Reformas procesales en América Latina. Tendencias y tensiones entre los estados nación y la comunidad internacional

AutorEduardo Oteiza
Páginas23-60
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I. REFORMAS PROCESALES EN AMÉRICA
LATINA. TENDENCIAS Y TENSIONES
ENTRE LOS ESTADOS NACIÓN
Y LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Eduardo OTEIZA*
1. EL ESPACIO Y EL TIEMPO. AMÉRICA LATINA
CON FRONTERAS IMPRECISAS EN UNA ÉPOCA
MARCADA POR LA GLOBALIZACIÓN
Las cuestiones referidas a las reformas de la justicia en América Latina
ocurridas en las últimas tres décadas serán abordadas desde una visión que
indague sobre las causas que determinaron los cambios. No intento dete-
nerme tanto en qué ocurre sino en por qué se desarrollaron determinadas
transformaciones en un contexto y en un espacio temporal.
En cuanto al contexto, me referiré a Latinoamérica como experiencia
compartida por sociedades con ciertas identidades comunes, que en tér-
minos territoriales abarca desde Tierra del Fuego al golfo de México, pero
que culturalmente es una diversidad con cierta unidad y límites difusos. Las
observaciones las realizaré intentando acercarme a América Latina como
una dimensión más cultural que territorial. Se trata de una experiencia com-
partida por culturas que en su diversidad habitan dentro de los límites de
los países y también los exceden. Si bien los Estados Nación identificados
por un territorio, una idea de soberanía y un sistema de gobierno son una
referencia obligada, la propuesta los excede, ya que el objetivo consiste en
* Profesor titular y director de la maestría en Derecho Procesal de la Universidad Nacional de
La Plata (Argentina), presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal y vicepresidente
(América del Sur) de la Asociación Internacional de Derecho Procesal.
EDUARDO OTEIZA SENDAS DE LA REFORMA DE LA JUSTICIA A PRINCIPIOS...
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observar cómo ellos participan de una cultura que los condiciona y que, al
mismo tiempo, tiene efectos más allá de sus fronteras territoriales. América
Latina desde ese punto de observación se presenta como un fenómeno vincu-
lado con las influencias de otros países y de la comunidad internacional. Las
reformas a la justicia tienen como epicentro a los países latinoamericanos,
no obstante que en su desarrollo se comprueba que inciden también actores
externos, con diverso impacto según la capacidad que ellos tengan para au-
todeterminarse en el plano económico y político.
El tiempo aquí considerado también tiene límites difusos. Al hablar de
procesos históricos las fechas y la identificación de ellas con determinados
sucesos son elecciones que intentan guiarnos en el estudio de un determina-
do periodo pero que sus antecedentes y proyecciones muestran que se trata
de procesos con un origen y un final imprecisos. La caída del muro de Berlín
es un icono europeo del fin de la Guerra Fría. Se trata de un hecho que en el
plano simbólico representa la conclusión de una etapa. En América Latina
ese cambio de época es asociado a un periodo marcado por la finalización de
las autocracias, el nacimiento de un movimiento de consolidación de nuevas
democracias, el resurgimiento de los valores constitucionales, de respeto a
los derechos humanos, así como de dificultades económicas y necesidades de
inversión, frente a las desigualdades sociales y la pobreza. Ese contexto in-
fluye decisivamente sobre los procesos de reforma a la justicia. La lectura del
fenómeno de la reforma será tratado como un proceso focalizado en América
Latina pero que corresponde analizarlo sin perder de vista que es el producto
de una conjunción de factores que le dieron forma. Los procesos de reforma
latinoamericanos fueron influidos por causas endógenas y exógenas. Partici-
paron actores locales y de la comunidad internacional.
Resulta entonces útil tomar en cuenta lo ocurrido en España, Portugal,
Canadá y Estados Unidos de Norteamérica debido al diverso impacto que
cada uno de ellos tuvo en la región. La experiencia latinoamericana tiene
fuertes lazos con la Península Ibérica y con América del Norte. La intensidad
de las relaciones, los intercambios y la influencia recíproca muestran el atrac-
tivo de una visión conjunta. América Latina y los países ibéricos comparten
cinco siglos de historia, que se manifiestan en una tradición jurídica singular,
apoyada en condicionantes tan relevantes como el uso de lenguas afines, el
peso de la religión, una sucesión de momentos políticos coincidentes, so-
ciedades diferentes pero similares y posiciones periféricas o subordinadas
frente a países que por los últimos dos siglos han tenido un poder central. El
pasado y el presente han permitido hablar de la comunidad iberoamericana.
La relación con Iberoamérica tiene múltiples formas, y una de ellas es la
participación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el
Desarrollo (AECID), particularmente en Centroamérica, en los procesos de
reforma que veremos más adelante.
La posición de liderazgo económico de Estados Unidos de Norteamérica
lo ha convertido en un protagonista muy presente en la región. Si bien es
un hecho circunstancial, solamente tomado como ejemplo de la interacción
cultural, la primera minoría electoral de los Estados Unidos de Norteamérica
REFORMAS PROCESALES EN AMÉRICA LATINA. TENDENCIAS Y TENSIONES...
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es latina y en cada elección gubernamental se le presta particular atención 1.
En cuanto a la reforma de la justicia, la United States Agency for Interna-
tional Development (USAID) ha sido uno de los actores relevantes desde los
años ochenta, dado que desarrolló y financió un gran número de proyectos
de reforma a la justicia en la región. Canadá, además de ser parte del North
American Free Trade Agreement con EEUU y México, ha firmado acuerdos
comerciales con Honduras, Panamá, Colombia, Perú y Chile. Además, la Ca-
nadian International Development Agency (CIDA) 2 ha tenido una presencia
significativa en diversos proyectos de reforma a la justicia.
Ni el territorio ni el tiempo son utilizados aquí como criterios estáticos.
Si bien se alude a lo ocurrido durante las últimas tres décadas, la temporali-
dad procura conectar los análisis con el fin de la Guerra Fría y la irrupción de
la globalización como procesos de un alto impacto en la cultura que irrum-
pen en la consideración colectiva. Ambos, nítidamente conectados, son una
suma de eventos que se manifiestan en mil formas. Así como la disolución
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ocurrió en un periodo de
tiempo de límites bastante imprecisos, la globalización puede ser vista como
una secuencia de hechos tecnológicos, económicos, políticos y sociales de
múltiples formas a escala mundial.
De los innumerables trabajos realizados para indagar sobre los efectos de
la globalización me referiré a las contribuciones de FRIEDMAN y HABERMAS.
Entre las seis dimensiones que FRIEDMAN 3 señala para caracterizar el dere-
cho de nuestros días, la última es la globalización. Desde su punto de vista el
mundo cada día es más pequeño debido al transporte y la comunicación, que
han generado que la cultura legal rápidamente se internacionalice. FRIEDMAN
entiende que «las fronteras nacionales significan cada vez menos en térmi-
nos económicos. Ya no hay reinos aislados [...]. Las relaciones legales siguen
las relaciones económicas [...]. En un mundo unido por la televisión, los sa-
télites y los puertos, hay una cierta fusión de culturas mundiales; y la cultura
legal difícilmente puede mantenerse inmune. Cuando las sociedades tienen
experiencias similares y están expuestas a un único mundo de transporte y
comunicaciones, sus sistemas legales también necesariamente se acercan».
HABERMAS 4 explica que actualmente la noción Estado-Nación impulsada
por las dos revoluciones contemporáneas resulta controvertida. El autogo-
bierno, el consenso, la representación y la soberanía se han vuelto nociones
problemáticas debido al desarrollo de la globalización. Frente a la conexión
territorial del Estado-Nación, la globalización evoca para HABERMAS la ima-
gen de ríos a punto de desbordarse, que se llevan por delante los controles
fronterizos y pueden derrumbarlos. No obstante las tensiones que la globa-
1 En EEUU, en 2012, sobre una población de 313.914.040 de habitantes, 52.932.483 habitan-
tes eran hispanos. Vid. A. BROWN y E. PATTEN, Statistical Portrait of Hispanics in the United States,
2012, en http://www.pewhispanic.org/2017/09/18/facts-on-u-s-latinos/.
2 Vid. sobre las acciones más recientes: Canadian International Development Agency (CIDA),
http://www.international.gc.ca/americas-ameriques/assets/pdfs/sharing_successes_2013-2014.pdf.
3 Vid. L. FRIEDMAN, «Is There a Modern Legal Culture?», Ratio Juris, 7:2, pp. 117-130.
4 J. HABERMAS, La constelación posnacional. Ensayos políticos, Barcelona, 2000, pp. 81-146.

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