Prólogo

AutorCarles Manera
Cargo del AutorCatedrático de Historia e Instituciones Económicas
Páginas7-9

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Conocí a Manuel Avilés una tarde-noche de noviembre, en casa de un amigo común. La excusa del encuentro de gente dispar era ver uno de los clásicos de fútbol, un Barcelona-Real Madrid, comentar el partido, con los asistentes divididos en sus opciones, como pueden suponer, cenar y, simplemente, pasarlo bien.

En estos casos, cuando uno va a una reunión en la que desconoce a parte de sus interlocutores siempre intenta ser precavido, observador, cauto. Bueno, al menos esa es mi forma de proceder. Pero debo confesar que con Avilés la cosa no funcionó totalmente. Enseguida se entabló a lo largo de la velada una cierta complicidad, motivada, entre otras cosas, por su excelente sentido del humor y su gran capacidad para contar historias reales. Les conieso que quedé fascinado al conocer episodios de la etapa de Avilés en su largo trasiego como responsable de prisiones por España, de los que tenía referencia a través de los medios de comunicación.

Además, a medida que he ido conociendo a este recto funcionario, he valorado muchísimo otra vertiente: su gran bagaje cultural. Una mochila poderosa que tiene en sus libros un exponente claro. Me mandó alguno de ellos, de índole dispar: unos de carácter más profesional y técnico, y otros con tintes más novelescos. En cualquier caso, el verbo grácil y la redacción precisa me hicieron pensar que este tipo era algo más que el director de un centro penitenciario.

Y aquí tienen ustedes una muestra de lo que les digo. El libro que me honro en prologar cuenta con aportaciones de gran profundidad en un ámbito en el que soy un total ignorante. Pero el pórtico de la obra es delicioso por dos motivos esenciales. Primero, porque el texto enlaza argumentos que van más allá de la simple descripción, aderezados por citas de total solvencia. Miren: cuando alguien recuerda, con rigor (sin citar por citar, que uno ya es perro viejo en el oicio de enseñar e investigar) a Freud, Engels, Marx, Maquiavelo, Erasmo, Cervantes, Gerald Brenan, Ortega y Gasset, Castilla del Pino, Proudhon, Bakunin...¡hasta a Aristóteles y a Platón! Oigan, quien hace eso es que tiene la cabeza en orden, y el desile de esos próceres no obedece a una vomitona "intelectualoide".

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Pero permítanme que indique, además, ejes clave de esta contribución y así paso al segundo motivo, tras el descrito líneas arriba.

El trabajo relexiona sobre:

  1. El poder. Lo hace en una dimensión muy amplia, en la que se entremezclan factores de carácter más...

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