Rafael Gutiérrez Girardot en sus años madrileños

AutorAntonio Lago Carballo
Páginas164-166

Page 164

Creo que en la bibliografía de Rafael Gutiérrez Girardot tiene una singular significación el capítulo de los años vividos en Madrid, durante los cuales visitó muy distintas ciudades: Barcelona, Granada, Santander, Santiago.

En mis breves páginas de colaboración en este número de Anthropos pretendo recordar su residencia madrileña en el Colegio Mayor Hispanoamericano «N.ª S.ª de Guadalupe», a partir de noviembre de 1950. Fueron años muy intensos y decisivos para Rafael, quien llegó al Colegio como becario de la Dirección General de Relaciones Culturales y del Instituto de Cultura Hispánica, gracias al interés puesto en ello por el diplomático Julián Ayesta, encargado de los asuntos culturales de la Embajada española en Bogotá, y excelente escritor, como lo puso de relieve su sugestivo relato Helena y el mar del verano.

Otros dos becarios colombianos llegaron entonces asimismo al Colegio Mayor «Guadalupe»: el poeta Eduardo Cote Lamus, quien sería ganador, con su libro Salvación del recuerdo, del Premio Internacional de Literatura 1952, convocado por el escritor barcelonés José Janés; y el entonces aprendiz de escritor y crítico literario Hernando Valencia Goelkel. Uno y otro, al paso de pocos años, alcanzarían prestigio y nombradía en el mundo de las letras colombianas.

Algo puedo y debo decir acerca de lo que era el ambiente del Colegio Mayor Hispanoamericano, situado, desde la primavera de 1947 hasta la del año 1953, en la calle de Donoso Cortés 65, respecto a cuanto concierne a la vida de la inteligencia y de la cultura. Cuando más de medio siglo después se repasan los nombres de los que fueron colegiales en aquellos años, creo sinceramente que la reacción del lector oscilará entre la sorpresa y el asombro: allí vivieron y convivieron futuros filósofos como el español Emilio Lledó, el argentino Arturo García Estrada, estudioso de Ortega; el uruguayo Alberto del Campo, fiel al pensamiento de Xavier Zubiri; poetas como José Ángel Valente, José Agustín Goytisolo, los nicaragüenses Carlos Martínez Rivas, Ernesto Cardenal, Ernesto Mejía Sánchez, el dominicano Antonio Fernández Spencer, el chileno Hugo Montes y, como «comensal visitante» -él lo cuenta en sus Memorias-, José Manuel Caballero Bonald... O pintores como José María Labra, Antonio Valdivieso, el salvadoreño Gonzalo Cañas, el colombiano Darío Tobón Calle. Futuros excelentes maestros del Derecho y de las ciencias sociales como los españoles Aurelio Menéndez, Rodrigo...

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