Prólogo

AutorSalvador Iglesias Machado
Cargo del AutorDoctor en Derecho. Profesor del Centro Asociado de la UNED en Tenerife
Páginas11-14

En 1998, el canadiense Serge Buneau expresó con acierto la condición para que una ciudad tenga legitimidad: "que sus habitantes se sientan bien, seguros y felices. La muerte de una ciudad pasa invariablemente por su abandono progresivo y su deserción. Y las responsables de esta huída son la criminalidad, la violencia y la inseguridad".

Según los datos ofrecidos por el World Resources Institute, la población urbana en el mundo pasará de constituir el 30% en 1950, a representar el 60% en el año 2010 según los cálculos de los expertos. Las grandes ciudades de los países en vías de desarrollo están a punto de superar en dimensiones a las grandes ciudades de los países desarrollados. Diferentes trabajos indican que el crecimiento urbano en sí, suele ser benigno, sólo al coincidir con otros factores como las crisis económicas y un Estado de escasa entidad, que no llega con sus servicios a la población si no es a través de las instituciones de poder y represión, puede contribuir a la violencia.

Parece incongruente que se produzca una notable mayor alarma social como consecuencia de la acción de la pequeña delincuencia urbana, la de los tirones de bolsos, pequeños hurtos, actos vandálicos, violencia entre jóvenes, etc., que los cientos de muertos mensuales en las carreteras que sufrimos los países desarrollados tanto como los que están en vías de desarrollo. O incluso que los homicidios, siempre que se sepa que sus motivaciones son pasionales o el resultado del ajuste de cuentas.

Cuando la inseguridad subjetiva, aún con más fuerza que la objetiva, se adueña de la gente, se produce la desconfianza hacia el sistema, pierde credibilidad ante los ciudadanos, crece el egoísmo, se potencia la agresividad, la insolidaridad se extiende y se termina por socavar los fundamentos democráticos.Page 12

La percepción de inseguridad, que a veces sólo está unida a la realidad por un débil hilo, genera en la sociedad un temor desproporcionado a ser víctima de un delito, con respecto a la posibilidad real de serlo. Y este temor es aún mayor si la actividad violenta es desarrollada por grupos de jóvenes con algún tipo de organización.

La seguridad ciudadana está en el debate público en el mundo occidental desde la década de los setenta del pasado siglo y desde entonces no ha dejado de ser una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. Los delitos se masificaron en las grandes ciudades y la violencia se incrementó. La respuesta de los poderes públicos fue, en...

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