Prólogo
| Autor | Tomás de la Quadra-Salcedo |
| Cargo del Autor | Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III |
| Páginas | 11-20 |
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El libro del Profesor Palomar Olmeda propone una reflexión y soluciones para un tema viejo como el de la organización en la Administración Pública. Organización que cobra sentido en la perspectiva del principio de eficacia que le dota de una dimensión más profunda. No se trata de elucubrar en el aire sobre la organización administrativa, sino de enfrentarse a la cuestión desde los requerimientos de un Estado social y democrático de Derecho que incluye entre sus principios el de eficacia. De un Estado que está descentralizado política y administrativamente y que, a la vez, ha transferido una parte de sus competencias a la Comunidad Europea.
Es en ese contexto en el que se propone el autor abordar el estudio de la Administración. Lo primero a señalar es que el estudio de la organización administrativa parece una tarea inacabada e inacabable. En ese sentido es digno de elogio el empeño de Palomar en insistir una vez más en el tema y hacerlo tratando de ofrecer perspectivas nuevas. Visto desde fuera, el esfuerzo puede parecer interminable y ello puede conducir a la melancolía. Y sin embargo no es más inacabable que la epopeya del hombre sobre la tierra: siempre vieja y, sin embargo, siempre radicalmente nueva.
Si se trata de rastrear la antigüedad del problema de la eficacia de la Administración y de su organización podemos tomar como referencia esa obra universal que es "El Quijote", ahora que entramos en el IV centenario que nos disponemos a celebrar, obra en la que ya aparecen aunque sea con algunas pinceladas muchos de los problemas que
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aquejan al gestor público - el retraso en la tramitación de los expedientes, la corrupción, las luchas por la competencia - aunque sea la Administración del Estado absoluto. Aparecen los problemas y también las soluciones, pues, en la ínsula de Barataria pretenden encontrarse, aunque sean más o menos arbitristas, pero en todo caso dan cuenta de la sensación de que hay un problema tan viejo como el hombre. Por cierto que con el nombre de "Insula Barataria" existe hoy en nuestro país una fundación de capital público que persigue el fomento de acciones que tiendan a poner al alcance de todos los ciudadanos de una determinada Comunidad las ventajas que aporta la sociedad de la información y el conocimiento; ponerse bajo la advocación de ese nombre parece indicar que se comparte que esa Ínsula de ficción implicaba una crítica a la realidad existente en la época y un intento de solución a tono con la novela.
No es el único reflejo en la literatura de los problemas de la Administración o de critica a la misma que se da por supuesta. Larra dejo escritas páginas muy certeras sobre algunos de los vicios que aquejan al aparato administrativo y muchas de las cosas que él dijo pueden pare-cer en algún sentido muy actuales.
En todo caso lo que pone de manifiesto esta ligera incursión en la literatura no es otra cosa sino la persistencia en el tiempo de problemas que parecen los mismos. Esa persistencia puede llevar al desaliento de los estudiosos o a los que se acercan al tema con ánimo de encontrar la solución a los problemas actuales, lo que no es el caso de Palomar que no ha caído en el engaño ni en la desesperanza. Pues nada es más engañoso que confundir la dificultad con la imposibilidad. La propia vida está hecha de lucha y esfuerzo contra las dificultades, las injusticias, la enfermedad o la muerte. Que los problemas sigan persistiendo bajo nuevas formas y que nos dispongamos a afrontarlos no indica sino que estamos vivos y somos conscientes de que cada hora tiene su propia dificultad - cada día su propio afán -, sin que los problemas de la vida o su persistencia nos hagan abdicar de nuestra libertad y nuestra dignidad para superarlos por más que persistan tales problemas siquiera sea bajo formas y perspectivas diferentes.
Afortunadamente persisten, podíamos decir - siempre que igualmente persista la voluntad de enfrentarlos y la puesta en práctica de medidas lúcidas para arreglarlos - porque el hipotético fin de los pro-
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blemas puede ser también el fin de la historia de Fukuyama y, por tanto, en el fondo, el mayor de los problemas: el síntoma de que disfrutamos de la paz del cementerio o de que nos alienamos en el mundo feliz que describía Huxley.
Seguir describiendo la Administración y los retos a los que tiene que hacer frente es una muestra de confianza en la libertad humana y en la capacidad de mejorar las condiciones de vida que es un presupuesto de un Estado que se define como social y democrático de Derecho. Una muestra de confianza en el hombre por más que pueda parecernos la tarea de Sísifo en la que nunca se acaba de avanzar de forma definitiva, sino que, al llegar a la cima de los avances, parece volverse a comenzar de nuevo.
Pues, aunque pueda parecer, a veces, que no se avanza y que los...
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