El Programa de Tratamiento de familias con menores. Un programa dirigido a preservar. A los menores en su entorno familiar

AutorTeresa Rama González
Páginas71-109

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Marco teórico

La infancia va ocupando un lugar cada vez más importante dentro de las sociedades desarrolladas, a medida que éstas se van modernizando. Existe una conciencia social, que asume que los niños conforman un grupo social vulnerable, por su posición de dependencia y de debilidad para acceder a la satisfacción

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de sus necesidades, por lo que existe un alto consenso en admitir que los adultos y las instituciones deben realizar los esfuerzos necesarios, para generar suficientes recursos que garanticen su bienestar.

Existe también un consenso generalizado tanto desde las diferentes disciplinas sociales, Psicología, Sociología, Antropología, Pedagogía, Pediatría, Trabajo Social, etc., como desde el sentir común de la población en general, sobre la importancia de la familia como instancia socializadora y como grupo social primario indispensable para el buen desarrollo psicosocial de los niños.

Se asume que la familia es el marco ideal para conseguir el más pleno bienestar de los menores, por lo que se trata de evitar, en la medida de lo posible, la institucionalización, que va a considerarse una alternativa aceptable, sólo como último recurso.

Sin embargo, hay familias que, por diferentes motivos, no proporcionan los recursos necesarios a los niños para cubrir sus necesidades o que incluso, pueden llegar a ejercer diferentes formas de maltrato, comprometiendo un crecimiento sano de los menores.

El fenómeno del maltrato infantil se ha explicado desde distintos modelos teóricos, que poco a poco, han ido reemplazando la atribución causal desde las características personales de los miembros del grupo familiar, a un planteamiento multicausal, en el que son diversos e interactivos los factores psicosociales que intervienen en su aparición.

Se desarrollan modelos socio interacciónales, que consideran la interacción de los diferentes niveles, individual, familiar y ambiental, en el origen de la ocurrencia del maltrato.

Esta perspectiva interactiva o transaccional concibe el maltrato como una disfunción en el sistema PADRES-NIÑO-AMBIENTE.

Situado en este punto de vista, el Programa de Tratamiento a Familias con Menores, parte de un posicionamiento ecológico-sistémico, que toma como referencia el planteado por Bronfrenbrenner (1979). En dicho modelo la realidad familiar, la realidad social y la cultura quedan organizadas como un todo articulado, y como un sistema que reúne diferentes subsistemas, que se relacionan entre sí de manera dinámica.

En esta misma línea Belsky (1980), conceptualiza el maltrato infantil como un fenómeno determinado por múltiples factores que agrupa en cuatro niveles:

· Desarrollo ontogenético, referido a todo aquello que se relaciona con el proceso evolutivo de una persona y que determina su personalidad.

· Microsistema familiar, referido al contexto inmediato en el que se produce el maltrato. Aquí se incluyen las características del niño, las de los padres, el ajuste marital, los comportamientos concretos de los miembros de la familia y la interacción de todos estos elementos.

· Exosistema, referido a las estructuras que rodean al microsistema familiar y a las relaciones que se establecen entre los mismos.

· Macrosistema, que se refiere al conjunto de valores, creencias, modos de acción, etc., que componen la cultura.

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"Al tiempo que los padres maltratadores entran en el microsistema familiar con una historia evolutiva que puede predisponerle a tratar a los niños de una manera abusiva o negligente (desarrollo ontogenético, existen factores generadores de estrés, tanto en la familia inmediata (el micrositema) como más allá de ésta (el exosistema), que incrementan la posibilidad de ocurrencia de un conflicto entre padre-madre-hijo. El hecho de que la respuesta de un padre o una madre a este conflicto y estrés tome la forma de abuso infantil es una consecuencia tanto de la propia historia de infancia del padre (desarrollo ontogenético) como de los valores y prácticas de crianza infantil que caracterizan a la sociedad o subcultura en la cual el individuo, familia y comunidad se encuentran inmersos (el macrosistema)- (Belsky, 1980: 320).

Desde esta visión ecológico-sistémica del fenómeno del maltrato y de la familia, conviene recordar, que un sistema es un conjunto de elementos en interacción dinámica, en el que el estado de cada elemento está determinado por el estado de cada uno de los demás que lo configuran.

La concepción sistémica de la familia se sitúa en el origen de la terapia familiar, más concretamente del modelo de Terapia Familiar Sistémica (TFS), desarrollado en la segunda mitad del siglo XX. Nos centraremos en esta cuestión, porque los conocimientos, procedimientos y técnicas aportadas por este modelo subyacen en gran medida, en los procedimientos metodológicos del PTF.

Las distintas escuelas de TFS, se han nutrido de la Teorías General de Sistemas, la Teoría de la Comunicación o la Cibernética en la configuración de su cuerpo teórico, al que se suman aportaciones propias, sobre cuestiones evolutivas o estructurales de la familia.

Desde la óptica sistémica, la familia se concibe como "un sistema abierto organizacionalmente, separado del exterior por sus fronteras y estructuralmente compuesto por subsistemas demarcados por límites con diferentes grados de permeabilidad y con diversas formas jerarquización interna entre ellos. Los miembros del sistema familiar organizan y regulan su interacción mediante procesos comunicativos digitales y analógicos, que definen relaciones de simetría y/o complementariedad. Dicha organización se caracteriza por las propiedades de totalidad o no sumatividad, por patrones de circularidad, y por el principio de equifinalidad. El sistema familiar mantiene su organización mediante procesos homeostáticos (por ejemplo, mientras modifica su estructura a través de una serie de fases evolutivas), y la altera mediante procesos morfo genéticos- (Botella; Vilagerut, 2009:4).

Resulta imposible sintetizar en pocos párrafos, los principios que fundamentan el modelo sistémico, así como la enorme complejidad y diversidad técnica de sus intervenciones. Optamos así, por acercarnos a algunos de los conceptos utilizados en la concepción de familia recogida, y que incidirá de manera importante, en la orientación del quehacer profesional de los técnicos.

Nos referimos a la familia como un sistema abierto cuando se habla de que puede ser modificado por el entorno y a la vez, él lo modifica.

Nos referimos, además, a que, por el hecho de ser un sistema, sus miembros interaccionan, y el cambio que exista en uno de sus miembros afecta a todos los demás. Las pautas del sistema no son reducibles a la suma de las acciones de los miembros que la constituyen, sino que todos forman parte de una totalidad.

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La interconexión existente entre las acciones de los miembros implica también que los patrones de causalidad no van a ser lineales, sino que se establecen pautas de circularidad, en el sentido de que una causa determinada no provoca un efecto sin más, sino que ese efecto será causa a su vez de un nuevo efecto y así sucesivamente.

Por otra parte, hablamos de equifinalidad al hacer referencia a que un sistema viviente, a partir de distintas condiciones iniciales y por distintos caminos, puede llegar a un mismo estado final. Un sistema puede alcanzar la misma meta siguiendo diferentes itinerarios en sus procesos. Los resultados a los que llega el sistema no están determinados tanto por las condiciones iniciales, como por la naturaleza de dichos procesos. Esto nos lleva a comprender que idénticos resultados pueden tener orígenes distintos, y viceversa.

La familia entendida como sistema se compone de subsistemas: el subsistema conyugal, el subsistema paterno y el subsistema filial/fraterno o fratría. Los que más han profundizado en el estudio de la estructura familiar son los psicólogos estructuralistas, con Salvador Minuchin a la cabeza. Hacen hincapié en la necesidad de que existan límites precisos que definan cada uno de los subsistemas familiares. Dichos límites entre los diferentes subsistemas, vienen determinados por la cantidad y el tipo de información que fluyen entre ellos. La mala definición de los mismos, por una excesiva permeabilidad o rigidez en el trasvase, provocará con total seguridad conflictos entre los miembros de la familia. Los límites que la familia establece con las personas que no forman parte del sistema familiar, se conocen como fronteras.

Pese a que cuestiones culturales pueden determinar que una estructura familiar sea adaptativa para una familia y desadaptativa para otra, hay también otras cuestiones clave, que no deberían faltar en la organización familiar, y que están relacionadas con la jerarquía familiar y con las alianzas que se establecen entre los miembros de la familia, teniendo siempre en cuenta que nos movemos en el contexto de una sociedad...

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