El realismo o la realidad inventada

AutorRosa de Diego
CargoUPV/EHU
Páginas51-68
240
El realismo o la realidad inventada
ROSA DE DIEGO
UPV/EHU
La literatura se las arregla con todo, se apropia de todo,
rebusca entre las basuras, lame las llagas de la desgracia.1
La noción de realismo está lejos de constituir una categoría estable y bien definid a. En
el ámbito literario, es un concepto cargado de incertidumbre y de ambigüedad, a pe-
sar de que el término nos resulta conocido y familiar, y ha sido objeto de análisis tanto
en numerosos manuales de la historia de la literatura como en estudios centrados en
cuestiones meramente históricas. El término es confuso, arbitrario, convencional, y
posee una doble acepción. Porque puede hablarse tanto de un realismo en suspen-
sión, como de un realismo cristalizado en dos movimientos: Realismo y Naturalismo.
Si lo abordamos en su primera acepción, el Realismo es una noción transhis-
tórica; se trata de un planteamiento mimético en la creación artística, tanto por su
vocación imitativa del arte y su adecuación a una realidad referencial, como por
la utilización de ciertos procedimientos formales y metodológicos que ayudan a
crear esa sensación de verdad trasplantada, de «efecto de realidad». Erich Auer-
bach sostiene que ha habido a lo largo de la historia numerosos autores que recla-
man una figuración seria de la realidad común y, en este sentido siempre han
existido autores realistas. Si se considera que toda obra que pretende relatar fiel-
mente la realidad es realista, el realismo es una noción recurrente y esencial en el
arte occid ental. Todo texto realis ta reproduce un escenar io referencial, pero sobre
todo se adapta a un género literario que utiliza una serie de instrumentos forma-
les que buscan y consiguen crear esa sensación de verdad, por ejemplo, a través de
la descripción, la motivación o la coherencia. En este sentido, se concibe el realis-
mo como una categoría estética cuya vocación no es tanto imitar la naturaleza
sino sobre todo desvelar los entresijos de la historia, y por tanto en todos los
periodos literarios aparecen autores, obras o estéticas que han querido aproxi-
marse a la vida para reflejarla con gran fidelidad.2
1. Michel Houellebecq, Rester vivant et autres textes, París, Flammarion, 1999, p. 54. Las traducciones de los
textos citados en francés, son mías.
2. Algunos críticos sitúan el proyecto realista ya e n Homero. En Francia podemos hablar de Rabelais, Mar-
garita de Navarra, Charles Sorel, Scarron, Furetière, Challe, Marivaux, Lesage, Rétif de la Bretonne o Dide-
rot antes del Realismo del siglo XIX. También Emilia Pardo Bazán alude a los antecedentes realistas en
España, y señala que «pocos pueblos del mundo carecen de estas ficciones». Léase La cuestión palpitante,
Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, capítulos VI y VII.
RA_NE_240.pmd 28/07/2014, 13:3951
52 ACERCAMIENTOS TEÓRICOS
240
Pero también puede comprenderse el Realismo desde una perspectiva históri-
ca, como ese periodo situado, tanto en la historia literaria como en la historia del
arte, en Europa, tras el Romanticismo, es decir, «el movimiento o la escuela realis-
ta del siglo XIX». Durante la segunda mitad del siglo XIX, se produce en efecto un
auge recurrente y generali zado que se propone expl orar lo real, figurar la hist oria
y analizar la sociedad. Todo ello dará lugar a una estética literaria, la realista, en
cuyo interior se inscribe además una evolución diacrónica, desde un Realismo
objetivo hasta otro hiperbolizado y científico o Naturalismo.3
Esta nueva actitud está asociada a una intensa interrogación sobre las condi-
ciones de representación de una realidad social en plena transformación que ve
levantarse sobre las ruinas del Antiguo Régimen un nuevo orden dominado por
los poderes del dinero, por la transformación de los valores y discursos dominan-
tes. En Francia, el movimiento realista surge a partir de una pregunta planteada
por la His toria, ya que de spués de la Re volución fr ancesa, germin a un nuevo mund o
que se caracteriza por la muerte de Dios y el nacimiento de la conciencia históri-
ca. El Realismo afronta, en sus diversas reflexiones esta situación nueva e inédita.
La novela realista escoge preferentemente intrigas de historia contemporánea y
estudia así los mecanismos del mundo moderno que irrumpe con fuerza y que a
todos sorprende con sus constantes y radicales transformaciones.
Roman Jakobson efectuó un análisis sobre esta cuestión, en 1921, en un artículo
titulado «Sobre el realismo artístico»,4 que puede resultar de ayuda para com-
prender el tema. Consideraba que el término era heterogéneo y convencional. Si
la definición habitual del Realismo era «la corriente artística que se ha planteado
con el fin de reproducir la realidad y que aspira al máximo de verosimilitud»,
Jakobson señalaba cuatro objeciones:
1. Hay que distinguir el realismo como intención del autor, del realismo como
efecto de lectura. No basta con que el autor quiera ser realista para ser leído como tal.
2. La crítica está aún adherida a los valores del siglo XIX de los que procede, y
reproduce más o menos los discursos realistas de entonces. Por ello ha ignorado
la distinción anterior e identifica exclusivamente el realismo con la práctica de los
realistas del siglo XIX.
3. La noción de verosimilitud es muy huidiza: ¿consiste la verosimilitud en
producir una representación de la realidad conforme a las representaciones co-
munes o en transgredirlas para producir otras nuevas?
3. Nuestro foco de referencia será Francia. Sin embargo el movimiento tiene fuerza en otros países como en
el Reino Unido, donde destaca Charles Dickens, en Rusia con Tolstói o Dostoyevski, en Estados Unidos,
con Mark Twain. En España destacan Pérez Galdós, Pardo Bazán, Leopoldo Alas, Palacio Valdés, Ortega
Munilla, Picón, Blasco Ibañez, el Padre Coloma, y en Portugal Eça de Queiroz. En Italia, el movimiento se
denominó Ve ri s mo , con autores como Giovanni Verga, y en países como Alemania o Austria, Biedermeier,
con representantes como los alemanes, Storm, Fontane, Freytag o Mann y el austríaco Adalbert Stifter.
4. Roman Jakobson, «Du réalisme artistique», 1921, incluido en Théorie de la littérature, París, Seuil, 1965.
RA_NE_240.pmd 28/07/2014, 13:3952

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR