Las relaciones de trabajo en la España moderna

AutorMiguel Ángel Chamocho Cantudo - Isabel Ramos Vázquez
Páginas63-79
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Capítulo 3
Las relaciones de trabajo
en la España moderna
I. CARACTERÍSTICAS DE LAS RELACIONES DE TRABAJO EN LA ESPAÑA
MODERNA: MERCANTILISMO, INTERVENCIONISMO ESTATAL Y
PROTECCIONISMO
A fines de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna, más del 80% de una po-
blación ascendiente a nueve millones, se dedicaba al trabajo vinculado en la agricultura, con
excepciones puntuales de pequeños propietarios libres que explotaban sus propias tierras.
El resto de la población hispánica se dedicaba a los oficios menestrales, a la artesanía o al
trabajo remunerado en la ciudad (12%), al ámbito eclesiástico (1%), o a la clase aristocráti-
ca (1,6%), quedando el resto para los grupos sociales mudéjares, moriscos o judíos.
A partir del reinado de los Reyes Católicos, la diferenciación campo-ciudad se hizo
mucho más evidente, produciéndose un paulatino éxodo hacia estas últimas de una masa
de campesinos que no encontraban un modo de construir un futuro en el ámbito ru-
ral. Máxime si colegimos que más del 90% del suelo rural estaba en manos de un 3%
de los propietarios terratenientes latifundistas. Junto al señorío medieval, las leyes de
Toro de 1505, regularon la institución del mayorazgo, la cual permitirá vincular, junto
a títulos y derechos personales, un conjunto de tierras que enajenadas del mercado, y
manteniéndolas pro-indiviso, debían ser transmitidas íntegramente al heredero primo-
génito, y así de generación en generación hasta la abolición de esta institución en la época
contemporánea.
Junto al señorío y el mayorazgo, también se encontraban fuera del mercado las tie-
rras amortizadas pertenecientes al estamento eclesiástico, una inmensidad de hectáreas
improductivas, en manos muertas, que con la política mercantilista de los tiempos mo-
dernos, cayeron aún más en la improductividad y el olvido de los poderes públicos.
Una reducidísima clase media, apenas un 4% de la población era propietaria de un
humilde 5% del suelo rural.
En estas condiciones, los Reyes Católicos decidieron en una pragmática de 1481
establecer el derecho de cualquier campesino a liberarse de las cargas personales y reales
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INTRODUCCIÓN JURÍDICA A LA HISTORIA DE LAS RELACIONES DE TRABAJO
Miguel Ángel CHAMOCHO CANTUDO - Isabel RAMOS VÁZQUEZ /
que tenían para con sus señores. Esta desvinculación en forma de libertad de movimiento
no era sino una forma de acceder a las ciudades, dado que en el campo estaban vinculados
a los señores propietarios, civiles o eclesiásticos. Pero los allí llegados encontraban las di-
ficultades de acceder al trabajo, que estaba férreamente intervenido por los gremios, y la
mayoría pasaba a engrosar esa masa que se ha venido a denominar proletariado urbano,
sin ningún tipo de cualificación profesional.
El duro trabajo de labor del campesinado español, es decir, la inmensa mayoría de la
población, era el que alimentaba a la minoría ociosa de las ciudades, de las que formaban
parte la aristocracia, los eclesiásticos o los financieros, entre otros.
En este escenario, a comienzos de la Edad Moderna, los Reyes Católicos apostaron por
el desarrollo de una política intervencionista denominada Mercantilismo, que se impuso
prácticamente en todos los Estados europeos de la Edad Moderna siguiendo las ideas econó-
micas del ministro francés Colbert. El Colbertismo o Mercantilismo se basaba en la idea de
que el desarrollo económico de un Estado debía medirse exclusivamente en la cantidad de
metales preciosos o riqueza acumulada (Texto 13). Pero en España, a partir de un más que
prometedor desarrollo económico procedente de los metales preciosos venidos de las Indias
Occidentales en los primeros decenios del siglo XVI, éste se vio retraído por las viejas estruc-
turas económicas basadas en el intervencionismo regio en la actividad gremial a través de una
más que evidente legislación proteccionista, y sobre todo una riqueza improductiva situada en
el mundo agrícola, con amplios latifundios muchos de ellos inexplotados, en manos muertas y
un considerable crecimiento de la mano de obra agrícola e improductiva.
1. El Mercantilismo
El Mercantilismo fue la política económica común europea que se desarrolló entre
los siglos XVI y XVIII, coincidiendo con la escalada absolutista de las grandes Monarquías
europeas, que se basaba en un férreo control de la economía por parte del Estado. Debido
a la llegada masiva de oro y plata de América, esta doctrina consideraba que la prosperi-
dad de una nación debía medirse exclusivamente por el capital acumulado, es decir, por
la cantidad de metales preciosos que cada Estado tuviera en su poder.
Para aumentar el capital, los Estados debían mantener una balanza comercial po-
sitiva frente a otros Estados, o lo que es lo mismo, tratar por todos los medios que sus
exportaciones fueran superiores a sus importaciones. Se exigía para ello una política pro-
teccionista que dirigiera la economía, la creación de grandes monopolios y la imposición
de aranceles comerciales, que fueron los pilares de la política mercantilista europea.
Entre los autores mercantilistas de la primera Edad Moderna, se puede destacar a
teólogos como Martin de Azpilcueta, Tomás de Mercado o Jean Bodin. No por casuali-
dad, estos hombres trataban de legitimar la nueva política económica desde presupuestos
cristianos, conscientes de que el Mercantilismo era un nuevo factor de esencial impor-
tancia para la consolidación de los Estados nacionales soberanos y la preeminencia euro-
pea en el escenario internacional.
En España, los principales caracteres de esta concepción mercantilista fueron:
El monopolio del oro y la plata. Descubiertos estos metales preciosos en las
Indias Occidentales, la Corona estimuló el descubrimiento de yacimientos, su

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