La progresiva destrucción de la naturaleza y la naturaleza humana. Sobre el transhumanismo y el posthumanismo

AutorJuan Fernando Segovia
Páginas49-81
LA PROGRESIVA DESTRUCCIÓN DE LA NATURALEZA
Y LA NATURALEZA HUMANA
Sobre el transhumanismo y el posthumanismo
Juan Fernando SEGOVIA
CONICET y Universidad de Mendoza (Argentina)
«Hoc autem scito, quod in novissimis diebus instabunt tempora periculo-
sa: erunt homines seipsos amantes» (SAN PABLO, II a Timoteo 3, 12).
Presentación:
Entre el ayer y el hoy
1. MODERNIDAD/HUMANISMO, POSTMODERNIDAD/POSTHUMANISMO.
PRIMERA APROXIMACIÓN A LA DESNATURALIZACIÓN HUMANA
La nuestra es una época de prefijos: de los «neo», con el que referimos algo viejo vestido
de novedad, como si lo pasado continuara travestido; de los «trans», que dice de lo que está
cambiando, de lo que vive en transición buscando trascender lo que era; y de los «post», con
que evocamos algo que está adviniendo y que va más allá de lo conocido pero que no atinamos
a ver claramente en su superador despliegue actual. Esta época nuestra de «neo», «trans» y
«post» trabaja sobre un terreno habitual en el que emergen invenciones y descubrimientos
que aparentan ser las primicias de lo desconocido o misterioso pero que aún conservan el olor
rancio de lo vetusto.
Esto nuevo/viejo que tenemos ante nuestros ojos es la desnaturalización del hombre. El
proceso de desnaturalización humana inició con la Modernidad que pretendió dejar atrás la
naturaleza para darle otra prohijada por la libre voluntad. La naturaleza, para la Modernidad,
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era «lo otro», lo que no somos, en primer lugar el mundo físico 1, que carece de libertad y que
es ajeno al hombre; pero también la naturaleza de lo humano, es decir, la condición del hom-
bre primitivo, el estado de naturaleza del pre-hombre. El pensamiento moderno desarrolla
técnicas y estrategias de abandono del hombre natural en busca del ciudadano, el hombre de-
mocrático, el sujeto de derechos, el individuo racional, el hombre cultural o moral, la persona.
Todos estos hombres inventados en la Modernidad son, en algún sentido, «lo posthumano» 2
en tanto que han sido desnaturalizados 3. En la desnaturalización del hombre lo único que se
conserva, y que nos permite hablar todavía de «el hombre», es su voluntad radicalmente libre,
su radical aspiración a una libertad no determinada a nada, la autodeterminación, porque no
hay nada más humano que poder disponer de nuestra humanidad 4.
La concepción de la naturaleza humana desde el siglo XVII, contra la que se reacciona
en estos días, es la del racionalismo moderno, ese «ojo ciclópeo y autosatisfecho del sujeto
dominante», dice la feminista radical Donna HARAWAY 5. Esa concepción ya no se sostiene.
La marea posmoderna ataca la idea moderna del sujeto racional. Con FOUCAULT se dice que
el hombre es un invento reciente, de no más de dos siglos, producido por el saber y el poder
dominante de estos tiempos, un pliegue o desgarrón de la maquinaria imperante que desapa-
recerá en cuanto la configuración de saber/poder adopte una nueva forma 6.
Esa nueva forma es hoy la del transhumanismo y el posthumanismo 7. El posthumanismo,
nacido del entrecruzamiento de la biología y las novísimas tecnologías, es una modalidad de
la «deconstrucción del constructo moderno que se llama hombre o individuo racional», una
1 Sintetizo bruscamente un panorama intelectual que sé más complejo. Cfr. Tim CLOUDSLEY, «Ideas of na-
ture in the European imagination», History of European Ideas (London), vol. 20, núms. 1-3 (1995), pp. 333-340; y
Keekok LEE, The natural and the artefactual, Lanham, Lexington Books, 1999, cap. 3. Aunque no trataré de la na-
turaleza en el sentido físico, en nuestros días hay una vinculación evidente entre la no-humanidad de la naturaleza
(por caso, en los ecologistas) y la no-naturalidad de lo humano (como en el posthumanismo). El posthumanismo
elimina la distancia entre lo natural y lo humano porque no admite una ontología de las especies y la reemplaza por
una «ecología» de la co-creación o interdependencia de lo material en todas sus formas (animal/hombre/máquina).
Véase David ALBERTSON y Cabell KING (eds.), Without nature? A new condition for theology, New York, Fordham
University Press, 2010.
2 Cómo la Modernidad preparó los desvaríos del posthumanismo porque en ella está preanunciada la ne-
gación de la naturaleza humana, es tema del monumental libro de Dalmacio NEGRO, El mito del hombre nuevo,
Madrid, Encuentro, 2009.
3 Las ideas políticas modernas buscan ese salir de la condición natural de la humanidad por medio de una
convención (el contrato social) que construye un artificio transformador (el Estado) y hace del hombre natural
un ser moral. El soberano poder estatal se construye sobre la base del miedo a la vuelta a lo natural del hombre:
el artificio/Estado domina una naturaleza humana peligrosa (si no maligna) pero no puede evitar el riesgo de un
retorno al estado de naturaleza. Es la historia del contractualismo. De ahí que para los modernos la naturaleza es a
menudo «otro» del que intentamos separarnos y del que no obstante dependemos, que intentamos controlar pero
que generalmente se nos escapa, como dice Michael M. J. FISCHER, «Emergent forms of un/natural life», en David
ALBERTSON y Cabell KING (eds.), Without nature?, cit., p. 241.
4 Sylvain LUQUET, «Le transhumanisme du crépuscule», Catholica (Paris), núm. 135 (2017), p. 104.
5 Donna J. HARAWAY, Simians, cyborgs and women. The reinvention of nature (1991), traducido al español
como Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid, Ed. Cátedra/Universitat de Valencia/
Instituto de la Mujer, 1995, p. 331. La edición que empleamos compila diversos trabajos de la autora, entre ellos en
el cap. 6 su célebre Manifiesto cyborg, comenzado en 1983, publicado en 1985 y cuya versión definitiva es de 1991.
6 Michel FOUCAULT, Les mots et les choses, une archéologie des sciences humaines (1966), versión en castella-
no: Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Barcelona, Planeta, 1984, pp. 8-9.
7 Sobre la relación postmodernismo/posthumanismo, véase Wolfgang WELSCH, «Postmodernism-Posthu-
manism-Evolutionary anthropology», Journal of Posthuman Studies (Pennsylvania), vol. 1, núm. 1 (2017), pp. 75-
86. El posthumanismo rechaza la identificación con el posmodernismo, no obstante, está claramente marcado por
grandes temas posmodernos, a los que da una vuelta de tuerca. Los posthumanistas reconocen su deuda con los
posestructuralistas franceses en su crítica a la «diferencia ontológica» heideggeriana de lo humano y lo animal (más
ampliamente: la cuestión del ser y el relato del Génesis). El posestructuralismo, además, niega el creacionismo y
se inclina por las tesis evolucionistas. También fueron los posestructuralistas quienes, frente a la definición de lo
humano por la racionalidad, rescataron de diversa manera la centralidad del cuerpo y de lo animal. Véase el texto
LA PROGRESIVA DESTRUCCIÓN DE LA NATURALEZA Y LA NATURALEZA HUMANA 51
manera radical de la crítica/desacople de la concepción esencialista del hombre de la primera
Modernidad dicha humanista, porque el hombre no sería más que «la espuma de la ola» de
la vida material.
En lo que a mí concierne —el estudio de sus implicaciones para la naturaleza humana—,
se torna indispensable remontarse a los conceptos clásicos de naturaleza y de hombre para
comprender lo revolucionario de las actuales tendencias. En una primera parte resumiré las
líneas centrales de ese concepto de naturaleza humana; en la segunda describiré cómo entien-
den transhumanistas y posthumanistas al sujeto posthumano; en la tercera me preguntaré por
las consecuencias del polimorfismo posthumano para el derecho y la política; y en la cuarta
parte, la final, avanzaré un juicio sobre el posthumanismo.
Primera Parte:
La naturaleza humana
2. NATURALEZA Y NATURALEZA HUMANA 8
Naturaleza como «principio de movimiento o de operación»
Para los griegos la naturaleza no es un término solamente físico; hay una naturaleza en
sentido metafísico que designa el principio de movimiento (desarrollo) y de acción de cada ser
(ente), un conjunto de propiedades intrínsecas que tienden ellas mismas a realizar la perfec-
ción del ser 9. Como el principio del movimiento del ser puede provenir de la materia o de la
forma, se sostiene que la naturaleza refiere primeramente a la forma que completa la esencia;
o, en palabras de BOECIO, la naturaleza indica «la diferencia específica que informa a cada
cosa» 10. Y en el compuesto que es el hombre, la diferencia específica es la forma que da la
especie, es el intelecto 11. Luego, la naturaleza como principio de operación en el hombre se
sitúa en las facultades espirituales, el intelecto que conoce y la voluntad que quiere 12.
Las cosas que el hombre inventa, los artefactos (los medios técnicos y los instrumentos
tecnológicos) no tienen en sí mismos el principio de movimiento sino que lo toman del hom-
bre que los inventa o aplica 13. La distinción entre hombre y artefacto humano es barrida en
las corrientes tardomodernas que afirman que la tecnología posee el poder de operar por sí
misma, no sólo para transformar la naturaleza física en algo artefactual sino además para ser
copartícipe (co-constitutiva) de la vida humana. Trans y posthumanistas sostienen, con di-
verso fundamento, la co-creación o la co-evolución, la creación o evolución participada de la
naturaleza entre el hombre y la tecnología.
de Jacques DERRIDA, L’an i m a l q u e d o nc j e s u is (2 006), vertid o al es pañol c omo El animal que luego estoy si(gui)endo,
Madrid, Trotta, 2008.
8 De los varios estudios sobre el concepto de naturaleza sigue siendo fundamental el de Raimundo PANIKER,
El concepto de naturaleza. Análisis histórico y metafísico de un concepto, 2.ª ed., Madrid, CSIC, 1972.
9 ARISTÓTELES, Física, II, 1 192b-193b; Metafísica, V, 4 1014b-1015a. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S. th., I,
q. 29, a. 1, ob 4; q. 39, a. 2 ad 2; q. 115, a. 2 resp; I-II, q. 10, a. 1 resp.
10 SANTO TOMÁS DE AQUINO, S. th., I, q. 29, a. 1 ad 4; q. 62, a. 3 ad 2; q. 76, a. 1 resp; q. 119, a. 1 resp; I-II,
q. 31, a. 7 resp; q. 82, a. 3 resp. La obra de BOECIO que SANTO TOMÁS cita con el título De duabus naturis, es co-
nocida como Contra Eutiquem et Nestorium. El pasaje está en I,55, en el que se afirma: «Natura est unam quamque
rem informans specifica differentia». BOECIO, «The theological tractes», en Boethius, Britain, The Loeb Classical
Library, 1918, p. 80.
11 SANTO TOMÁS DE AQUINO, S. th., I, q. 63, a. 4 resp.: «Intellectivum principium sit propria hominis forma».
12 SANTO TOMÁS DE AQUINO, S. th., I-II, q. 10, a. 1.
13 ARISTÓTELES, Física, I, 1, 192b.

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