposi-
ciones para el ejercicio de la autonomía.
Comienza a continuación una política gubernamental de silencios, titubeos y engaños, que culmi-
na en la reforma constitucional de 2001, en la que solo en pequeña parte se recogen los Acuerdos de
San Andrés dejando fuera las más importantes reivindicaciones de los indígenas zapatistas. I. Arvide
ha publicado en una monografía una relación de los errores, abstenciones, hipocresías, silencios del
Gobierno mexicano en relación con las reivindicaciones de los zapatistas. El último capítulo, que es
un resumen de los anteriores, se titula: “El silencio cae sobre Chiapas” (Arvide, 1988: 207-214)
la de la editorial Era y la de la editorial Ediciones del Serbal. En la bibliografía figuran los datos completos de estos docu-
mentos, a los que remiten las citas de este trabajo.
2 Cito en las referencias bibliográficas al final de este trabajo las compilaciones más importantes al uso.
3 Es tan abultada la bibliografía, telemática y en papel, acerca de la revolución, que la mejor vía para su conoci-
miento es acudir a las selecciones temáticas. Bien es verdad que se producen constantes reiteraciones en las publicaciones,
muchas de las cuales por otra parte tienen un valor meramente narrativo. Una buena y actualizada selección es: Biblioteca
Utopía, 1º de enero de 2014: a 20 años del levantamiento zapatista, 2014.
4 Para conocer con todo tipo de detalles el proceso negociador entre el Gobierno mexicano y los indígenas zapa-
tistas véase Bernal, A. y Romero A. (1999)
5 Los Acuerdos de San Andrés constan de un Acuerdo general y tres documentos adicionales. Pueden consultar-
se en: http://www.nodo50.org/pchiapas/chiapas/documentos/sandres1.htm. (Consulta: 12/07/2018)

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