La proyección fundamentalmente infantil de la vacunación pública

AutorCésar Cierco Seira
Páginas147-169
CAPÍTULO VI
LA PROYECCIÓN FUNDAMENTALMENTE
INFANTIL DE LA VACUNACIÓN PÚBLICA
1. LA ESTRECHA VINCULACIÓN ENTRE LA VACUNACIÓN
Y LA INTELIGENCIA DE LA SALUD INFANTIL
EN NUESTROS DÍAS: SU TRASLACIÓN AL CAMPO
DE LOS DERECHOS DEL NIÑO
Vacunación e infancia están estrechamente relacionados. No hay que
olvidar que muchas de las enfermedades que se pretenden prevenir a través
de la vacunación afectan de manera particular a los niños. Tan es así que la
historia de la vacunación, como se han cuidado de resaltar los estudiosos
de la misma, ha estado desde su cuna vinculada al interés por la sanidad
infantil y a la evolución de disciplinas médicas como la pediatría. Al echar
la vista atrás en el tiempo se comprueba la dolorosa y singular impronta
que sobre los niños han tenido históricamente enfermedades como la vi-
ruela y su devastador legado no solamente en términos de mortalidad, sino
también de morbilidad dadas las durísimas secuelas, tanto físicas como so-
ciales, que acarreaba 1. Y conste que no era la viruela la única enfermedad
1 No me resisto a destacar cómo ese singular vínculo entre la infancia y la vacuna ha estado siem-
pre muy presente. Apuntaré, simplemente, que en los comienzos BALMIS dedicó a las madres de familia
su célebre traducción del Tratado histórico y práctico de la vacuna de J. L. Moreau (1803). Y en el
prólogo de esta traducción había una exhortación apasionada que quisiera rememorar:
«Madres sensibles, no os dexeis llevar de los rodeos que ha inventado la ignorancia y preocupacion: aprove-
chaos de este benef‌icio que nos ha concedido el cielo para libertar á vuestros tiernos hijos de tan devoradora plaga:
apresuraos á vacunarlos, y á ponerlos á cubierto de un enemigo tan cruel: temed que tal vez podrán servir de
aumentar el número de las víctimas que sacrif‌ica continuamente su venenoso contagio: mirad que quizá pueden
estar rodeados en este momento de una esfera contagiosa que os los arrebate de entre las manos, y dexe traspasado
vuestro corazon: imitad el amor fraternal de tantas matronas de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, y de tantos
otros reynos, no solo de la culta Europa, sino del Africa y América, en donde pasan de trescientos cincuenta mil
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que amenazaba de un modo especialmente cruento a los niños. Qué decir si
no de la poliomielitis y los estragos que causó hasta mediados del siglo XX.
Aunque, sin necesidad de remontarnos en el tiempo, basta hoy cambiar de
continente para advertir el daño particularmente grave que todavía inf‌li-
gen a los niños de otras regiones del planeta enfermedades aplacadas entre
nosotros como la poliomielitis, a la que acaba de hacerse mención, o el
sarampión. No es exagerado por ello af‌irmar que la vacunación infantil ha
cambiado radicalmente el cariz del impacto de las enfermedades infeccio-
sas en los niños 2.
A estas alturas nadie duda de que la salud de los niños precisa de una
atención muy especial. Resuenan las palabras de la Declaración Universal
de Derecho Humanos: «La maternidad y la infancia tienen derecho a cui-
dados y asistencia especiales» 3. No es de extrañar por ello que en muchos
instrumentos internacionales se haga especial hincapié en preservar la salud
infantil como pieza esencial del haz de los derechos del niño. Destaca entre
ellos la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño
(1989) —ratif‌icada por España en 1990— donde se reconoce el derecho
del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y se exige de los Es-
tados un esfuerzo a tal efecto en diferentes áreas: desde la reducción de la
mortalidad infantil al aseguramiento de la asistencia médica, pasando, por
lo que aquí más interesa, por el desarrollo de la atención sanitaria preventi-
va 4. Una atención sanitaria preventiva que difícilmente podría representarse
hoy dejando al margen a la vacunación. Prueba de ello es que en la Decla-
ración de Alma-Ata (1978), surgida de la Conferencia Internacional sobre
Atención Primera de Salud, se establezca entre los apartados básicos que
han de def‌inir esta atención primaria «la inmunización contra las principales
enfermedades infecciosas» 5. Y, en la misma línea, cumple acudir a la inter-
pretación que del derecho a la salud de los niños ha alumbrado el Comité de
los Derechos del Niño para corroborar que la necesidad de hacer universal
vacunados, sin que haya un solo exemplar que compruebe el que exponga al menor peligro esta operacion, ni que
dexe de ser el mas benigno de los males que puede padecer la humanidad, por cuyo medio queda libertada para
siempre de los crueles ataques de las viruelas» (XXII-XXIII).
2 Por ceñirnos al aquí y ahora, obsérvese, para interiorizar la trascendencia, lo que se señala en
el último Informe Anual del Sistema Nacional de Salud (2016): «En los últimos años, en España, las
coberturas de vacunación en la población diana menor de 24 meses de edad son iguales o superiores al
95 por 100, siendo menores a medida que aumenta la edad de la población diana. Estas coberturas han
permitido la eliminación de la poliomielitis, que ocurran raramente enfermedades como el tétanos y la
difteria y el control o disminución de la incidencia del resto de enfermedades cuya vacunación se incluye
en el calendario» (p. 147).
3 Ex art. 25.2.
4 Vid. el art. 24 de la citada Convención.
5 Apartado VII.3. Siguiendo esta estela no me parece un dato menor, sino más bien una conf‌irma-
ción, el encuadramiento que con toda naturalidad se hace de la vacunación en nuestro atlas de la sanidad
pública. Adviértase que las prestaciones de vacunación se inscriben dentro de la cartera de servicios
comunes de atención primaria y no en la cartera correlativa de salud pública. Cotéjense los anexos I y II
del Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, por el que se establece la cartera de servicios comu-
nes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para su actualización.

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