Razonamiento jurídico y post-positivismo: la contribución de Neil MacCormick

AutorBengoetxea, Joxerramón
CargoUniversidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea
Páginas267-287

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1. La Persona

Neil Maccormick (Glasgow, 1941-edinburgh, 2009) pasará a la historia de la filosofía por su notoria contribución a la filosofía práctica contemporánea, entroncando con las tradiciones ilustradas escocesas y compatibilizando la filosofía analítica con el kantismo. Como filósofo del derecho figura ya entre los grandes pensadores del último cuarto de siglo y primera década del tercer milenio y probablemente será recordado por su teoría institucional del derecho y por su concepción jurídica hermenéutica, que pretende superar la clásica confrontación entre ius-positivismo e ius-naturalismo.

La contribución de Maccormick a la filosofía del derecho, moral y política se plasma en numerosas y valiosas publicaciones en lengua inglesa y traducciones a varios idiomas3, en su constante contribución a la IVR4 que presidiera hasta su fallecimiento fruto de un cáncer intestinal incurable, y se complementa con una acción práctica como personaje político al ser miembro destacado del scottish national Party, eurodiputado por escocia (entre los años 1999-2004), miembro alterno de la convención sobre el futuro de europa (2002-2004), asesor para asuntos europeos del First Minister del ejecutivo escocés (2007-2009) e ideólogo de las naciones europeas sin estado

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propio (grupo político europeo alianza Libre europea). Así mismo asumió numerosos empeños universitarios tanto de estudiante -llegó a ser presidente de la oxford (students’) Union- como de profesor -muchos años decano de la facultad de derecho, «provost» de las ciencias sociales y jurídicas, y «vice-principal» de la Universidad de edimburgo. Su carrera académica está estrechamente ligada a la cátedra regia de derecho Público, natural y de las naciones creada en 1707 en dicha Universidad, a la que accedió a la temprana edad de treinta y un años tras un breve periplo por Queen’s college dundee (University of saint andrews) y oxford (Balliol college). Por su impresionante carrera universitaria y su contribución al pensamiento jurídico fue nombrado abogado Queen’s counsel h.c. En 1999 e investido sir en 2001.

Además de excelente político5, dedicado investigador y prolífico autor, Maccormick era un excelente profesor y conferenciante y dedicaba gran parte de su tiempo y de su atención a sus estudiantes y cole-gas consiguiendo que los estudios de Jurisprudence en edimburgo se convirtieran en un centro de reputación mundial y de atracción de estudiantes de postgrado y de académicos. Si interesante, intensa y fructífera fue su vida, no menos admirable fue cómo condujo su enfermedad hasta su muerte, aspecto en el que vuelve a entroncar con los filósofos ilustrados. «al juzgar la vida de un hombre, de Montaigne se preguntaba siempre cómo se comportó en su final. David Hume enseñó a sus amigos cómo morir, yéndose. Como lo expresara joseph Black, "en tan feliz compostura de la mente que nada podía excederle". Luego le tocó a adam smith en 1790, murmurando a james Hutton y los restantes presentes en su alcoba, "creo que debemos posponer esta reunión a otro lugar". El 26 de noviembre de 1799, el doctor Black posó su taza de leche y agua sobre su rodilla y murió, "como si se hubiera requerido de un experimento para mostrar a sus amigos con qué facilidad se iba" escribía adam Ferguson»6. Varias necrológicas británicas recogen la anécdota de cómo Maccormick tocó la gaita en el funeral de su buen amigo y contrincante político, john smith, líder del laborismo, en la isla de iona7. Cuando le tocó a él, neil acababa de publicar Practical Reason in Law and Morality (oxford, 2009), hablaba con entusiasmo de Barack obama, cuyas autobiografías acababa de leer, respondía correos electrónicos y seguía leyendo y comentando, con sagacidad y elegancia los papers que se

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presentaban en los seminarios de filosofía jurídica en edimburgo y excusándose por no poder acudir personalmente.

Trazar un semblante de la personalidad de neil Maccormick es una tarea que supera el tipo de discurso teórico propio de un análisis de su obra, pero en su caso el personaje y la obra se entrelazan armoniosamente. Su optimismo vital, inagotable hasta los últimos días de su dolorosa enfermedad, su contagiosa energía, su aptitud para ver siempre lo mejor de sus interlocutores, su integridad y honestidad, su carácter amable, afable, su sentido del humor, su chispa, ingenio e inteligencia, su inagotable capacidad de autocrítica, son virtudes morales y estéticas que se perciben claramente en su obra. Basta leer las primeras páginas sobre «incentivos y razones» donde explica los incentivos para escribir su Practical Reason, publicada unas semanas antes de su muerte, para percibir su gran estatura moral.

Quienes hemos tenido la fortuna de conocer al personaje nos seguimos sorprendiendo al comprobar la proximidad de sus registros escritos y orales, tanto en conversaciones como en conferencias, simposios o clases. Leer a Maccormick es entablar una conversación imaginaria o compartir un seminario con él. Puede parecer un tópico, pero neil revive en sus escritos; hay algo muy genuino en ellos, algo personal como su carácter, sabiduría e ingenio, pero también algo sociocultural como la tradición universitaria analítica oxoniense -la influencia de ayer, ryle, strawson, Hart, Berlin, los Warnock, Hare, Foot- y algo histórico-nacional como el entronque escocés con stair, Hutcheson, smith, Hume, Ferguson, reid, Millar, Kames... Los literati de esa «república de las Letras», para quienes el progreso en asuntos intelectuales sólo es posible a través del pensamiento comunal, pensando con y a través de los otros8.

Maccormick fue discípulo de H. L. A. Hart, posiblemente su influencia teórica más evidente y sobre quien escribió una importante obra, H. L. A. Hart (stanford, 1981), cuya reciente segunda edición (stanford, 2008) tuvo en cuenta el famoso Postscript de la segunda edición póstuma del Concept of Law (oxford, 1994), en el que Hart esbozó una respuesta a las críticas formuladas por su sucesor en la cátedra de Jurisprudence en oxford, ronald dworkin. Esta segunda edición de H. L. A. Hart nos permite entrever un Maccormick post-positivista, algo más distanciado de su maestro. En la página 15 de esta segunda edición nos relata cómo Hart le reprochó haberle presentado en su libro como más ius-naturalista de lo que le gustaría ser9.

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a pesar de su influencia mundial Maccormick nunca creó escuela en edimburgo, ni pretendió hacerlo; a lo sumo podría hablarse de una escuela virtual de admiradores suyos en todo el globo. Sus colegas en el Centre for Criminology and the Sociological and Philosophical Study of Law (CCSPSL, ahora Centre for Law and Society), sus doctorandos seguían sus propios intereses. De hecho le interesaba más fomentar la crítica o enfoques alternativos que impulsar tesis y trabajos ceñidos a sus propias teorías. Dicho esto, conviene sin embargo añadir que Maccormick era un co-autor muy interactivo, interesado siempre en captar la (mejor) visión de su interlocutor y de llevarla un paso adelante. Su edición de la obra póstuma de j. Wróblewski, su coautoría con a. Aarnio, P. Amselek, F. Atria, P. Birks, r. Summers, o. Weinberger, o sobre todo con su colega en edimburgo y fiel amigo zenon Bankowski, por ejemplo, indican dos virtudes excepcionales en la filosofía jurídica anglófona: un empeño por desarrollar visiones y discursos colectivos y una apertura a pensadores que han publicado sus obras en idiomas distintos del inglés. Además de su inglés, escotizado y veloz, Maccormick hablaba correctamente gaélico escocés y fran-cés y se nutría asiduamente de obras escritas en alemán, italiano, castellano, sueco y neerlandés. Basta echar un vistazo a sus referencias bibliográficas para comprobarlo. De hecho, llegó a pronunciar conferencias en varios de estos idiomas. Esta apertura idiomática es inusual en el ámbito académico en lengua inglesa. Sus numerosas co-autorías de trabajos y libros y su co-edición de compilaciones y obras colectivas son buena prueba de ese singular empeño por un pensamiento discursivo y dialógico. También en sus escritos individuales Maccormick está en constante interacción con otros autores, pero no con la finalidad de vencer en una confrontación dialéctica de ideas sino buscando matices, aproximaciones, nuevos matices de síntesis y consenso; sin mermar en coherencia argumental ni caer en sincretismos, y sin miedo a recular cuando consideraba que había errado10.

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2. Las aportaciones principales a la Filosofía del Derecho

En esta sección, se presentarán las ideas principales de Maccor-mick en el amplio espectro de la filosofía del derecho, siguiendo un planteamiento temático y cronológico. Maccormick contemplaba la filosofía jurídica y el razonamiento jurídico no como algo separado sino como un caso especial, altamente institucionalizado, de la razón práctica. Debe advertirse desde un primer momento que los intereses investigadores del pensador escocés han sido amplios y variados desde el inicio de su carrera. Así por ejemplo, su lección inaugural en la cátedra de edimburgo no versó directamente sobre la temática que le consagraría un lustro más tarde como filósofo analítico del derecho, el razonamiento jurídico, sino sobre otros de sus temas estrella, el derecho como institucional.

En esta...

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