Las relaciones iglesia-estado desde una perspectiva histórica

AutorJorge Salinas Mengual
Cargo del AutorDoctor en Derecho por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (España)
Páginas15-36
CAPÍTULO 1:
LAS RELACIONES IGLESIA-ESTADO
DESDE UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA
Jorge Salinas Mengual
A lo largo de la historia de la Iglesia se pueden diferenciar siete grandes
periodos en el desarrollo de las relaciones Iglesia-Estado y en la progresiva
configuración del concepto de libertad religiosa.
1. LA ÉPOCA PRECRISTIANA
Las diferentes organizaciones sociales que aparecieron con anterioridad al
surgimiento del cristianismo estaban caracterizadas por un monismo propio
de las religiones étnico-políticas. Pertenecer a un determinado grupo signifi-
caba asumir sus creencias, sus ideas y su religión. En dichos grupos reinaba
un absoluto monocolor. Así las cosas, se daba una total identificación entre el
poder político y el religioso, que eran asumidos por una misma persona, de tal
manera que, o bien quien poseía el poder temporal era revestido de un carác-
ter sagrado, o bien quien detentaba el poder espiritual era dotado de la fuerza
inherente al poder temporal.
Junto a este monismo en la relación entre lo espiritual y lo temporal, otra
característica de esta época es que la religión no se entendía como una opción
que se ejercía, y que por tanto se vivía en libertad, sino que por pertenecer a
una determina sociedad se asumían las creencias religiosas que en ella se pro-
fesaban, sin que la disidencia en la manera de ver las cosas o en las creencias
fuera ni siquiera una opción, llegando a hablarse, en este contexto, de religio-
nes nacionales. En definitiva, el tema de la libertad religiosa no era ni siquie-
ra una opción, pues la pertenencia al grupo llevaba asociada la asunción de
unas creencias, de la misma manera que quien ostentaba el poder político era
revestido de la autoridad sagrada, como bien puede comprobarse en la figu-
ra del Emperador romano desde la época de Octavio Augusto, a cuyos cargos
políticos, militares y legislativos, aparecía vinculado el de Pontífice Máximo,
posibilitando, así, la conversión del Imperio en un pura teocracia.
16 ——————————————————————————— Jor ge Salinas Mengual
La primera batalla histórica que se dio para poder vivir una religión distin-
ta a la oficial, la primera lucha a favor de la libertad religiosa se encuentra en
la defensa que llevó a cabo el pueblo de Israel frente a los distintos imperios
que pretendían imponer su religión, ya que para el pueblo elegido por Yahveh,
su fe y su ley eran incompatibles con el ejercicio de cualquier otro culto a una
divinidad.
2. DESDE EL NACIMIENTO DEL CRISTIANISMO HASTA EL EDICTO DE
MILÁN
Con el nacimiento del cristianismo, la férrea concepción monista del mun-
do que se había dado en las sociedades antiguas, acaba por romperse, ya que
partiendo del versículo evangélico: “Dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios
lo que es de Dios”, surge la concepción dualista, donde lo político y lo religioso
aparecen como dos ámbitos totalmente distintos, respecto de los cuales no es
posible la injerencia, ni la manipulación del uno en el otro. Frente al carácter
totalitario del monismo político-religioso, el cristianismo aboga por una limi-
tación en el orden competencial de ambos poderes, así como por una libertad
radical del individuo.
Así todo, el monismo político-religioso de Roma acaba por chocar con las
creencias cristianas, si bien es cierto que el Imperio era capaz de aceptar nue-
vos dioses y cultos en su Panteón, siempre era conditio sine qua non para ello
el reconocimiento del poder sagrado del Emperador, a quien se había de ren-
dir el culto establecido, aspecto éste que era del todo incompatible con la fe de
las primeras comunidades cristianas, fundamentada en la creencia en un solo
Dios y que rechazaba de plano cualquier idolatría.
Frente a la intención del Imperio de controlar todo lo relativo a la religión,
los primeros cristianos van a reivindicar su derecho a profesar la religión ver-
dadera. En esta época hay ya dos ideas claras: la incompetencia del Estado a
la hora de intervenir coactivamente en temas religiosos y la exigencia de la
libertad religiosa frente a la autoridad civil.
De esta forma, puede sostenerse que las relaciones que se van a desarrollar
a lo largo de la historia entre el orden religioso y el temporal van a tener su
origen en el dualismo introducido por la fe cristiana. Al tiempo que el cristia-
nismo reconoce la autoridad del poder civil, va a proclamar que en las cues-
tiones relativas a la religión “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Tres van a ser las principales consecuencias que se van a derivar de esta sepa-
ración entre ambos órdenes. En primer lugar, la existencia de dos sociedades
diferentes, correspondientes a las dos dimensiones fundamentales de la vida
humana, ayuda a que se pueda cumplir el aspecto de sociabilidad inherente
a toda persona. En segundo lugar, existirán dos centros de poder autónomos,
que van a necesitar de una adecuada separación para el cumplimiento de sus
respectivas funciones. Y finalmente, en tener lugar, esta dualidad no va a signi-

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR