Bernuz Beneítez, M.a José y Susín Betrán, Raúl(coords.), Ciudadanía. Dinámicas de pertenencia y exclusión, Universidad de La Rioja (colección jurídica), Logroño, 2003, 208 pp.

AutorDavid San Martín Segura
CargoUniversidad de La Rioja
Páginas428-438

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La discusión sobre la ´ciudadaníaª se ha situado en el centro del debate jurídico-político actual. Esta categoría ha cobrado un protagonismo que había permanecido latente durante las últimas décadas, probablemente desde la clásica construcción teórica de Marshall a mediados del siglo pasado. El concepto de ciudadanía como estatus jurídico propio de los miembros de pleno derecho de la comunidad, y la perspectiva evolucionista de su desarrollo, cuya culminación se habría alcanzado mediante la conquista de la ciudadanía social de la mano del Estado providencia, han sido tesis aceptadas mayoritariamente como válidas hasta nuestros días. Sin embargo, hoy la ciudadanía dista mucho de ser una categoría pacífica.

La comprensión de este hecho remite a algunas transformaciones sociopolíticas sustanciales producidas en las últimas décadas, como el desmantelamiento del Estado del bienestar, el derrumbamiento de la pretendida homogeneidad de las sociedades nacionales, el auge del paradigma cosmopolita, o la crisis del propio modelo de Estado-nación, todo ello enmarcado en el contexto de la globalización-mundialización del capitalismo de mercado y de los patrones culturales occidentales. La crisis de estas categorías, que le servían de eje vertebrador, ha acabado por arrastrar la propia validez del modelo de ciudadanía. El diagnóstico planteado ha sido el excesivo optimismo patente en el análisis de Marshall en cuanto a la consecución de la justicia social a través del modelo de ciudadanía social y, sobre todo, la constatación de que la ciudadanía no sólo constituye hoy un mecanismo de integración en la comunidad política, sino también un importante factor de exclusión. En este sentido, ´si en su día la ciudadanía significaba pertenencia, hoy los márgenes de la ciudadanía se han hecho borrosos y ya no está tan clara la unidimensionalidad de esta ideaª. ´La ciudadanía, en su complejidad, se ve atravesada por dinámicas de pertenencia, pero también de exclusiónª (p. 11).

Por este motivo, la ciudadanía ha sido objeto de especial atención en los últimos años. Podría decirse que se ha convertido en el ´gran temaª de la investigación jurídico-política y social, en un punto de confluencia y a la vez de origen de los otros temas centrales del análisis actual, como el modelo de democracia y de participación política, el binomio igualdad/exclusión social, la tensión entre universalidad y diferencia, la inmigración y la sociedad cosmopolita, la identidad, etc. Un protagonismo que, a su vez, tiene sus riesgos. Principalmente el de acabar por ´vaciarª de significado el concepto hasta hacerlo totalmente inoperante; convertir a la ciudadanía en un ´concepto chicleª (Martínez de Pisón) que pretenda abarcar lo que, en realidad, está fuera de su alcance.

El presente volumen, coordinado por María José Beneítez y Raúl Susín Betrán, trata de aportar nuevos argumentos tanto para la comprensión de las dinámicas aparejadas a la ciudadanía en el nuevo contexto sociopolítico, como para el debate sobre la necesidad de su redefinición. Sin embargo, los ocho artículos que componen el libro no proponen la elaboración un nuevo modelo normativo de ciudadanía, propósito omnipresente en la literatura política reciente y que ha derivado en un amplio crisol de construcciones teóricas: desde la ´ciudadanía diferenciadaª propuesta por M. Young en la Page 429 perspectiva de género, hasta la ´ciudadanía multiculturalª de W. Kymlicka o la ´ciudadanía transnacionalª apuntada por S. Sassen, por citar sólo algunos ejemplos. Más bien, el presente libro trata de aportar ´elementos que sirvan no tanto para una definición de ciudadanía, como para la reflexión crítica sobre la misma y sobre las cuestiones que le afectanª (p. 13); es decir, reivindicar el valor de la ciudadanía en tanto que punto de referencia crítico (p. 18). Se trata de tomar la ciudadanía en su carácter de ´punto de confluenciaª, de centro gravitatorio sobre el que giran otros múltiples temas que pueden ser estudiados a partir del concepto de ciudadanía y que, a su vez, condicionan su contenido. Así, el libro analiza la ciudadanía en una triple dimensión: como titularidad jurídica de derechos y deberes, como pertenencia a la comunidad política y como participación en la misma. Este esquema atraviesa la obra, y cada dimensión es objeto de atención por los distintos autores, de una u otra forma, en mayor o menor grado. Desde cada perspectiva particular -ya sea la mercantilización de la sociedad, la pobreza, la inmigración o la juventud-, se trata de identificar los factores que cuestionan esa triple funcionalidad de la ciudadanía y de esbozar propuestas de solución.

El libro está encabezado por dos artículos que abordan desde distintos ángulos la crisis de la ciudadanía social como fenómeno parejo al desmantelamiento del Estado del bienestar y a la mercantilización de la vida social. En el primero de ellos, ´El tratamiento de los ciudadanos pobres. La aportación de los programas mínimos de inserciónª, Raúl Susín Betrán realiza un análisis paralelo de las transformaciones de las políticas de tratamiento de la pobreza en el marco de la crisis del Estado del bienestar, y de la dimensión social de la ciudadanía. Partiendo de una aproximación histórica al tratamiento de los ciudadanos pobres, el autor explica el surgimiento de las políticas de intervención social como un intento de paliar las insuficiencias del contrato que sustenta el modelo liberal. Intervención que evolucionó desde la beneficencia decimonónica hasta las políticas sociales propiamente dichas. Ésta sería la perspectiva desde la que Marshall dibujó su modelo de ´ciudadanía socialª, como corrección de las insuficiencias integradoras de los modelos de ciudadanía estrictamente civil y política a través del reconocimiento de los derechos sociales a ella aparejados (p. 23). Se habría llegado, así, a una etapa en la evolución social en la que la que la desigualdad derivada del contrato habría logrado ser absorbida.

Sin embargo, como anticipamos más arriba, Susín Betrán considera que este pronóstico es poco menos que idílico. El modelo ideado por Marshall estaba estrechamente ligado al modelo de sociedad salarial, al compromiso interclasista y al desarrollo del modelo del Estado providencia. Por ello, según el autor, el ataque sistemático a ese modelo estatal conlleva la destrucción de aquel modelo de ciudadanía. ´La ciudadanía social está sufriendo un ataque complejo y sumamente planificado que nos permite hablar de una sustitución de todo un modelo de sociedad justa por otro, siendo el elemento común de esta sustitución la reivindicación del mercado como instancia reguladora frente a la democraciaª (p. 25). Esta situación de crisis, que va más allá de lo estrictamente económico y cuestiona la capacidad del Estado social como instancia integradora, lleva al autor a preguntarse por el significado de las nuevas políticas sociales, sobre los valores que las sustentan y la propuesta de sociedad que persiguen. En este sentido, propone los programas de ingresos mínimos de inserción como un ejemplo adecuado para comprender el presente y el devenir de la ciudadanía (p. 25). Page 430

La característica novedosa de estos programas de inserción es, precisamente, que combinan el elemento estrictamente económico (prestación económica) con otro principal, las acciones de inserción. Pese a sus indudables efectos positivos como espacios desmercantilizados, como ´última redª de protección ante situaciones de exclusión social, Susín Betrán centra su análisis en los efectos latentes negativos. Encuadrándolos en el proceso de asistencialización del Estado del bienestar, advierte de su participación en la consolidación de un modelo de ´Estado disciplinarioª, donde las políticas sociales desempeñan más un papel de control o seguridad que de verdadera integración. Las nuevas políticas sociales vendrían a demostrar que la lógica mercantil ha trascendido los propios límites del mercado para invadir las relaciones interpersonales. El resultado es un ´individualismo de masasª que en la gestión de la pobreza significa diluir un problema que es social en algo estrictamente individual; y, en definitiva, normalizar las situaciones de desempleo masivo y precarización laboral y biográfica (p. 40). La conclusión es que estos programas de inserción no suponen un afianzamiento de la ciudadanía social, sino más bien un paso regresivo en cuanto a la materialización del bienestar.

El autor concluye su aportación esbozando algunas propuestas de solución que ´permitan...

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