Reflexión final

AutorManuel Villoria Mendieta
Cargo del AutorUniversidad Rey Juan Carlos-Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset
Páginas125-126

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En este texto se ha defendido que el SCC es la medida inicial más importante para luchar contra la corrupción en América Latina. No obstante, se han analizado las tremendas dificultades para implantar dicha institución en todo el área. También se han ofrecido soluciones ante el bloqueo «racional» a que nos enfrenta la efectiva implantación del SCC en sistemas políticos dominados por el clientelismo y el prebendalismo. Pero, antes de finalizar, es importante destacar que el SCC, entendido solamente como institución anticorrupción, puede generar también problemas.

Para empezar, es preciso reconocer que un SCC con los rasgos de perfección moral que le atribuye WEBER no es fácil de encontrar hoy en día. Y que el SCC también puede pretender convertirse en un gobierno no electo y un foco de privilegios, con todos los males que ello puede causar a una democracia. Los estudios sobre los abusos de la burocracia son muy numerosos, pero un rasgo común en el que insisten es en el peligro de otorgar poder sin responsabilidad a la burocracia. No obstante, las dinámicas de tensión entre políticos y funcionarios deberían dificultar esa situación. Por desgracia, especialmente en sistemas presidencialistas en los que los parlamentos son débiles y no atraen personas con capacidad de liderazgo (WEBER, 1982), o cuando el parlamento no posee capacidad técnica suficiente, la tendencia, al asentarse el SCC, puede ser la de generar un sistema en el que convivan políticos demagogos con funcionarios en puestos de responsabilidad política, sin que ninguno asuma la responsabilidad por sus actos (BEETHAM, 1979). De ahí la importancia de considerar el SCC como un instrumento que requiere, para su buen funcionamiento, de una buena política y una buena ciudadanía; en suma, de una ciudadanía y unos políticos que asumen sus responsabilidades e introducen visión, cambio, pasión y deliberación en las sociedades.

Por otra parte, el servicio civil de carrera aquí descrito no considera los aspectos de flexibilidad y eficiencia que una sociedad desarrollada reclama

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(BRESSER PEREIRA, 1996; LONGO, 2002, 2004). A esta situación la podríamos llamar «la paradoja de la seguridad». Cuanta más seguridad se dé al funcionariado frente a la presión partidista más difícil será para el gobierno gestionar eficaz y eficientemente los asuntos públicos. Y viceversa, cuanta más flexibilidad se otorgue al gobierno para alcanzar retos de eficacia, más posibilidades existirán de...

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