Propuesta de análisis de contenido para textos editoriales siguiendo el modelo empírico-periodístico. Aplicación práctica a la cobertura del 11-M.

AutorNogales Bocio, Antonia Isabel
Páginas524-538

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Introducción

Tanto por parte del emisor como de los públicos, la labor informativa es un proceso de interpretación contextual y de construcción discursiva de la actualidad: una dinámica dual de interacción simbólica. Estamos pues ante un proceso ineludiblemente intencionado, porque no hay información sin sujeto con una voluntad concreta de informar o desinformar. El análisis de contenido desde una perspectiva estructural, un planteamiento crítico y una lógica macrodiscursiva es la herramienta metodológica que nos permite profundizar en la dimensión esencial del mensaje periodístico: su implicación latente o significado implícito. A pesar de su pertinencia, en la actualidad observamos la carencia de un basamento metodológico que incorpore una verdadera aproximación al análisis de contenido desde la experiencia periodística. Es por esto que, partiendo de la Economía Política de la Comunicación, la Información y la Cultura como base teórico-metodológica del análisis de contenido,

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pretendemos incorporar los planteamientos expuestos por los periodistas desde la observación participante: la intencionalidad estructural y cualitativa del mensaje. A esto hemos denominado "metodología empírico-periodística del análisis de contenido", a la aplicación al análisis del mensaje intencional de una metodología de índole mixta: académica y profesional. En esta línea, nos proponemos aportar un modelo de análisis de contenido especialmente pensado para textos editoriales con una aproximación a la comprobación científica de la influencia de esos intereses en el discurso periodístico. Los ejemplos objeto de estudio en cuestión serán piezas editoriales de los diarios El País, El Mundo, Abc y La Razón publicadas con motivo de los atentados terroristas del 11-M en Madrid.

2. Metodología

Uno de los primeros magnates de la prensa, Joseph Pulitzer, calificó el editorial como "la expresión de la conciencia, valores y creencias del periódico". Según la definición clásica de José Luis Martínez Albertos, el editorial es el "artículo periodístico sin firma que explica, valora y juzga un hecho noticioso de especial importancia. Este juicio colectivo e institucional se formula con una convicción de orden superior que refleja la postura ideológica de cada periódico" (Armañanzas y Díaz, 1996: 93). Esa "convicción de orden superior" se plasma de forma explícita en el editorial pero es transversal a todo el macrodiscurso del medio. Actualmente, las consideraciones opinativas expresadas en el editorial de un medio suelen salpicar también al resto de informaciones que abordan el mismo tema de actualidad, haciendo difusa la delimitación entre el estilo periodístico informativo y el denominado 'estilo editorializante'. Como nos muestra Moran Torres, el propio periodista se ve inmerso en esta dinámica: "Al contrario de lo que sucede con otros géneros periodísticos, el editorialista se despersonaliza como escritor para adaptarse al talante del medio (...) Siempre, siempre, el estilo de un editorial está determinado por el carácter de la publicación y no por unas normas comunes al género" (1988: 147-149). Los editorialistas toman partido y defienden su postura, de ahí que se ocupen de juicios morales, de lo que los filósofos llaman "juicios de valor", esto es, informan a sus lectores de lo que está bien y de lo que está mal en su marco de realidad posible.

A lo largo de esta investigación completaremos el análisis de los textos editoriales sometiendo su contenido a la siguiente ficha comparativa:

FICHA DE ANÁLISIS DE TEXTOS EDITORIALES

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Fuente: elaboración propia, a partir de Núñez Ladevéze (1995); Fernández Barrero (2003); Borrat Mattos (1989); Hernando Cuadrado (2007); Casais Carro (2005); Moran Torres (1988); Armañanzas y Díaz Noci (1996); Santamaría Suárez (1997) y Abril Vargas (1999).

  1. Estructura externa: Elementos de titulación y cuerpo de texto.

    - Tipos de titular: Emplearemos la distinción clásica que diferencia entre "titulares informativos, expresivos, apelativos, temáticos o simplificadores". A esta tipología es posible añadir también el titular "de declaración", el cual (aunque es característico de las entrevistas) se prodiga en la actualidad también por los géneros informativos, dada la afluencia del denominado periodismo de cita o de declaraciones. Siguiendo a Núñez Ladevéze, el titular informativo identifica una "secuencia del acontecer", mientras que el titular expresivo "trata de expresar los sentimientos que la noticia va a suscitar en los lectores". Por otro lado, el titular apelativo intenta "mover el ánimo y despertar las sensaciones de los destinatarios", y el titular temático o simplificador se limita a identificar el tema sobre el que gira la información. La construcción sintáctica de los titulares, las licencias expresivas o la utilización de figuras retóricas (paradoja, metáfora, doble sentido...), unidas al empleo de la ironía y los juegos de palabras también aportan una significación distintiva a la unidad textual.

    - El cuerpo de texto suele componerse siguiendo la estructura clásica del editorial. Esta es la más usual y "consta de un párrafo introductorio en el que se exponen los hechos, un desarrollo argumentativo en el que se valoran los acontecimientos y que puede constar de varios párrafos, y un párrafo final de conclusiones y sentencias" (Fernández Barrero, 2003:14). Se trata de una especie de estructura consagrada por la práctica tradicional, un esquema casi normativo para la confección del cuerpo de texto, aunque puede haber alguna alteración. La opinión del periódico se va dosificando a lo largo de todo el texto, por lo que las tres partes no aparecen delimitadas de forma nítida.

  2. Estructura interna: Elementos de composición interna.

    La Retórica clásica distingue tres grandes pasos en la elaboración del discurso: inventio, dispositio, elocutio (Borrat, 1989: 102). Tal como Spang los presenta, la inventio es la búsqueda de ideas acerca de un tema determinado, que ya se ha decidido previamente; la dispositio constituye la disposición eficaz del material reunido, su adecuado ensamblaje; la elocutio es la formulación lingüística.

    · Inventio: la búsqueda de argumentos.

    · Dispositio: según la disposición de los argumentos se configuran los tres géneros de discurso (Hernando, 2007):

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    · Judicial. Concebido para las necesidades forenses, tanto por parte de la acusación como de la defensa, se dirige al juez para que pueda emitir un juicio o una sentencia sobre los hechos ocurridos.

    · Deliberativo. Orientado a las necesidades parlamentarias, su fin es persuadir a la asamblea de la utilidad de la decisión que se propone tomar o disuadirla si la considera perjudicial.

    · Demostrativo o epidíctico. No admite juicio ni decisión acerca del asunto presentado, por lo menos como finalidad predominante.

    · Elocutio: la elaboración lingüística del discurso.

  3. Tipos de juicio en el epílogo:

    María Jesús Casais (2005) tipifica las cuatro variedades de juicios interpretativos que permiten establecer la diferencia entre la narración/interpretación y la argumentación/opinión. Los juicios interpretativos, según esta autora, se clasifican en cuatro apartados: juicios analíticos, sintéticos, hipotéticos y disyuntivos. Por su parte, los juicios opinativos se subdividen en juicios de hechos, juicios de intenciones y juicios de valor. Una y otra clase de juicios permiten evaluar a qué tipo de periodismo corresponde cada una de las unidades de análisis que selecciona el investigador: periodismo de interpretación (cuya función es interpretar y explicar) o periodismo de opinión (cuya función es juzgar, persuadir, orientary disuadir).

    En los editoriales, la última parte de la dispositio corresponde al llamado epílogo, y tiene gran importancia porque es donde se establece la sentencia o el juicio resultado de toda la argumentación anterior. Suele constituir el último párrafo y su carácter viene determinado por el tipo de razonamientos previos. Partiendo pues de Casais, podemos hacer una clasificación de los juicios, que nos muestran cómo se llega a determinadas conclusiones ideológicas y al verdadero sentido del discurso.

  4. Juicios analíticos: son el resultado de una argumentación que ha razonado sobre las causas de un problema pero que no aporta soluciones a éste. Si el último párrafo constituye una opinión con juicio analítico, el editorial tendrá un tono frío, propio de un pensamiento explicativo y desprovisto en apariencia de intenciones expresivas ideológicas.

  5. Juicios sintéticos: implican el conocimiento de unas causas y el establecimiento de unas consecuencias deducibles. Son juicios muy frecuentes porque obligan al análisis y a la deducción sintética, al pronunciamiento ideológico. Estos juicios se basan en la experiencia y por tanto permiten predecir y especular.

  6. Juicios hipotéticos: el juicio queda abierto a una o varias hipótesis que se formulan como resultado del análisis del tema tratado. Son propios de los editoriales especulativos y pueden ir unidos a los juicios sintéticos.

  7. Juicios disyuntivos: son juicios adoctrinadores o moralistas que se bifurcan en una alternativa con sus dos opciones. Suelen advertir que si no se sigue por una dirección determinada, sólo queda otra vía y esa es la equivocada.

  8. Juicios categóricos: suelen ser cerrados, concluyentes e inequívocos. Su base argumentativa está en una jerarquía de valores. Funcionan...

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