Prólogo

AutorLuis Enrique de la Villa Gil
Cargo del AutorCatedrático Emérito de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Autónoma de Madrid. Presidente Honorario de la Asociación Española de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Abogado, Socio de Roca Junyent.
Páginas21-23

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... la vida, culto amigo, la vida que no tiene respeto para los elegidos por los dioses ...

ÁLVARO SALVADOR (1950), Catulularia.

Alain de Botton (1961), ese escritor polifacético difícilmente catalogable, afirma en su obra Miserias y esplendores del trabajo1, que cabe la posibilidad de hacer poesía del Trabajo cuando se trabaja sin compulsión económica, porque la actividad laboral, entonces, es uno de los pocos caminos que pueden hacernos dichosos. Es una tesis controvertida, desde luego, pero que viene como anillo al dedo para revivir a Juan, trabajador infatigable y sumamente feliz cuando trabajaba y cuando paladeaba los frutos de su trabajo.

En realidad este libro es un dato material para recordar a Juan, esa gran persona y excepcional jurista reconocido por cuantos le trataron y leyeron, cuya voz seguimos oyendo pese al sonido silencioso de los párpados cerrados. Un homenaje que querría haber sido de todos, de los muchos y buenos laboralistas que ahora son en España, voluntad manifiestamente irrealizable que, ha dado paso, a la gente de su generación y a quienes han tenido con el homenajeado relaciones más intensas.

Pese a todo, el libro es objetivo antes que subjetivo porque su protagonista es el Trabajo, al que Juan hubiera cedido siempre la primogenitura. La evocación sentimental a Juan está ya hecha en el excelente recopilatorio de la Asociación Española de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, de 20082, siguiendo el modelo que la

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propia Asociación había iniciado con el homenaje a Manuel Alonso Olea, en 20043.

Tocaba ahora resaltar su máxima significación académica, obsequiándole una obra original en su diseño y ejecución.

Los dieciocho coautores que en ella escribimos, nos hemos preocupado de ofrecer una visión global del hecho social trabajo, si no en todas sí en la gran mayoría de sus manifestacionesdesde luego en las más relevantesy lo hemos hecho, creo, sin compartimentos, sumando las voluntades para que el estudio de cada uno sea un simple complemento de los estudios de los demás. Por bella, debe ser cierta la sentencia de Newton (1643-1727)filósofo de la ciencia, pilar del progreso de la humanidadque trata de la necesidad de ver la unidad como la variedad y la variedad en la unidad como la ley suprema por la que se rige el universo.

De tal modo que mis expectativas, al concebir este homenaje para Juan, han quedado desbordadas por el resultado unitario y uniforme conseguido, lejos de las partes reunidas...

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