Prólogo

AutorJuana Mª Serrano García - Natividad Mendoza Navas
Cargo del AutorProfesora Titular E.U. CEU de Talavera de la Reina. UCLM - Profesora Titular EU. CEU de Talavera de la Reina. UCLM
Páginas7-9

Page 7

El fenómeno migratorio es una realidad compartida por todas las sociedades occidentales, pues, no en vano, en los últimos diez años, hemos asistido a un cambio radical en este orden. España, que aún tiene un millón y medio de emigrantes viviendo en el extranjero, se ha convertido en un país atractivo para la inmigración. A ello se añade que la inmigración es un factor de desarrollo económico y de progreso social pero también supone un reto para la convivencia y la cohesión social; lo es especialmente en aquellos países que, como el nuestro y la mayoría de países europeos, han desarrollado programas de bienestar social que se ven presionados por la extensión de su cobertura a la población inmigrante. Por esta razón, sólo si se abordan de forma adecuada y con recursos suficientes las cuestiones que genera la inmigración, se convertirá en un fenómeno positivo para todos.

Ciertamente, la llegada de inmigrantes provoca sentimientos contradictorios en nuestra sociedad, dado que una parte considera que nos encontramos ante un factor que puede contribuir al dinamismo económico y cultural y que, al mismo tiempo, puede moderar nuestra caída demográfica; mientras otro sector de la sociedad percibe la inmigración con creciente inquietud, e incluso, con cierto rechazo.

A nuestro juicio, la inmigración constituye un factor de dinamismo y progreso, siempre que sean capaces los Estados y, especialmente, la Unión Europea de impulsar una política coherente en materia de recepción de inmigrantes, así como una política comprometida y realista de cohesión e integración social.

Sin embargo, a nivel estatal, mientras no exista una política europea clara en esta materia, este tema está siendo muy sensible a los cambios políticos. A estos efectos no hay más que ver que en nuestro país en un corto periodo de tiempo la Ley Orgánica de Extranjería ha sufrido varias modificaciones, la última producida por el Real Decreto 2393/2004, de 30 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social. El citado Real Decreto se aprovecha para incorporar al ordenamiento jurídico español el acervo de la Unión Europea sobre la materia que no había sido objeto de trasposición aún, como sucede con la Directiva 2003/9/CE de 27 de enero, relativa a normas mínimas de acogida de los solicitantes de asilo, como el nuevo reparto de competencias resultante de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR