Reavivar la filosofía. El pensamiento anamnético de Reyes Mate

AutorTomás Valladolid Bueno
Páginas21-25

Como coordinador deseo hacer públicos los siguientes agradecimientos. Al profesor Reyes Mate, tanto por su amable atención y acogedor cuidado, como por sus muy valiosos trabajos realizados especialmente para este número. A todos y cada uno de los autores de tan encomiables artículos o contribuciones, por su generoso esfuerzo creativo y por su apreciable espíritu de colaboración. Así mismo, a la dirección de la Revista y de la Editorial Anthropos, por la confianza depositada en mí y por su importante iniciativa de apoyo al pensamiento crítico.

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Con motivo del segundo centenario de la muerte de Lessing, Reyes Mate dejó escritas estas palabras: «La verdad, toda la verdad, sea religiosa o política, tiene que demostrarse día a día ante el tribunal de la razón práctica».1A un filósofo como éste, para nada complaciente con restos del Idealismo, está claro que de ninguna manera puede escapársele la fuerza normativa de la vieja fórmula nihil est in intellectu quod non fuerit prius in sensu. Claro que con haber asumido el imperativo implícito en ella, no se ha completado todavía la tarea de reflexionar sobre lo que significa pensar desde un punto de vista materialista. En efecto, aún es preciso aclarar qué se entiende por sensu. Para hacer esto Reyes Mate aplicará su particular hermenéutica acerca de la exposición filosófica de la

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realidad humana. Según él sólo se accede a conclusiones importantes «cuando los ojos se han cargado de sabiduría doliente». Coincidiendo en esto con Adorno, nuestro filósofo defenderá una gnoseología compasiva, cuya tesis fundamental se expresa del siguiente modo: «La verdad de la vida se desvela en el sufrimiento. Y al sufrimiento sólo se le hace frente, abriendo los ojos, mirándole de frente, no huyendo, no olvidando».2No obstante, no deberíamos precipitarnos, ya que con este segundo paso tampoco hemos llegado al momento final del modo que tiene Reyes Mate de entender la acción del pensamiento. Efectivamente, la conversión materialista de la epistemología en ética, del conocimiento en anamnesis, se prolongará hasta la traducción política de sí misma.3No debería, pues, parecernos accidental que el concepto de eros filosófico, presente en la obra de Reyes Mate, termine modulándose en los dominios de lo político: «La filosofía, caso de que quiera acercarse a la vida misma, tiene que plantearse si la verdad no es otro modo de nombrar la justicia».4Es en esta dinamización del pensar filosófico donde habría que situar la reformulación que Reyes Mate realiza de la pregunta por el hombre, vórtice donde se reúnen las principales cuestiones filosóficas. El interrogante antropológico no puede ya seguir formulándose desde una lógica o un concepto de verdad vertebrados por un pensamiento amnésico. Habiendo sido realidad el acontecimiento Auschwitz, la filosofía ya no puede ser sino Filosofía después del Holocausto; por lo cual, la cuestión que versa sobre la humanidad ha de plantearse, sin excusas, desde la inhumanidad. El inmediato efecto es que la consecuente pregunta por lo moral, objeto de la ética, no coloca primariamente entre sus signos de interrogación el concepto del bien o de la dignidad. La pregunta moral, para Reyes Mate, se pronuncia desde una reubicación de la antropología: «¿Cómo ser hombre?». Y la respuesta que nos da él mismo no podría ser otra que la siguiente: «ser hombre es responder a la experiencia de la injusticia».5La Filosofía, de esta manera, es filosofía como mirada, es decir, un pensar que mira la realidad con los ojos de esa memoria que hace posible pensar lo impensado de la realidad, o sea, el acontecimiento.

Por otra parte, la Filosofía es, a su vez, filosofía como lenguaje, es decir, palabra que convoca a crear «una cultura de la memoria». Ésta es una de las consecuencias, en el orden de la civilización, que provocan el hecho de referir el pensamiento a las víctimas de las injusticias y de reconocer a éstas en tanto claves de significación para alcanzar una más que razonable comprensión de nuestra realidad. Sin embargo, esta referencia a las víctimas no supone que el pensamiento filosófico pierda el anhelo de construirse como saber totalizante (que no totalitario), sino que lo transforma desde «una visión de la historia, con validez universal, desde los oprimidos»,6dirá Reyes Mate. Para éste, la filosofía sí podría contribuir, siempre de esta manera, a ir avanzando en una «maduración espiritual» del hombre, la cual está estrechamente vinculada con el tipo de respuesta que se tenga ante la experiencia de la muerte (injusta). Ciertamente, la relación del

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pensamiento con la realidad es una relación de duelo, donde...

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