Prólogo

Páginas15-17
AutorCarlos Gómez Ligüerre
PRÓLOGO
Hay pocas actividades en las que la identidad y confianza con un pro-
fesional sean tan relevantes como lo son en la cirugía. El paciente pone su
vida en manos de un especialista y en muchas operaciones, desde luego
en las más complejas y arriesgadas, el paciente yace anestesiado en la
mesa del quirófano mientras el médico salva su vida. Quizá por eso, por
lo personal de la relación entre médico y paciente, por lo complejo de la
actividad del cirujano y por la ausencia de control por parte del beneficia-
rio final de la prestación, la cirugía parece menos proclive a la automati-
zación que otros ámbitos de actividad.
El trabajo que ahora se introduce evidencia que no es así. La cirugía
no es ajena a la tecnología y tampoco, incluso, a la realización de deter-
minadas labores médicas, hasta ahora ejecutadas por profesionales, que
pueden ser sustituidos por robots. Al menos —y, conforme al estado ac-
tual de la tecnología— en algunas de sus funciones. Ya es así, de hecho, en
muchos ámbitos de la medicina. La novedad a la que se dedica el trabajo
concierne a la cirugía. Y allí está la novedad del fenómeno, la relevancia
del estudio y su pertinencia.
El trabajo es exhaustivo. Su autor da razón de la regulación existente.
Lo hace de manera clara y precisa y ofrece una panorámica completa de
una normativa variada y dispersa, repleta de remisiones y, en su mayor
parte, de difícil comprensión para quien no dispone de conocimientos
médicos. Es de especial interés la explicación sobre el procedimiento de
homologación y clasificación de productos sanitarios. Tras esa explica-
ción, el autor efectúa el encomiable esfuerzo de construir las relaciones
entre esa regulación y la general en materia de responsabilidad por pro-
ductos defectuosos.
Al hacerlo, el trabajo no obvia ninguno de los problemas que plantea
la robótica quirúrgica, desde la responsabilidad derivada del programa
o código informático que la gobierna hasta los problemas derivados de
la identificación del defecto en un contexto en el que la «seguridad que
cabe legítimamente esperar» por parte del usuario es cuestión de extraor-
dinaria complejidad. La identificación de los sujetos responsables es un
problema central. Respecto de ellos, el trabajo contiene consideraciones

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