Relevancia de las administraciones públicas en el desarrollo del territorio
| Autor | Antonio Almansa Morales |
| Páginas | 23-28 |
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Para profundizar en las estrategias que faciliten el desarrollo de los territorios es conveniente, en primer lugar, aunque sea de manera breve dado lo extenso de la materia, explicar qué es lo que entendemos por «desarrollo» y las diferentes teorías que hay sobre este concepto.
En este capítulo pretendo exponer los diversos enfoques del desarrollo territorial y la mejora de las condiciones de vida de la sociedad. Ese debe ser el objetivo último del gobierno, administración y gestión de lo público.
En mi opinión, la transparencia o la tecnología, en sí mismas, no tienen trascendencia ni valor alguno. Si no son puestas al servicio de la obtención de la mejora de la sociedad, serán del todo vacuas e inútiles.
Tanto la transparencia como el uso de las tecnologías, el empoderamiento, la participación ciudadana, la generación de riqueza, etc., son herramientas que deben utilizarse, a modo vehicular, para la consecución del fin último al que nos referíamos: el desarrollo de los territorios y de los pueblos que viven en ellos.
Por eso, es conveniente, aunque sea de manera breve y concisa, apuntar las distintas formas de desarrollo planteadas y poder implementar para su consecución políticas inclusivas, de participación ciudadana, transparencia, tecnología y demás medios a nuestro alcance.
El concepto de desarrollo, y lo que se entiende por él, ha ido evolucionado a lo largo de las últimas décadas de una manera dinámica. Eso se debe a que es
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un concepto abstracto con altos grados de subjetivismo a la hora de determinar su contenido e implantación.
Por ello, se pueden observar considerables diferencias en torno a su definición, así como en las estrategias utilizadas y llevadas a la práctica para la consecución del referido desarrollo.
Podemos estudiar cuáles han sido los pasos que hasta ahora se han dado y llevado a la práctica para su implantación, así como el éxito obtenido y las directrices que deben seguirse en los años venideros.
Aunque existan numerosas definiciones de «desarrollo», uno de los conceptos más ampliamente aceptados es el de desarrollo humano2, según el cual el desarrollo no se centra solo en el crecimiento económico, sino que involucra otros aspectos imprescindibles para el ser humano; como son las dimensiones culturales, éticas, políticas, sociales, económicas y medioambientales.
Particularmente, un concepto de «desarrollo» interesante es el dado por el filósofo y economista Amartya Sen en su artículo «Las teorías del desarrollo para el siglo ???»3. Para Sen, el desarrollo no se reduce al incremento de la oferta de mercancías, sino que se refiere a acrecentar las capacidades de las personas.
Este economista destacaba, como principio fundamental, el dominio que la gente tiene sobre sus propias vidas.
De esta forma, pretende sustituir el dominio de las circunstancias y el azar sobre los individuos por el dominio de los individuos sobre el azar y las circunstancias.
Sen afirmaba lo siguiente:
«Si en última instancia consideramos el desarrollo como la ampliación de la capacidad de la población para realizar actividades elegidas (libremente) y valoradas, sería del todo inapropiado ensalzar a los seres humanos...
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