Prólogo

AutorAntonio-Enrique Pérez Luño
Cargo del AutorUniversidad de Sevilla
Páginas17-26

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En el horizonte bibliográfico de la Filosofía del Derecho, existen obras de ancha fama y escaso influjo. Otras aportaciones poseen una impronta intelectual más plena, porque aciertan a conjugar su difusión y conocimiento con su capacidad transformadora de los métodos, conceptos y temas que constituyen el núcleo científico de esa disciplina. A esta última modalidad pertenece la trayectoria doctrinal del profesor Ernesto Garzón Valdés.

Mérito incuestionable en la propagación de nuevas formas de entender y de hacer la reflexión filosófica sobre el Derecho corresponde, en efecto, al profesor argentino Ernesto Garzón Valdés. Formado en la Escuela de Buenos Aires, de la que es uno de los más cualificados exponentes, autor de una importante Tesis doctoral sobre la «naturaleza de las cosas» en el pensamiento germano contemporáneo, dirigida por Juan Carlos Agulla, y profesor durante muchos años en la Universidad alemana de Maguncia. Su disponibilidad y generosidad intelectuales, aunadas a su solvente conocimiento de la cultura jurídica y, en particular, del pensamiento analítico, asumido desde un amplio y plural estudio de la filosofía moral, jurídica y política, han propiciado la fecundidad de su magisterio, del que se han beneficiado un nutrido sector de las más recientes promociones de filósofos del derecho alemanes, españoles y latinoamericanos. Su magisterio ha hallado firme continuidad y fecunda impronta en varios centros universitarios de Europa y América.

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Garzón Valdés, intelectual siempre alerta, ha sabido captar los temas y cuestiones de mayor calado y repercusión para la fase actual de la filosofía jurídica, moral y política y ha sabido también suscitar, con enérgica y ejemplar eficacia, la atención de los estudiosos hacia el análisis de esos problemas. Su virtualidad para suscitar debates intelectuales resulta incuestionable. Las polémicas doctrinales sobre materias tan acuciantes como: el paternalismo jurídico, los deberes positivos, los límites de la tolerancia, las fronteras entre lo íntimo, lo privado y lo público, la problemática ético-jurídica de los trasplantes, la tensión entre la universalidad y la diversidad cultural, la protección del “coto vedado” de los derechos…, han generado una viva y fértil discusión entre juristas y filósofos del derecho, la moral y la política en estos últimos años. Ese debate sería inimaginable de no haber contado con la provocación y el estímulo intelectual de Garzón Valdés.

El estudio de algunas de las cuestiones más debatidas y abiertas de la cultura jurídica, ética y política contemporánea exige, por lo dicho, iniciar un diálogo teórico con los planteamientos de Garzón Valdés. Ello supone un incentivo para afrontar el estudio de la figura y la obra de ese pensador. Pero, al propio tiempo, asumir esa tarea comporta importantes riesgos intelectuales. Una personalidad dotada de una inquietud científica que le ha llevado a ocuparse, con idéntica densidad de estudio, de lo que, siguiendo el ejemplo de la cultura italiana, pudiéramos denominar “i temi caldi”, o sea, los temas más candentes de nuestra coyuntura y que lo ha hecho desde el enfoque metódico de distintas disciplinas, plantea serias dificultades al investigador que desee hacerse cargo de su pensamiento. A la amplitud de su obra escrita, se añade la pluralidad disciplinaria de su elaboración. Porque no se debe resbalar sobre la circunstancia intelectual que hace de Garzón Valdés, no sólo un filósofo del derecho, sino a la par un científico y sociólogo de la política, cuyas indagaciones sobre la problemática actual latinoamericana resultan en extremo iluminadoras, así como un filósofo moral que no ha dudado en afrontar, con lúcida eficacia, algunos de los dilemas éticos más acuciantes de nuestro tiempo.

Para conocer, interpretar y exponer el acervo doctrinal de Garzón Valdés se hace necesario contar con dosis equilibradasPage 19 de vocación, erudición y sentido crítico. Lo primero implica una de cidida actitud de generosidad. Sólo un intelectual generoso, cuya vida de estudio se nutre de una vocación profunda, siente el afán de penetrar en otras vidas intelectuales para captar su sentido, para entenderlas y hacerlas accesibles a los demás. Esa vocación no está exenta de esfuerzo pues no hay método seguro para acertar con la clave arcana de un pensamiento ajeno. Se precisa, por tanto, de una gran dosis de erudición tendente al acopio y manejo de un ingente aparato crítico-bibliográfico. El estudio riguroso de la obra de Garzón Valdés hacía necesario conocer su dilatada producción...

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