La propaganda: una campaña vigorosa e inmoderada

AutorRoberto Villa García
Páginas79-112

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1. Los motivos propagandísticos: la imagen del adversario

La campaña en Navarra y en las provincias vascas tuvo contenidos muy semejantes a los del resto del país, esto es, muy esquemáticamente: el antimarxismo, la fuerte crítica a la labor del gobierno presidido por Azaña y la excitación del miedo al bolchevismo si la izquierda triunfaba, por parte de las derechas; el antiderechismo (denominado "antifascismo" en la propaganda) y la excitación del miedo al nazifascismo, por parte de los socialistas; y el "ni los unos ni los otros" de los radicales y de sus ocasionales aliados en la izquierda y la derecha republicana. Las propuestas programáticas, aún existiendo, quedaron en un plano secundario respecto a los anteriores motivos. No obstante, el tema de la autonomía, que se había convertido en el caballo de batalla del nacionalismo, adquirió tal importancia en la campaña que sirvió, como vimos, para deslindar las opciones políticas. A la hora de las alianzas, el binomio autonomistas / antiautonomistas tuvo una importancia similar al de izquierda / derecha o al de catolicismo / laicismo. En los sectores de la derecha vasco - navarra se tradujo en desunión y en fuertes disputas públicas entre nacionalistas y tradicionalistas a través de sus órganos afines de prensa. En definitiva, buenas dosis de apasionamiento y desmesura que prometían unos comicios no sólo emocionantes sino también emocionales, en cuanto que el mensaje trató de convencer tocando más la fibra sensible del elector que apelando al raciocinio.

a) La propaganda de las izquierdas

En este ámbito político destacó la propaganda realizada por el Partido Socialista y por las conjunciones republicano - socialistas de Vizcaya y Álava. Mucha menos importancia tuvo la desarrollada por el minúsculo Partido Comunista de España, que insistió en temas recurrentes de su programa (instauración de los comités de obreros y campesinos, confiscaciones de fincas de terratenientes y entrega de éstas a los jornaleros, nacionalización de la industria, de la banca, de transportes y de medios de comunicación, aumento general de salarios y jornada de siete horas, subsidio de paro, expulsión de órdenes religiosas y confiscación de sus bienes, desarme de las fuerzas de orden público y entrega de las armas a obreros y campesinos, etcétera), aunque con un punto específico para el País Vasco: el rechazo al proceso autonómicoPage 80 y la liberación de "Euzkadi" como pueblo oprimido junto con el gallego, el catalán y el marroquí140. Este programa venía sazonado con una fuerte crítica a la "República burguesa" y al PSOE. Se acusaba al socialismo de haber traicionado al proletariado, vendiéndose y apuntalando el régimen burgués, y se hacía un llamamiento a los obreros a crear Frentes Únicos sin la participación distorsionante de la izquierda republicana141.

La propaganda más relevante, la republicano - socialista, no tuvo ese marcado carácter antisistema. No obstante, cabía advertir cierta diferenciación entre los sectores del PSOE más colaboracionistas con "azañistas" y "dominguistas" y los grupos más reacios al pacto, generalmente más extremistas y menos entusiastas por el mecanismo del sufragio como vía para solventar las diferencias entre las clases. En Vizcaya, el diario prietista El Liberal y el semanario La Lucha de Clases representaban estas dos posturas. El primero había apostado, como vimos, fervientemente por la unidad con los republicanos. Además, su propaganda se orientó a captar a sectores concretos de la población (mujeres, jóvenes, trabajadores) mediante una defensa de las ventajas sociales que había traído la República, de la continuación en la mejora de las prestaciones del Estado y de la legislación laboral y, desde luego, excitando el miedo contra una victoria de la derecha españolista o nacionalista. Esto supondría, para el diario, el retorno a la miseria y a la semiesclavitud.

La captación del voto femenino fue el aspecto más novedoso, y casi el más importante, de la campaña de El Liberal. Prácticamente, desde el comienzo de la propaganda, en todos sus números aparecía un artículo apelando a la mujer para que apoyase a la izquierda, ya sea en portada o en las páginas interiores. Uno de los mejores botones de muestra es éste, titulado "La mujer ante las urnas" y firmado por "una sirvienta", y que aparece en la edición del 16 de octubre:

"Mujer trabajadora: por primera vez vamos a participar las mujeres en las luchas políticas del país gracias a la República.

Tú, mujer, si eres madre, por tus hijos: si no lo eres, por tus padres y tus hermanos, que sufren el hambre y la miseria, producto de la sociedad burguesa, debes aprestarte a impedir que el dolor siga atenazando a los tuyos.

La mejor ocasión se te presenta con motivo de las elecciones del día 19 votando la candidatura integrada por republicanos y socialistas.

No olvidéis, mujeres, lo ocurrido en 1908, cuando las damas catequistas, muy patriotas, muy religiosas, daban escapularios en el puerto de Barcelona a los soldados, hijos de trabajadores, para que fueran al matadero africano mientras los suyos se quedaban en casa.

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No olvidar la guerra de Marruecos y menos el desastre del año 1921, que constituyó una de las páginas de mayor ignominia de la reacción que dominaba a España.

Frente a todas las fuerzas de derechas se levanta la de los socialistas y republicanos, que son los que han de establecer mejoras para todos los trabajadores.

Nosotras, las sirvientas, tenemos que votar por las izquierdas, porque gracias a la República vamos saliendo de una esclavitud en el que nos han tenido sumidas esas señoronas que nos explotan inicuamente, haciéndonos trabajar como bestias, mal alimentadas y peor pagadas.

Por la República somos cada vez más libres y debemos hacer todo lo posible porque, al igual que a los demás obreros, nos alcancen las leyes sociales, incluso la de Jurados Mixtos, para desde ellos establecer las bases de trabajo que regulen la jornada y el sueldo.

Si votáis a los bizkaitarras, carlistas y demás enemigos de los obreros, en lugar de mejorar estaréis peor.

Mujeres: ¡Por vuestro bien votad la candidatura republicano - socialista!"142

La propaganda para la captación del sufragio femenino se hizo, eso sí, cada vez más intensa conforme se acercaba el día de las elecciones. El Liberal, con grandes titulares, pedía de nuevo su apoyo semanas más tarde con argumentos más sentimentales:

"Mujer: rebélate contra la miseria. ¡Votad con las izquierdas!

Con el hijo en los brazos, mujer proletaria, pon los ojos en tu vida. ¿Dónde está la alegría? De muchacha, a la fábrica: de adulta, al fogón. Tú sólo estás autorizada para decir que la vida es un valle de lágrimas. Tú sóla. Porque el desequilibrio de una sociedad injusta te lo ha segado todo. Incluso la salud para tus hijos, que no pueden ser sanos cuando el jornal es escaso, la casa miserable y la leche con que lo amamantas floja. ¡No te conformes! Rebélate contra la misera, álzate contra ella. Nadie ha dicho que tú necesites ser sacrificada. Nadie. Ahora es ocasión de que se oiga tu protesta. ¡Vota con las izquierdas! Entrega tu confianza a quienes detestan una República corta, amiga de los paños calientes. ¿Estatuto? El de tu vida. El de tus hijos. Ese Estatuto por encima de todo lo demás. Con tu hijo en brazos y en la conciencia el balance de tu vida. ¡Vota a las izquierdas! ¡Rebélate contra la miseria del jornal escaso!"143.

Sin embargo, tampoco se olvidó de los sectores masculinos tradicionalmente sufragistas de la izquierda. Cada día se insertaba propaganda dirigida a los grupos profesionales más importantes dentro del movimiento sindical:

"Obrero: las derechas amenazan tus conquistas sindicales

Obrero: ¡Atención a las jornadas largas y a los salarios cortos! Detrás de una victoria de las derechas, agazapada, está la amenaza contra tus conquistas sindicales. Toda la irritación patronal contra los Jurados Mixtos no es otra cosa que despecho.Page 82 Despecho de no poder mandar a su antojo, por impedírselo la ley de contratos de trabajo. Irritación ante la idea de que se apruebe el control obrero, según la promesa republicana. Las derechas espían tus descuidos. ¡Alerta! Amplía tu radio de acción de sindicado con la papeleta electoral. ¡Vota a las izquierdas! Todavía más: reclama de ellas que empujen la República hasta sus últimas consecuencias. Que tu esfuerzo diario inspire tu ambición. Tú para la República, la República para tí. Apártate de toda debilidad que pueda aclimatar en España el fenómeno italiano o el alemán. Cuando la papeleta electoral no te sirva para alejar ese peligro, aléjalo a martillazos. Pon en marcha tu acción de un futuro noble. ¡Vota a las izquierdas!144".

Esta propaganda sectorial sería dirigida, posteriormente, a otros sectores como a los trabajadores no sindicados, a las jóvenes, a las mujeres obreras, a los marineros y a los tostartekos145. Pese a su relativa contundencia, existía en su mensaje una moderación que no tendía a destruir el sistema republicano. Al contrario, esa posibilidad quedaba más abierta en La Lucha de Clases. Ya en su número del 26 de octubre afirmaba en su titular que: "El triunfo de nuestros diputados es un paso hacia la Revolución social. Démoslo de una manera firme"146. Un artículo de Sócrates Gómez, sirvió para relativizar la...

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