Una respuesta al rechazo racista de la inmigración: la interculturalidad

AutorÁngeles Solanes Corella
CargoUniversitat de Valéncia
Páginas123-136

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0. Introducción

El hecho de que en España se haya producido un rápido crecimiento de la presencia extranjera en los últimos años, uniéndose así a los Estados considerados tradicionalmente como receptores de dicha población, ha hecho que surja una especial preocupación por el fenómeno migratorio en los más diversos ámbitos, desde el social hasta el económico, pasando por el jurídico y el político.

Como consecuencia de ello asistimos a la modificación de las legislaciones de extranjería en distintos países europeos (entre ellas quizás una de las que mayor polémica ha suscitado ha sido la francesa), que constatan la preocupación por controlar una cuestión que escapa de las tradicionales estructuras del Estado-nación y exige respuestas distintas a las puestas en práctica hasta el momento.

Especial atención requieren, sin embargo, las distintas medidas que al respecto se han adoptado en un intento de coordinar la cultura ya existente con la que aporta aquel que parte de esquemas distintos a los nuestros, en principio difícilmente aceptables por la «sociedad civilizada» paradigma de perfección, y por ello es consideradoPage 124 como «el otro» al que hay que cambiar o adaptar, olvidando a menudo que, como señala Todorov 1«el progreso cultural consiste en el ejercicio de la transvaloración».

Lo que ahora nos proponemos es, a partir de una observación de lo que la inmigración implica, analizar cómo una de las respuestas que suele darse frente a la misma es la racista y cómo debemos optar por propuestas distintas a las planteadas hasta el momento para intentar superarla.

Nos centraremos, en primer lugar, en las implicaciones de los términos que vamos a tratar, especialmente el de inmigración y racismo que a menudo son utilizados, impropiamente, asociándolos a prejuicios que no se encuadran en la raíz de su significado sino que son producto de la desvirtuación propia de la repetición infundada de los mismos. Para proponer una forma de superación de dichos estereotipos es necesario, primero, ser conscientes de su existencia.

El rechazo del extranjero suele obedecer a ideas, a menudo erróneas, relacionadas con el temor al cambio o con ataque a estructuras que consideramos básicas en nuestro sistema, de forma que se convierte al inmigrante en un enemigo generando su discriminación.

Establecidas las nociones básicas nos ocuparemos de concretar las distintas conexiones existentes entre las mismas justificando nuestra tesis según la cual el multiculturalismo no puede tomarse como vía de solución para evitar los conflictos entre distintas culturas, sino únicamente como realidad social, de forma que se hace necesaria otra alternativa que evite el racismo ante una sociedad que ha dejado de ser homogénea.

La interculturalidad aparece, así, a nuestro entender, como una de las mejores formas de arbitrar la convivencia pacífica de pueblos en principio diferentes. De todos modos, admitimos, ya desde el principio que también esta propuesta suscita inconvenientes, aunque creemos que menores, especialmente los derivados de su articulación práctica.

I Relación entre inmigración y racismo

Si los movimientos migratorios implican el desplazamiento de sectores importantes de una población dentro de un mismo país o hacia otro Estado, en ambos casos puede surgir el rechazo de la población ya afincada en el lugar de recepción, es entonces cuando las asimetrías existentes entre ambos entran en juego.

A partir de este momento la figura del inmigrante nos conduce a la del racista que es el que, en realidad, hace que la diferencia (cultural, religiosa, etc.) de éste sea más relevante, ambos se han convertido ya en términos inseparables.Page 125

Conviene que dejemos claro, desde aquí, que vamos a utilizar los finos de extranjero e inmigrante apelando a las características comunes istentes entre los mismos, puesto que las diferencias no resultan ahora relevantes, ya que, nos ocupamos de la inmigración básicamente económica y en este campo los inmigrantes son ante todo extranjeros y pobres.

1. ¿Qué es la ción y cómo se articula?

Según Malgesini2«la inmigración es el acto de inmigrar, es decir de entrar o residir temporal o permanentemente en un país distinto al de origen». Esta actuación, a su vez se incluye dentro de la globalización de los procesos culturales y económicos y, aunque se refleja en decisiones individuales, obedece a razones que superan las circunstancias personales que en principio la motivan.

Existe una tendencia al aumento de las desigualdades entre los distintos países que hace que sociedades enteras sean desplazadas, la cual se une a esa extensión de los sistemas de producción que conlleva la mundialización. Esa globalización es la encargada de abrir el círculo de la exclusión. Nos encontramos en una época en la que asistimos a la liberalización de los bienes y del capital mientras que sus autores siguen teniendo problemas para moverse.

Pensar en este fenómeno como un hecho aislado que sólo se produce vía Sur-Norte 3es simplificar la cuestión olvidando que un buen número de movimientos migratorios se produce dentro de nuestro continente y que en ellos se cumple la misma tendencia general a la exclusión.

La situación del migrante implica, por tanto, que a partir de la llegada a un nuevo Estado, dejamos atrás los beneficios que la nacionalidad de nuestro país nos proporcionaba y pasamos a convertirnos en extranjeros, o lo que es lo mismo, cruzamos la frontera detrás de la cual ya no cumplimos la condición necesaria para ser considerados como titulares de derechos, ahora por un simple movimiento geográfico, nos hemos convertido en aspirantes a los mismos4.Page 126

Resulta un tanto contradictorio apreciar, ahora que se cumple el cincuenta aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos5y se dice que éste es el año de los derechos, que muchos de los incluidos dentro de aquellos que deben considerarse universales sólo se respetan cuando se consideran convenientes pero ceden ante casos como la extranjería6.

Además, dentro de este supuesto también se configuran a su vez distintos escalones que establecen un trato desigual entre el extranjero rico (ej., jeque árabe) y el pobre que a menudo se asocia con la imagen del inmigrante 7. Es en esta asociación de ideas donde encontramos la raíz a partir de la cual crece el racismo.

Situados ante la espectativa del inmigrante básicamente económico su situación es la siguiente: sin la posibilidad de acceso a un permiso de residencia estable, puesto que las políticas de extranjería cada vez establecen mayores trabas al respecto, por un período razonable de tiempo que le permita participar en los distintos aspectos que constituyen la vida dentro de una sociedad 8y, teniendo en cuenta que está condicionado por las oportunidades de trabajo 9que la sociedad receptora pueda ofrecerle, es fácil comprender que a menudo acaba en un sector «condenado a quedar encerrado en el círculo de la pobreza y la margi-nación social» 10.

La necesidad de tener que justificar su permanencia regular y estable suele utilizarse precisamente como justificación, en caso de incumplimiento, para limitar los derechos del extranjero11.PG127>

Los inmigrantes aparecen así dentro de la lógica de la marginali-dad 12que definirá su situación en la sociedad y conducirá a sentimientos de rechazo en la mayoría que crean estereotipos asociando al extranjero con imágenes negativas (ladrones, estafadores, traficantes, etc.).

A partir de este momento estas imágenes prefijadas, con cierto fundamento real pero desviadas, pueden ser propagadas atendiendo a los intereses que se quiere favorecer, es aquí, precisamente cuando la cuestión migratoria se politiza y comienza a convertirse en un problema. El hecho de que hoy muchos extranjeros no quieran asimilarse y reivindiquen sus diferencias influye sobre la opinión pública y sobre el legislador de tal forma que el factor sociológico o la forma en que éste es percibido acaba determinando muchas de las medidas políticas 13.

Como señala Winthol de Wenden 14, poco a poco el debate político va fabricando fobotipos, haciendo que determinadas poblaciones queden encerradas dentro de categorías a las cuales se les asigna identidades exclusivas y reductivas. Se cierra así el círculo de la exclusión.

Los poderes públicos intentan hacer ver que adoptan políticas diferentes que permiten un mejor análisis de la cuestión, pero en realidad, la posibilidad de actuación es poca si continuamente se parte de la necesidad de control del extranjero y no de una política que permita la conjunción de valores de las distintas culturas.

Blanco 15resalta como la finalidad de las mismas es, básicamente actuar como muro de contención que deja en cualquier caso la posibilidad de pequeñas filtraciones controladas que son funcionales para las economías receptoras.

Entendemos que si se permite la entrada anual de un número determinado de extranjeros no es porque nuestro país, o el resto de los países de la Unión, quieran actuar solidariamente sino porque en realidad hay un sector del mercado encaminado a ellos y es conveniente para la economía capitalista internacional esa explotación 16.

A la destrucción de la lógica negativa que se propaga en la sociedad a partir de casos específicos de extranjeros que tiende a generalizarse, deben encaminarse las campañas destinadas a combatir la xenofobia, así es como puede solucionarse en el propio terreno el racismo.Page 128

Por otra parte, tal como advierte Nair 17, quizá una de las vías de solución pase por otorgar un nuevo enfoque a la inmigración concibiéndola como alternativa que suponga una ayuda real para el país de origen y una posibilidad de...

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